Por Ángel Custodio Velásquez
Las relaciones China-Venezuela, se
enmarcan en el entrelazamiento de dos contradicciones en la coyuntura que vivimos: 1) la que enfrenta el bloque de
poder representado por occidente y sus aliados; con otro bloque de poder
emergente encarnado en los BRICS, con China y Rusia como potencias
económico-militares sobresalientes en dicho bloque. Esta contradicción no supone, necesariamente, un cambio de Modo de Producción; pero en su
proceso de resolución, pudiera conducir a ello. A corto y mediano plazo, la resolución se materializaría en el marco
del capitalismo; y 2) la contradicción entre el imperialismo colectivo
delincuencial, con EE.UU como hegemón -hoy en declive- con
su estrategia de sojuzgar a los países que han decidido ser libres; y
estos países que defienden su soberanía.
Venezuela, se ubica en ambas contradicciones
pero, mayormente, en esta segunda en tanto es codiciada por EE.UU. porque posee las
reservas de petróleo más grandes del
mundo, las segundas reservas de gas, biomasa, cuenta con 17 minerales raros de
19 que necesita EE. UU para hacer viajes espaciales a los fines de viabilizar
vida en otros planetas, garantizar el funcionamiento de su complejo científico-
industrial-militar para invadir países petroleros y no alineados a su política;
financiar su plan de apropiarse de las
principales riquezas del mundo; plan contemplado en la redefinición de su
política exterior en 1997, después de la caída de la URSS en 1991 y la
inauguración de un mundo unipolar. Estas dos contradicciones han generado una
geopolítica mundial muy compleja que algunos analistas resumen en que existe un bloque de poder
mundial que muere pero que no termina de morir; y otro que nace pero que no
termina de nacer. En este contexto, la
política exterior de Venezuela tiene coincidencias en ámbitos diversos con este
bloque de poder emergente y, en ese sentido, orienta su política de alianzas
coyunturales y estratégicas con dicho
bloque. En ese orden, tiene un acercamiento significativo con los BRICS y,
particularmente, con China y Rusia. En lo adelante, pondremos énfasis en las
relaciones Venezuela-China; pero antes analizaremos las inversiones de China en
América latina, como parte de una estrategia global.
Inversiones
chinas en América Latina
Las inversiones chinas en
América Latina, con antecedentes comerciales desde 1560, empezaron a
consolidarse a principios del año 2000 y, de manera más intensa, a
partir de 2009, con préstamos e inversiones que tomaron auge en 2009-2010;
éstas se han dado en dos momentos: Primero, China se enfocó en materias primas y energía, para luego
diversificarse con minería, telecomunicaciones e infraestructura a través de
proyectos macros. En la primera década del siglo XXI, la inversión de capital
directo de China en América Latina creció, impulsada por la necesidad de
productos básicos y el deseo de diversificar su economía. De allí en adelante:
- 33 países de Nuestramérica integrantes
de la CELAC negocian con el gigante asiático y le dan la espalda a Estados
Unidos, quien, al igual que Canadá, están fuera de esta alianza. China compra
oro. Estados Unidos produce dólares en
una situación de desdolarización creciente de la economía global. China, entre 2005 - 2013,
otorgó 102 millones de dólares a América Latina y puso a disposición de
la CELAC un Fondo de 35 mil millones de dólares.
- Estas relaciones han llevado a que China
sea el II socio comercial en Latinoamérica con un monto anual de 260 mil
millones de dólares. Sólo la supera Estados Unidos. Se proyecta hacia el 2030, que China pudiera llegar a 500 mil millones
de dólares de inversión, con lo que superaría a EE.UU en inversión en la región.
Adicionalmente, Estados Unidos, para el 2024, tenía una deuda con China de 749.000
millones de dólares; parte de la cual China la ha vendido por el declive del dólar.
- La inversión china se ha expandido desde
las materias primas hacia la energía,
automoción, telecomunicaciones e
infraestructura. La expansión busca
integrar a América Latina en su cadena de suministro global a través de
proyectos estratégicos. Segundo, hacia los años 20 del siglo XXI, hubo un
cambio en la estrategia de inversión, con una concentración en préstamos de los
bancos estatales chinos y un enfoque creciente en la participación a través de
empresas públicas y privadas, que invierten en diversos sectores. En los últimos años, China ha enfocado sus
inversiