lunes, 27 de junio de 2011

HISTORIA, HISTORIADORES Y DESAFIOS DEL SIGLO XXI


 Por:
Ángel Custodio Velásquez





            Era una madrugada helada, tan helada que hacía doler hasta los huesos. Como siempre, en la temporada de lluvia en algunas partes de la Sierra de Falcón hace mucho frío. A veces llueve fuerte, escampa y sólo queda el frío; pero en ocasiones se prolonga indefinidamente  una suave y pertinaz lluvia, como la de aquella madrugada, que oponía una fuerte cortina de  niebla a  los rayos del sol que tozudamente buscaban entrar al corazón de la sierra. Ésta   vestía   su acostumbrado e imponente verde oliva; de donde emanaban fuertes y contagiables  energías  y agradables olores no explicados por la ciencia moderna por sus límites cientificistas.

 Fueron llegando por doquier con morrales cargados de bastimento, libros, lápices y materiales de oficina. Unos llegaron completamente mojados y otros protegidos con  impermeables y gorros que, por su aparente color marrón oscuro,   hacía suponer  eran prendas muy viejas, celosamente guardadas y utilizadas para momentos importantes.  Eran  personajes  especiales, sus barbas grisáceas hacían pensar que se trataba de gente poco común, por lo menos, a primera vista, ninguno era de la Sierra; la mayoría con tamaños que superaban la estatura promedio del venezolano; flacos,  encorvados, de miradas profundas, movimientos lentos, hablar pausado y de difícil sonrisa. Nadie los había invitado, por tanto, nadie  de la Sierra los esperaba. Nadie se  imaginaba lo que en ese día sucedería en aquel pequeño bohío  de paja  del pueblo de Curimagua. El pequeño recinto estaba rodeado de  flores multicolores con aromáticos olores, gruesos árboles con frondosas ramas que  hacían una  sombra permanente y desde el techo caían diminutas gotas de agua con una gran  lentitud que se podían contar hasta con los dedos.

Parecía que todo estaba programado y  cada uno sabía lo que tenía que hacer. Todo era muy curioso. Se fueron sentando lentamente en pequeños bancos  de roble con asiento y espaldar tapizado con  esponjas dispuestas en forma vertical para preservar la espalda; y rodearon el  fogón para protegerse del frío. Mientras unos atizaban la candela, otros observaban el entorno como reconociendo el sitio,  se miraban las caras aún mojadas y  sonreían como burlándose entre ellos. La luz tenue de una vieja lámpara de gasolina colocada en el palo mayor de la casa, permitía detallar  particularidades de aquella construcción de origen ancestral.

De pronto, se escuchó un saludo:

 - ¡¡ Cómo están todos!!, ¡ bienvenidos a estas tierras!, retumbó una voz ronca a escasos metros de ellos. La persona inmediatamente empezó a saludar efusivamente a cada uno.

- ¿Cómo estuvo ese viaje?.

Parecían haberse conocido antes  por el trato que se daban. Los recién llegados fueron respondiendo el saludo entre refunfuños.  Minutos después, disfrutaban del rico aroma del café de la Sierra,   suculentas arepas peladas con carne de lapa, cocinadas momentos antes en el fogón por una trigueña alta, también historiadora y discípula de Brito Figueroa que apoyaba en la logística;  trigueña  de pelo negro ondulado que reposaba en una piel azucarada  y de ojos negros grandes los cuales relampagueaban como luces en el fondo de la casa. Las arepas estaban acompañadas de picante criollo y una totuma con abundante jugo de lechosa.

               Brito, ¿por qué eres tan ordinario?, ¿cómo  vas a servirnos en estas cosas tan feas?, rezongó uno de los visitantes, refiriéndose al recipiente  de la comida.

               ¡Ud. no está en Le mosqueé de París, amigo mío!, entre exquisiteces. Ud. está en la sierra de Falcón; ¡Montaña adentro, sabe!. Así se come aquí. Esta es una herencia de los campesinos de esta zona que viene desde el siglo XVI (1512 – 1526, aproximadamente) cuando las etnias Jiraharas se atrincheraron en este lugar, desplazadas desde el Valle por la invasión española. Desde aquí ofrecieron resistencia a la oprobiosa invasión hecha a nombre del cristianismo y el Dios construido por uds que suplantó el politeísmo de nuestras etnias,  respondió de manera dura el autor de Tiempos de Zamora.

               ¡Tú me invitaste a hablar de Historia!. ¿cómo es eso de las “etnias”?. Eso corresponde a la prehistoria ya superada por la humanidad. ¡eso no tiene sentido hoy!. Vivimos en un mundo civilizado marcado por la razón moderna. Eso es un hecho objetivo.

               Disculpa, te voy a responder yo, asintió un señor regordetico con aspecto judío,  cara ancha, de piel blanca como un papel y con una descuidada barba grisácea que le reposaba en  medio del pecho.

               ¿Qué es eso de prehistoria?. Pensaba que ese concepto ya estaba  superado. En  la Ideología Alemana, planteo, entre otras cosas,   hay dos hechos en la vida de los seres humanos que no se pueden soslayar cuando hablamos de historia, óyeme bien, ¡de historia!: 1) la producción de su vida material para su sobrevivencia. Esto es lo que nos separa de los animales; y 2) la incesante reproducción para alargar la  especie. Según tu, Augusto Comte ¿esto no es historia?.  La prehistoria no existe; existe la historia. Ese fue un concepto construido en el proceso de colonización para desconocer a las poblaciones indígenas de otros continentes distintos al europeo. En esto tiene mucha responsabilidad Aristóteles quien estableció los fundamentos filosóficos para no reconocer como gente a los pueblos indígenas del mundo, los cuales fueron considerados y tratados como animales. Eso justificaba su esclavización. ¿Te recuerda cómo esos que tu llamas civilizados casaban como bestias a los africanos, los esclavizaban y eran traídos al territorio de América donde eran vendidos como mulas y luego pasaban a ser propiedad de la aristocracia territorial criolla y  obligados a  realizar trabajos forzados?. Sí, esos a quienes desde tu concepción de la historia que se hizo hegemónica y sirvió de soporte al pensamiento liberal, llaman esclavos; como si ellos hubiesen escogidos esa condición de vida. Además, ¿hasta cuándo vas a seguir repitiendo la fulana objetividad?, si la corriente de pensamiento que ayudaste a fundar, el Positivismo, como le pusiste, muchos de los positivistas actuales han superado ese concepto. Otras corrientes también la han criticado muy duro… Augusto, filosóficamente hablando, es falso que el objeto se refleja en el sujeto y este lo reproduce tal como es. No tomas en cuenta que cuando el sujeto captura lo real lo hace desde la información que tiene, sus principios, concepción del mundo y sus valores. Cuando estas prenociones intervienen,  el carácter objetivo de lo real se pierde. Escucha bien, hay una relación biunívoca entre los seres humanos y lo real. Lo real existe independiente de la voluntad de los seres humanos. En esa relación el sujeto captura la información de lo real, la interpreta y saca sus conclusiones. Con esta información actúa sobre lo real y lo transforma. Lo real transformado contribuye a cambiar el pensamiento del sujeto. Esta relación es interminable en la historia. El sujeto y lo real se condicionan entre sí en un proceso dinámico e interminable. Otra cosa, esa civilización de la que tú hablas es la que tiene al planeta como está: al borde de la destrucción. Tú y el positivismo ayudaron a fortalecer el Estado liberal y el liberalismo económico en el siglo XIX; hoy remozado como capitalismo  neoliberal en su fase imperialista y en decadencia con una crisis de energía, de alimentación, ecológica y de valores, que anuncian la irremediable  caída del capitalismo, tal como lo anuncié hace más de 150 años.

Mientras Carlos Marx hablaba con fogosidad, se sacudía las migas de arepa que le bajaban por su barba que por momentos se tornaba semiblanca y los demás estaban como anonadados con aquel discurso.

               Epa Carlos, no te tomes la vaina para ti solo. No hemos empezado.¡ Come tranquilo, primo!, ¡te va a caer mal la comida!, interrumpió Brito Figueroa con alta dosis de jocosidad… Con aquella respuesta de Marx, Augusto Comte quedó enmudecido.

A esto agregó Brito:

               Permítame decirles que  no estamos en cualquier lugar de Venezuela. Esta Sierra tiene mucha historia. Aquí vivió y  levantó su rebelión el negro José Leonardo Chirinos el 10 de Mayo de 1795, aunque otros le dicen El Zambo. Eso fue aquí mismo en una hacienda llamada Macanilla situada cerca de donde estamos; pero también esta Sierra fue asiento del movimiento guerrillero en la década de los sesenta del siglo XX. La gente de aquí son campesinos rebeldes quizás por esa herencia histórica de la que estamos hablando. Si se hubiesen enterado que uds. están aquí, ya hubieran llegado a preguntar  qué hacemos en Curimagua, sobre todo  a uds. con esa pinta tan estrafalaria que tienen de europeos.

               ¡Sí primo, ud. no se equivoca!, resonó una voz de la parte trasera de un árbol como a unos cinco (5) metros del bohío.

En la penumbra, sólo se podía distinguir la parte delantera de un sombrero viejo, doblado con sus alas hacia abajo que impedía reconocer la cara  y la mirada picaresca de la persona que lo llevaba.

               Les he seguido los movimientos desde que venían hacia acá, prosiguió el campesino. He escuchado con atención lo que están conversando y me parece interesante. No los quería interrumpir porque uds. hablan muy bueno; pero como debo irme al conuco tengo que hacerles una pregunta: ¿la Historia es una ciencia o sólo sirve para echar cuentos?.  

Hubo un ligero silencio en el recinto. Parecía que cada uno esperaba que el otro le respondiera. Se miraron entre ellos como buscando respuesta. Buena parte de las miradas se centraron en Brito Figueroa por tratarse que sea venezolano y anfitrión; pero Europa tomó la palabra:

               ¡Es una ciencia!. Respondió con voz recia y categórica el francés, Pierre Vilar. La Historia se ha venido consolidando como una disciplina científica quizás más aceleradamente durante el último siglo y medio,  ha modificado su concepto, su objeto de estudio, han cambiado sus métodos y técnicas, su posición social ha sufrido múltiples avatares y se han generado grandes polémicas acerca de su estatuto científico. La Historia como toda la ciencia está sometida a un proceso de construcción permanente.  Su desarrollo es obra de la búsqueda de una mayor cientificidad y la respuesta a los requerimientos políticos y sociales en cada período histórico-concreto combinados dialécticamente en su contexto. Fíjate, mientras algunos como Paúl Veyne, niega el carácter científico de la Historia y considera que el conocimiento histórico nace de una actividad meramente intelectual,  la Escuela de Los   Annales y el Materialismo histórico sí la consideran  una ciencia.

               La Historia es una disciplina científica- interrumpió Marx- y, además, autónoma porque:1) Hay una comunidad científica de historiadores y un consenso de que el objeto de estudio constituye una ciencia, 2)toda ciencia posee un conjunto de conocimientos sobre lo real, 3)toda ciencia intenta establecer  tendencias, 4) la ciencia está sujeta a paradigmas y la historia los tiene, 5)en Historia hay múltiples teorías y 6)todas las ciencias tienen un conjunto de valores, implícitos o explícitos, todo científico se enfrenta a su conjunto de valores para arribar a sus conclusiones. La ciencia no es neutra, tiene una motivación y está al servicio de la reproducción del gran capital. No existe la ciencia pura ni neutra. Claro, estoy hablando de la ciencia moderna.

               Pero los historiadores, antes que todo, debemos reconocer - dice Brito Figueroa-  que los antecedentes de la historia  están: primero en los escribanos. Un ejemplo de ellos en Venezuela lo representó Fray Bartolomé de las Casas, quien llevaba relatos de sus vivencias como evangelizador con las poblaciones indígenas: el trato que estos recibían de los conquistadores, las características del territorio colonizado, entre otras cosas. También los escribanos de las grandes expediciones marítimas. Pero más cercano en el tiempo, los cronistas los cuales han escrito y escriben crónicas de las ciudades y pueblos. La diferencia entre ellos y los historiadores es que nosotros aplicamos un método siguiendo un orden lógico y ellos no. Su trabajo se fundamenta en captar la apariencia de los procesos históricos. Nosotros buscamos, más allá de la apariencia, las cualidades que definen esos procesos históricos. Aunque debo decir que está en discusión actualmente si los cronistas usan métodos o no.  

El campesino meneaba la cabeza en gesto afirmativo por las respuestas recibidas, mientras los historiadores mostraban satisfacción por las respuestas dadas:  

               Para mí la historia es la ciencia de  los hombres en el tiempo, precisó Marc Bloch

                          Espera un momento. Yo quiero decirte algo: esa definición que tienes de la historia es ascética, repicó Josep Fontana, haciendo enérgicos gestos con un tizón de braza roja en la mano izquierda. No sé cuál es el empeño que tienen uds. los representantes de la Escuela de Los Annales de mostrar la Historia como algo puramente cientificista. Comparto con quienes han planteado hoy que la Historia ni la ciencia son neutrales. Tampoco la verdad es neutral. La ciencia, la Historia y la verdad sirven para legitimar el poder de las clases sociales y de las élites que han dirigido al mundo moderno; y la verdad se ha impuesto desde el poder que ostenta la comunidad científica; y ésta responde a los intereses del gran capital. En eso tiene razón Michel Foucault cuando plantea que no hay una verdad en sí misma; que la verdad se impone desde el poder constituido, desde las instituciones científicas. Para mí la Historia debe servir para transformar las sociedades por los pueblos. La Historia como disciplina científica aporta las herramientas cómo hacerlo y también está en capacidad de establecer tendencias históricas. Pero debo dejar claro que así como la Historia sirve como disciplina científica para liberar a los pueblos, también la Historia ha sido utilizada para someter a los pueblos. En ese sentido, considero que los pueblos tienen que estudiar su historia para que no sean desmemoriados. No se puede entender bien el presente si no se conoce bien el pasado de dónde venimos. Hay Historiadores antiéticos que han distorsionado el pasado de los pueblos para que estos nunca sepan lo que fueron y así no puedan explicarse lo que son. Así lo pueden dominar mejor. Está el caso de  Droyssen y Treitschke, entre otros,  de la segunda generación de la escuela Positivista; abrazaron el individualismo y terminaron apoyando ideologías imperialistas. En Venezuela hay versiones de ellos.



Mientras el campesino agitaba sus manos como comunicando que había descubierto algo muy valioso en cuanto a la utilidad de la Historia se refiere, la discusión que se esperaba siguiera un orden formal, rompía todos los esquemas por la dinámica que le impusieron sus protagonistas. En la medida que transcurría el tiempo y pese al frío que reinaba en aquella zona, el debate se hacía más acalorado. Marc Bloch interrumpe y se dirige a Fontana:



               No sé que tienes tú, en contra de los Annales. Debo reconocer que Los Annales la fundamos Lucian Febvre y yo. Esta concepción de la historia se basa en una comprensión científica del desarrollo histórico, más allá de la realidad política-estatal, diplomática y militar y de la acción de los grandes hombres y las élites, requiere considerar los factores socioeconómicos y las acciones colectivas; lo que implicaba sustituir el relato factual por la síntesis y la generalización. Tenemos una tendencia a la interdisciplinariedad. Nacimos en un contexto caracterizado por el avance de los procesos industrializados, la revolución rusa y la consolidación del movimiento socialista. También debo reconocer que nacimos con: 1) la pretensión de preservar y reforzar la hegemonía política, institucional y social de la historia sobre el resto de las ciencias sociales, 2) la búsqueda de una utilidad práctica en un proceso acelerado de tecnificación y racionalización económica y 3) la existencia de una aspiración neutralizadora de las ciencias sociales “rivales”. Reemplazamos la historia-relato por la historia-problema y delimitamos tres campos:1) los estudios de estructuras, 2) los de coyuntura y 3) los regionales. Fue punto de partida para el desarrollo de la Escuela tras la segunda guerra mundial. Recibimos la influencia de tres corrientes: 1) la escuela geográfica de Vidal de la Blanche y Albert Demangeon quienes aportaron la dialéctica tiempo espacio; 2) Henry Berr con los diseños sociológicos al análisis de la historia y 3) La teoría del orden social  y no del conflicto de Emile Durkheim. Para los Annales, el análisis sustituye a la descripción y la explicación a la mera comprensión. El historiador dejaba de ser el mero transcriptor notarial de los documentos del pasado y comenzaba a proponer interrogantes y a insertarse en la resolución de problemas generales.

La discusión iniciada  espontáneamente, tomaba cada vez mayor fuerza y  los exponentes de las diversas corrientes históricas presentes, echaron mano a su arsenal teórico  y apasionadamente disparaban ráfagas de ideas sin tener un orden que orientara el debate. Sobre el particular interviene el anfitrión, Brito Figueroa, para plantear:



               Un momento, vamos a ponerle “orden a la pea”. Como quiera que ya se han adelantado algunos criterios y la discusión ha tomado un rumbo, vamos a tratar de darle un orden. Pensaban que uds. los europeos eran muy ordenados, ya veo que no. Sin embargo, la fama de desordenados la tenemos los venezolanos. Propongo  le demos la palabra a los representantes del Positivismo para que expongan sus puntos de vistas y luego expone otro; y así sucesivamente.

Todos estuvieron de acuerdo y luego de carraspearse la garganta y degustar de un rico café con olor a leña, tomó la palabra nuevamente Augusto Comte en representación del Positivismo:

                Esta corriente historiográfica se sitúa  en el siglo XIX. Los conceptos historicismo, idealismo y positivismo los usamos como sinónimos. Hemos tenido una incidencia significativa en la formación de las categorías científicas en la Historia. Pero dentro de nuestra corriente de pensamiento, vamos a encontrar tendencias entre las que quiero destacar: El Historicismo, que  tiene como gran exponente a Leopold  Von Ranke de la Escuela Histórica alemana. Ranke critica al teoricismo sin base documental. Consideraba que el individuo histórico era el Estado al que identificó con el concepto de nación. De allí derivó un nacionalismo el cual fue usado partidistamente. La política exterior de los países era lo fundamental y particularmente el balance de poder de los grandes Estados europeos. Insiste en la observación y la inducción como principios fundamentales del conocimiento científico pero fundamentado en testimonios o documentos que lo justificaran. Tomó como premisa fundamental el individualismo.

               Droyssen y Treitschke, de la segunda generación; abrazaron el individualismo y apoyaron ideologías imperialistas.

               Meinecke, legitimando el III Reich, también defendió la individualidad y el idealismo. Para éste, la historia se desarrolla en torno a hechos diplomáticos y bélicos que se vinculan sólo con argumentos políticos y únicamente interesan al Estado. Aportaron la preocupación por la fundamentación documental. Le dieron estatuto científico a la Historia al proveerla de un método de abordaje del pasado. La clave de la cientificidad histórica la colocan en el método, aún presentes en investigaciones actuales. El papel del historiador es narrar la historia evitando interferir en el curso de los sucesos documentados. En general,  el Positivismo es una corriente de pensamiento opuesta a la revolución porque entendemos y aceptamos los cambios a través de reformas. Creemos en el papel de los adelantos científicos y técnicos. La Historia para ser ciencia debería imitar un poco a las ciencias de la naturaleza, ser precisa, debe experimentar, verificar y hacer una confirmación estricta de los hechos históricos. Yo mismo,  tomé de Saint Simon las ideas de orden y progreso. Considero que la ciencia debe dedicarse a describir los aspectos externos de los fenómenos. Planteo la existencia de dos clases de leyes: las de las ciencias particulares y las que rigen varias ciencias. El conocimiento ha pasado por tres estados teóricos: el teológico o ficticio, el metafísico o abstracto y el positivo, el verdaderamente científico. Concibo la historia del mundo como agregados familiares. Mi  teoría de la Historia busca siempre la sociedad positiva como fin último; lo que supone el Capitalismo como el fin de la historia. El papel del historiador es describir los hechos que le venían dado por el documento histórico. El historiador debe ser objetivo. Le di privilegio a  la historia europea y occidental.

               También vamos a encontrar a representantes del Idealismo dentro del Positivismo como es el caso de W. Dilthey (de orientación neokantiana). Divide  las ciencias en  naturales y ciencias del espíritu. El eslabón entre la filosofía y las ciencias históricas lo forma la hermenéutica. Hace primar los hechos de pensamiento por sobre los hechos externos, introduce la intuición como componente metodológico básico de la investigación histórica y considera al investigador como factor subjetivista condicionante del proceso de conocimiento. Tiene como centro de su concepción histórica la subjetividad del historiador. La historia debe ser imparcial.

               En la Historiografía, a Comienzos del Siglo XX, podemos destacar a Karl Popper (austriaco). Él ataca a la Historia desde la epistemología. Dice que la Historia se encarga de los hechos de amplias generalizaciones teóricas. El historiador no distingue entre lo principal y lo accesorio. Son tan diversas las interpretaciones  que las hacen inverificables e incapaces de elevarse a teorías. No hay Historia. Sólo una diversidad de interpretaciones del pasado. No hay sociedad sin conflicto. La Historia no tiene ningún significado. No existe una historia de la humanidad sino historias de diversos hechos humanos en  diferentes épocas.

               Igualmente tenemos a  Spengler y Toynbee. El primero sostenía que los protagonistas de la historia son las civilizaciones y cada una de ellas era producto de una “raza”. Mientras en las ciencias se trabajaba empleando sus leyes propias y específicas, en la historia hay que hacerla mediante la intuición. Toda la Historia universal es la biografía de las culturas individuales, las cuales van alcanzando los mismos estadios que la  vida humana.

               Por su parte Toynbee señala que la historia no debe estudiar ni las naciones ni los períodos sino las sociedades. Para él lo más importante de las relaciones entre las civilizaciones son las grandes ondas religiosas. El desarrollo de las civilizaciones es obra de los individuos de las pequeñas minorías creadoras. Todas las acciones que constituyen la historia estarían determinadas por un psiquismo inconsciente. El Positivismo supuso un paso  superador en todas las ciencias humanas y sociales. Puso énfasis especial en los datos y la experiencia. Enfrentó al idealismo tradicional volviendo a la empírea.

Todos siguieron con atención la exposición de Comte; mientras tanto la leña se consumía más rápido que de costumbre; quizás atizada con el fuego que alcanzaba el debate y aquel frío característico de la Sierra. Brito Figueroa brindó otro cafecito, acomodó su silla y se calzó sus alpargatas que lucían los colores de la bandera nacional, compradas día antes, a precio muy bajo, en el mercado nuevo de Coro.

 Finalizada la intervención de Comte, tomó la palabra Carlos Marx. Después de frotarse su poblada barba con la mano izquierda y fijar su mirada en un desgastado rastrillo que, acompañado de una chícora larga como la lengua de una vaca, colgaban de la pared de la casa, procedió a  exponer lo siguiente:

               En los últimos cien años se han generado un conjunto de tendencias en torno a lo planteado por mí en la Ideología Alemana,  quizás por no conocer en profundidad la concepción materialista de la Historia.

               La concepción materialista de la historia, conocida en estos tiempos como Materialismo Histórico, aparece en la década de l840 escrita por Federico Engels y mi persona. Contribuyó a orientar los estudios históricos a partir de una nueva concepción general de la sociedad, un nuevo cuerpo conceptual y  un método de análisis alejado del positivismo. Propusimos una teoría general del desarrollo histórico como marco referencial de las investigaciones concretas, según la cual la sociedad es una totalidad dialécticamente articulada y constituida básicamente por la esfera económica, la estructura social y lo político-ideológico. Los móviles de la dinámica histórica no están en lo político-institucional sino en la producción y en las relaciones sociales entroncadas con ésta. La historia humana ha atravesado por varias etapas históricas, movida por la contradicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones sociales imperantes. La lucha de clases viene a ser la pieza esencial del desarrollo histórico. Para nosotros, el analista debe poner su asiento principal en las colectividades sociales y no en la individualidad. La historia es la resultante de la relación dialéctica entre los seres humanos y las condiciones sociales que lo rodean. Propusimos el Socialismo científico como teoría general de la revolución anticapitalista. El desarrollo posterior de esta propuesta ha dependido del fortalecimiento de la relación entre teoría general y práctica investigadora.

               Pero sobre mi pensamiento podemos diferenciar un conjunto de tendencias que derivan de la diversidad de interpretaciones que se han tenido del mismo. Resumidamente, puedo exponerles los siguientes:

               El Dogmatismo: de una teoría general que sirve de guía para el análisis concreto de lo real, deviene en suerte de catecismo doctrinal. La teoría ocupa el espacio correspondiente a los resultados de la práctica investigadora. Los resultados de las investigaciones, desde esta perspectiva, se  conocen de antemano. Estuvo muy bien representado por la Academia de Ciencias Sociales de la URSS. Esa academia que habló mucho en mi nombre y el de Federico Engels. El dogmatismo tuvo  influencia en la historiografía hasta los años treinta del siglo XX.

               El llamado Marxismo crítico: El primer núcleo lo constituye la Escuela de Frankfurt fundada en 1923. Defendían la necesidad de una mayor precisión respecto a las condiciones de aplicabilidad  del Materialismo Histórico. Criticaron la visión del marxismo omnicomprensivo. Consideran que el Materialismo Histórico es la historia de los seres humanos y no exclusivamente del modo de producción. Hay otros tipos de relaciones –además de las económicas- políticas, religiosas que no se explican sólo desde la producción de la vida material.

               Otros pensadores como Georg Lukács (1885-1971), Kart Korsch (1886-1961) y Antonio Gramsci (1891-1937)  han tenido gran influencia en la teoría denominada marxiana heterodoxa.

               Lukács, construyó una teoría sobre la estética que contrapone a la vieja teoría idealista de la belleza, acepta la dialéctica como método, recupera de Hegel la concepción de la totalidad, le da importancia al sujeto asignándole una conciencia y una capacidad teórica y práctica. Según Lukács el conocimiento que un ser tiene de sí mismo no es ciencia sino conciencia. Aporta al Materialismo Histórico el elemento subjetivo de la historia que le sirve para explicar la revolución no sujeta a leyes.

                Kart Korsch, propugnó una vuelta a mis escritos originales. No concebía el conocimiento científico separado de la praxis. Entiende el marxismo como una filosofía revolucionaria para la liberación de los trabajadores y es una visión alternativa del mundo.

               Antonio Gramsci, primer gran teórico de la revolución socialista en los países industrializados. Introdujo la noción de política-historia y supera la concepción tradicional de la política y estableció una mediación entre inteligencia e historia, entre razón crítica y pasión. Abraza la idea de praxis y totalidad reintegrándole la dimensión subjetiva. Combatió el determinismo económico y la idea de leyes de la historia. Consideró que las estructuras y la superestructura forman lo que denominó bloque histórico formado en unas circunstancias concretas por alianzas de clases. Con “crisis histórica” amplía al Estado el entendimiento sobre las crisis revolucionarias. Es necesaria la conexión entre filosofía e historia así como el nexo  entre los intelectuales y el pueblo. La Escuela de Frankfurt trabajó fuertemente la cultura de masas.

               Igualmente, Herbert Marcuse, consideró que el cambio social es producto de un cambio intelectual, de una orientación ética en la ciencia y la técnica que haga posible el surgimiento de valores humanitarios. Los seres humanos hacen su propia historia bajo condiciones dadas. Frankfurt cuestionó la idea de la lucha de clases como motor de la historia.

               Horkheimer, personificó la nueva concepción del mundo natural como forma de control del ser humano la cual corresponde a una noción similar del hombre mismo como un objeto de dominación. Defendía la Psicología como ciencia auxiliar de la historia.

               Pero en esa interpretación de mi pensamiento también vamos a encontrar un Materialismo Histórico Heterodoxo. Según esta corriente, el desarrollo de las sociedades no se explica sólo por la dinámica de las estructuras, exige incluir otros factores que parecen ajenos a esa dinámica estructural. Esta corriente plantea: 1) una vuelta a los principios fundamentales de mi pensamiento, 2) un necesario contacto con todas las ciencias sociales y 3) llegan a sus formulaciones tras estudios empíricos de los diversos problemas históricos que se plantean resolver. Buena parte de sus teóricos militan en partidos Comunistas de sus distintos países. Destaca en Francia Pierre Vilar abogando por una historia global lejos de la ortodoxia marxiana. Plantean una relación simbiótica entre Historia y Sociología que se hace presente en la Historia social y la Sociología Histórica. La sociología es entendida como fuente de método y la Historia como fuente de datos. Niegan el determinismo económico en los procesos históricos aunque cualquier periodo de clases pueda estar determinado por la economía. Sólo el sistema total de ideologías en la sociedad expresa la contradicción de la estructura y representa la existencia de las condiciones objetivas para la posible inversión de la praxis social. Comparten conmigo la lucha de clases como motor de la historia. Es posible la investigación y la crítica sin trabas. En síntesis,  se preocupan por: 1) el estudio de procesos económicos y sociales a largo plazo, incluyendo un análisis de las consecuencias sociales de las transformaciones, 2) por el estudio de las clases sociales y el papel de los movimientos de masas en la historia y 3) por los problemas de interpretación y el devenir de las sociedades y  la comparación entre ellas.



Con estas últimas palabras terminó su exposición el autor de El Capital, texto que retrata la anatomía del capitalismo: la producción de la riqueza, la acumulación, circulación nacional e internacional y la concentración y centralización del capital.



 Interviene de nuevo Brito Figueroa y plantea que considerando que se han expuesto las corrientes historiográficas con mayor peso en el siglo XIX y buena parte del XX, consideraba necesario abordar otro tema – en aras del tiempo-.Haciendo gala de su condición de pedagogo, justifica la necesidad de reflexionar sobre el papel de la Historia actualmente, como disciplina humanística. Sin pensarlo mucho, Augusto Comte levanta la mano y después de recibir la señal de aprobación del moderador, plantea lo siguiente:  



               Actualmente el mundo está globalizado y las sociedades instaladas desde la revolución francesa para acá, han logrado grandes avances tecnológicos, económicos, políticos, sociales y culturales. Gracias a los avances de la ciencia esto ha sido posible. Tenemos logros objetivos en la industrialización de los países, el viejo y nuevo continente avanzan cada vez más a un mundo de bienestar y felicidad para el disfrute de los pueblos. Sin embargo, debo decir que la tranquilidad mundial se ve amenazada por el fenómeno del terrorismo y ello no permite la construcción de un mundo de orden y progreso al servicio de todos. La Historia no solamente debe de ocupar buena parte de su atención a describir las bondades de lo que los seres humanos hemos logrado, sino también a promover una filosofía positiva que contribuya a producir cambios positivos dentro del mismo orden. En estos términos resumo este problema.



Todos los presentes cruzaron una mirada picaresca y discretamente sonreían, pero por otra parte, había preocupación. ¿Quién tomará la palabra ahora?, se preguntó asimismo Brito Figueroa y echó una mirada escrutadora al grupo. Sabía que esta opinión de Comte había inquietado a buena parte del colectivo. Hubo unos prolongados segundos de silencio. Todos parecían estar ordenando sus ideas.     



               Dame la palabra,  rompió el silencio desde un rincón Lucian Febvre. Después de abrir sus ojos semicerrados  como buscando concentración, señaló:

               Pienso que eso que llaman la globalización del mundo en donde todo está inter-relacionado, ratifica la necesidad del método de totalidad para poder comprenderlo. Comprender la economía, la política, lo social, las mentalidades, así como también darle relevancia a las historias regionales y locales, es uno de los papeles que debe jugar la Historia como ciencia actualmente. Eso permitiría afinar el conocimiento sobre el mundo en el que estamos viviendo y podría hacer grandes aportes a la academia en estos tiempos. Considero necesario ampliar la Historia-síntesis a otros ámbitos de desempeño de los seres humanos y revisar algunos de sus postulados originales. Ello ayudaría a comprender el mundo actual.

               Disculpa, Febvre, interrumpió Eric Hobsbawm, sigo sin entender por qué uds. reducen el papel de la Historia a la mera comprensión del mundo y su planteamiento central queda reducido a la academia. No comparto con uds. esa apreciación. Alguien en la mañana señalaba que la ciencia no es neutra ni apolítica; pues,  la Historia  tampoco. La Historia ha servido para falsear la realidad histórica, para decir medias verdades pero también para develar  verdades. Lo que quiero decir es que  la Historia debe jugar un papel más protagonista en el mundo actual ya no sólo para comprenderlo sino para contribuir a su transformación. De lo contrario la Historia será una disciplina de poca utilidad como lo señalan y creen muchas personas y genera la imagen que muy bien ilustró en la mañana el amigo campesino con su pregunta. De verdad eso me preocupa. Hoy no se trata sólo de dar respuesta a problemas presentes en la academia sino  de dar respuesta a un sistema que está en apuros y requiere  de una alternativa societal nueva. La Historia tiene que revisar lo que hace y cómo lo hace. Además, es necesario que los historiadores e historiadoras le den herramientas teóricas, técnicas y metodológicas al pueblo para que aprenda a construir la historia de su comunidad o pueblo. El saber no puede seguir siendo un privilegio de los académicos aunque así piensan los liberales; quienes consideran que el saber y el poder sólo pueden ejercerlos las élites. El saber hay que socializarlo de manera que el pueblo común y corriente pueda acceder a ese saber para liberarse. Los pueblos resuelven los problemas en su vida cotidiana con sus saberes sin necesidad de recurrir a la academia. No olvidemos que primero estuvieron los saberes populares que los conocimientos científicos. No estoy descalificando el conocimiento científico. Sólo quiero significar que debe bajarse del pedestal  donde está porque tiene sus límites; pero más que eso, debe dialogar con el conocimiento popular. Deben complementarse para contribuir a resolver muchos problemas de la humanidad. Eso quería aportar a esta discusión.

               Dame la palabra, dijo J. Fontana. Mi intervención va en la misma dirección de Hobsbawm. La Historia como disciplina debe servir para que los seres humanos puedan construir un tipo de sociedad que esté a su servicio. No podemos ocultar que el capitalismo en su fase imperialista vive una grave crisis estructural-civilizatoria que lo obliga a buscar los recursos energéticos y de otra naturaleza por la vía de las invasiones a los demás países para garantizar mantener su actual modelo de desarrollo. El imperialismo está en decadencia y necesita del agua, los recursos naturales, las fuentes de oxígenos del mundo porque ya no resisten el desastre que ellos mismos hicieron con el recalentamiento del planeta  con sus industrias contaminantes. Ese desastre que de alguna manera justifica Comte. Ante esa situación los historiadores y profesionales de las ciencias sociales y humanísticas tenemos que tomar partido. No podemos seguir siendo indiferentes ante el desastre que  está produciendo el gran capital transnacional al planeta. De seguir este ritmo de contaminación y recalentamiento, nadie podrá vivir en el planeta tierra. Los poderosos no se preocupan mucho porque ellos ya tienen proyectos de ir a vivir a otros planetas; pero más de mil millones de pobres de la tierra no contamos con los recursos para hacer lo mismo. Así que nos quedan dos alternativas: o cambiamos el sistema de vida o fenecemos. Esa es la disyuntiva que tenemos por delante. Si hay un cambio de época, ¿por qué no podemos cambiar el sistema de vida?.  No vean al capitalismo como que es el único sistema de vida posible que se han dado los seres humanos. Antes, por lo menos en Europa, existieron otros modos de vida como: el primitivismo, el esclavismo y el feudalismo. Incluso, tu Carlos también estudiaste lo que llamaste Modo de Producción Asiático. Si el capitalismo nació en un momento de la historia, también se espera  fenezca en otro momento de la historia. Claro, no va a ser por generación espontánea. Hay que construir una fuerza socio-política global que dé al traste con ese sistema de dominación. ¿No es así maestro Carlos?.

Al final Fontana balbuceó unas palabras que no se le entendieron por el tono muy bajo en que las pronunció. Brito hizo una señal a ver quién tomaba la palabra y Marx levantó la mano.  Frunció un poco el seño, los ojos se le hicieron más vivaces que de costumbre  y abrió fuego:



               Vivimos un nuevo momento de la historia al final de una época. Toda la historiografía del siglo XIX y XX ha estado vinculada al proyecto moderno representado por Kant y los intentos por descubrir y exponer unos valores universales.

               Según la idea de progreso, para saber si los seres humanos  van de bien  a mejor, se debe hacer una suerte de historia profética de los hechos futuros, haciendo esa elaboración a priori de los acontecimientos que van a ocurrir. Por ello,  a partir de la década de los noventa del siglo XVIII se pensó que en la sociedad burguesa era posible construir un reino de la libertad. Esto le ha dado sentido a la Historia de la humanidad. Valores que han entrado en crisis. Están en crisis los fundamentos de la razón moderna kantiana. El proyecto moderno defiende la universalización de los valores los cuales serían extensivos a todas las sociedades. La modernidad ha sido como la luna: tiene un lado luminoso y un lado oscuro. El primero fue el conjunto de promesas hechas: la libertad, prosperidad, solidaridad como principios rectores, entre otros, de la revolución democrático-burguesa, hoy inconclusas; y el lado oscuro es que ninguna de esas promesas se han cumplido. Si hacemos un balance histórico de la época moderna nos encontramos con que en el momento en que los seres humanos estamos en condiciones de producir la mayor cantidad de bienes materiales por todos los adelantos tecnológicos existentes, en momentos en que se pueden diezmar  enfermedades malignas y  hacer viajes a otros planetas, es el momento en que los seres humanos vivimos las peores condiciones de hambre y miseria en el mundo: existen hoy más de mil millones de pobres en el mundo, según datos de la ONU;  y la naturaleza está destruida. Pero la ONU también  aporta algunos datos interesantes que ayudan a  soportar mis afirmaciones sobre el capitalismo. La expansión planetaria de la economía capitalista, lleva aparejado una mayor privatización de la propiedad  y los recursos  de la tierra; una mayor concentración y centralización de la propiedad en posesión de las grandes corporaciones transnacionales las cuales han acumulado más poder que las mayorías que viven en los países del llamado Tercer Mundo. Veamos: “1) La relación entre el ingreso per cápita del 20 % de la población que vivía en los países más ricos y el 20 % que vivía en los países más pobres, era de 30 a 1 en el año 1960, se incrementó a una relación de 60 a 1 en el año 1990, y a una relación de 74 a 1 en el año de 1997; 2)La quinta parte de la población que vive en los países más ricos cuenta con 86 % del producto territorial bruto del planeta, mientras el 20 % que vive en los países más pobres cuenta con el 1 % del producto; 3) Más de 80 países tienen en la actualidad ingresos per cápita menores, que los que tenían hace una década o más; 4) Las 200 personas más ricas del planeta duplicaron su riqueza total entre 1994 y 1998, a más de 1 billón de dólares. Los bienes de las tres personas más ricas del mundo son mayores que el producto territorial bruto de todos los países menos desarrollados y de sus 600 millones de habitantes”(...).Vivimos la época de la esclavitud moderna donde el sometimiento no es a través de entregarnos a un amo. El sometimiento es a través de la cultura y la construcción de un imaginario de consumo que autoflagela al ser humano. Esto se  ha  logrado a través de los procesos de recolonización dirigido por los países imperialistas hacia el interior de sus pueblos y los demás pueblos del mundo. Hoy es una élite la que dirige al mundo que tiene a la ONU como un Estado supranacional, al FMI como su banco central, el Banco Mundial y el BID para mitigar el hambre de los “condenados de la tierra”, como dijera Frank Fannon; y la UNESCO como el Ministerio de Educación grande que difunde el modelo cultural a seguir en el mundo.

               Hoy la economía capitalista mundial está atravesada por grandes contradicciones entre las que destacan: la contradicción entre el desarrollismo y la preservación de la naturaleza; la contradicción entre la economía productiva y la improductiva; la contradicción entre la oferta y la demanda; la contradicción entre el crecimiento de la economía y el bienestar social; entre la automatización del proceso productivo y el empleo, la contradicción entre el capital financiero y el resto de la economía, entre otras. Estas contradicciones se expresan coyunturalmente en una profunda crisis financiera, crisis de energía, en la producción de alimentos y crisis de valores que  presagian el agotamiento del capitalismo como modo de producción. Estas contradicciones conjugadas con otros factores políticos en la lucha por el poder, fue lo que dio lugar a la crisis de la economía capitalista mundial del año 2008. Crisis que la han simplificado calificándola  como una crisis financiera y se trata de una crisis estructural del sistema capitalista mundial. Hoy lo que está en juego es el sistema capitalista como modo de producción en su totalidad; no son aspectos parciales de éste. Es una crisis civilizatoria.

               Los elementos señalados hacen hoy más agresivos  a los grandes centros de poder. La economía norteamericana que es una de las más afectadas, ha llevado a que sus clases dirigentes busquen afanosamente apropiarse de nuevas fuentes de energía, controlar las aguas y las principales fuentes productoras de oxígeno del planeta y a mantener bajo amenazas a los países del mundo que no se rinden ante sus designios. La conjugación de todos estos elementos, configuran una situación socio-política y económica muy compleja que pudiera plantear escenarios políticos inimaginables en el relativo corto tiempo. Esta situación amerita su estudio por parte de los historiadores de ayer, de hoy y del futuro. Estamos no en una época de cambios sino en un cambio de época. Los seres humanos no podemos seguir viviendo como lo hemos hecho hasta ahora y la naturaleza que es la prolongación de nuestras vidas, tampoco; pero quienes gobiernan al mundo tampoco pueden seguirlo haciendo como antes.

               Guilles Lipovetsky sostiene que estamos asistiendo a un cambio de un individuo a otro que se corresponde con el capitalismo hedonista y permisivo, con el culto al cuerpo y las terapias psicologistas. Estamos ante el paradigma del esteticismo contemporáneo. Hay incredulidad en muchos sectores en el cambio político que hace creer que el presente es inmutable. Esto  coexiste, en contraparte, con la cristalización de nuevas utopías. Es la hegemonía  liberal  que dominaba la historiografía de las pasadas décadas, frente a las nuevas búsquedas en lo referente a alternativas societales distintas al capitalismo que le dé un futuro cierto de vida a la humanidad. El futuro de la Historia como profesión está en recuperar el sentido de totalidad. No se puede prescindir de una concepción unitaria y globalizadora de la Historia. No estamos ante el fin de la Historia, estamos ante una Historia sin fin. Hay que mantener una postura crítica ante cualquier dogma, unificar los planteamientos filosóficos con los trabajos empíricos, ligar teoría y praxis: hay que apostar a la solidaridad no sólo con el prójimo sino también con los que no han nacido; hay que prescindir de lo absoluto y lo importante para hallar sentido al proceso histórico no es llegar al final, sino estar en el camino. Tengo la certeza que los pueblos del mundo construirán su propia salvación no enajenándose buscando la vida celestial sino construyendo, en el día a día,  un nuevo modelo de vida terrenal por la igualdad de los seres humanos y la armonización con la naturaleza. Este siempre será la tendencia de la historia. Estoy seguro que los historiadores de hoy sabrán asumir su compromiso con sus pueblos.

Carlos Marx había terminado. Se veía fatigado por el énfasis puesto en sus palabras. Todo quedó en silencio por un breve tiempo. No se oían ni los grillos. La voz de Brito Figueroa, se dejó escuchar:    

               Yo también quisiera decir algo con respecto a todo lo que aquí se ha dicho en el día de hoy; pero van a ser las seis (6) de la tarde y tenemos que salir antes de que el camino lo cubra la neblina. Sin embargo, quiero decir que  comparto lo señalado por Marx, Hobsbawm y Fontana. Por lo demás quisiera agregar que hay que trascender la historia económica y social, como la hice yo,  y hacer una historia más integral con otras variables. Es la única posibilidad de aproximarnos más al objeto de investigación. Igualmente hay que revisar los métodos con los cuales estamos produciendo conocimientos históricos. A una realidad compleja, el método de capturarla debe ser también complejo. El simplismo causa- efecto debe ser superado y suplantado por una propuesta metódica integral. Y más aún cuando nuestros países – me refiero a América Latina-  son en su mayoría dependientes y neocoloniales; lo que hace pensar que muchos de los orígenes de nuestros problemas no están en el problema mismo, sino muchos de esos orígenes son exógenos. Por ejemplo, estudiar las instituciones del Estado en Venezuela obliga a remontarnos al Estado liberal-burgués nacido en Europa, entre otras cosas. Asimismo, me parece que para entender el proceso de cambios que se viven hoy en América latina y Venezuela, se hace necesario hacer un esfuerzo en el estudio de la historia contemporánea, sin negar el estudio de otros momentos de nuestra historia. Igualmente, hay que seguir de cerca los estudios decoloniales. No olvidemos que en el proceso de colonización de este continente hubo una colonización del ser porque nos impusieron una forma de vida y una cultura;  del saber porque también Europa nos impuso los paradigmas con los cuales debemos producir conocimiento y por eso nuestros saberes ancestrales no son reconocidos por la élite de la comunidad científica; y del poder porque implantaron la democracia liberal, con todas sus variantes,  como el modelo socio-político a seguir por nuestros países. Digo esto porque es necesario darle soporte histórico, teórico y político a los cambios que hoy se producen en Venezuela y para ello hay que hacer un esfuerzo por atreverse a pensar un nuevo modelo de sociedad que supere al capitalismo pero también al socialismo del libro y el realmente existente y su lógica desarrollista. Tenemos que pensar en un modelo de sociedad que se parezca más a nosotros que tome en cuenta nuestra cosmovisión y los aportes que han hecho nuestros pueblos originarios desde su cosmogonía. Igualmente, hay que considerar las experiencias de los movimientos de liberación de nuestra historia pero hay que limpiar el proyecto independentista de Bolívar de su alto contenido liberal-burgués, rescatando su esencia anti-imperialista.  También quiero señalar preliminar y rápidamente que en la disciplina  de la Historia hoy en Venezuela se registran algunos problemas teóricos y epistemológicos que se pueden resumir, esquemáticamente,  en los siguientes:

§  Determinismo eurocéntrico y colonial. Enfoques eurocéntricos  del continente que pretenden encontrar en el presente expresiones casi inalterables de la colonia. La historia también tiene procesos discontinuos y transformatorios.

§  La Historia objetiva. Ni el documento ni el dato por sí mismos,  explican determinados fenómenos. El sujeto lo aprehende y explica desde la teoría.

§  El abordaje comprensivo de la historia. Considera que la historia no se puede explicar sino comprender.

§  El abordaje fragmentario del objeto de estudio. A partir del cual se producen medias verdades.

§  La Historia que  estudia el pasado sin  incidencia en el presente,  que  sirve para describir pero carece de utilidad para transformar el presente.

§  La Historia que no proyecta futuro y la historia  se explica en sí misma.  Aborda  el estudio desde modelos teóricos pre-establecidos y se explica desde las corrientes de pensamiento.

§  La Supuesta neutralidad axiológica de la Historia.  Basada en una supuesta apolitización de la Historia.

§   Los enfoques unilaterales de la Historia. Limitan el estudio a una relación causa-efecto. Lo social comporta una compleja relación pluridimensional de variables.

§  La suplantación de problemas  de investigación por estudio de instituciones. Es importante pero limitan el horizonte de búsqueda.

§   La concepción conservadora de la Historia.  Que acepta los cambios;  pero  le teme a las transformaciones sociales.

§   Poca reflexión sobre el cuerpo teórico-conceptual y metodológico. Se asumen como verdades incuestionables. Duda de la  crisis de  paradigmas  a la que no escapa la Historia.

§  La Historia que valida su producción de conocimiento a partir de un criterio de autoridad. Impone su verdad desde el poder o el prestigio de algunos historiadores y no soportada en la investigación.

§  El sectarismo científico. Niega el aporte que se hace a la Historia desde otras disciplinas humanísticas y sociales.

§  Desprecio de los estudios locales. Se considera que hacer historias de vida y locales se pierde de vista las determinaciones exógenas del fenómeno.

Una incesante lluvia que fue arreciando poco a poco, acompañada de  furiosos relámpagos y truenos, hicieron que Brito Figueroa cortara su intervención y apresurara la salida.

 Después de escuchar las instrucciones de cómo movilizarse en aquella tarde que prometía ser muy nublada, cada uno recogió su equipaje. El campesino que había prometido en la mañana ir al conuco, se había quedado todo el día sentado en una dura piedra rojiza que estaba allí mismito; pero muy contento con todo lo que aprendió ese día. Con la ropa mojada y su reluciente machete de 23 pulgadas y amolado por ambos lados, se dirigió al grupo: felicitó a todos,  regaló a cada uno dulces de leche de cabra de la Sierra, intercambió palabras con Brito Figueroa  y se propuso para servir de guía a los visitantes. Bajo una suave llovizna, procedieron a tomar el camino hacia Coro.



Los insistentes y penetrables sonidos del timbre  de la puerta accionado por Ramón Chirinos, quien lo venía a buscar para ir a investigar al Archivo Histórico de Coro, hicieron despertar a Casto Núñez  de aquel hermoso sueño. Abrió la puerta y  luego se sentó en su cama. Todavía tenía una mueca de regocijo en la cara por toda la discusión que pudo seguir de cerca y su brazo izquierdo con el puño en alto en señal de despedida. Ramón le  preguntó: 

               ¿Qué pasó, tomaste mucho cocuy anoche en el guaguá que estás borracho?. Y Casto le respondió:

               ¡Sal rápido! mientras me pongo el pantalón, a ver si los encuentras. Deben venir como por Caujarao. Es posible que se detengan a compartir un poco con Alí Primera allí en el cerro.

               ¡Pero ¿te volviste loco?!, ¿ de quiénes me estás hablando?. Nosotros no invitamos a más nadie para el Archivo.

               No chico, es la gente que estuvo discutiendo en la Sierra.

               ¿Uds. hicieron reunión en la sierra?, ¿a quiénes te refieres, Casto?

               A quién va a ser: a Marc Bloch, Augusto Comte,  Brito Figueroa, Carlos Marx y otros que no recuerdo su nombre.

               Ahora sí te perdimos,  chamo, esos que nombraste están muertos. ¡Tu estás  dormido todavía o se te volaron los tapones, primo!,  y largó una  fuerte y prolongada carcajada que lo puso dar vueltas y retorcerse burlonamente en el piso por varios minutos. Casto terminó de despertarse.

               No lo puedo creer pero es cierto, primo, fue un sueño. Esos pensadores los trabajamos en clase de la  maestría de Historia… Pero no me puedes negar que fue un sueño bonito e interesante…¡tremendo resumen  de Historia me calé!... No te rías de mí, hermano. Me gustaría  contárselo a los participantes de la Tercera Cohorte de la Maestría de Historia. ¿Cómo hacemos?.

               Vamos a ingeniarnos la forma, respondió Ramón. Vamos a dormir a alguien para que sueñe.

               ¿Qué te parece si dormimos a Ángel Velásquez para que nos eche ese cuento?.

               Y me durmieron…y en este preciso momento  ¡acabo de  despertar!.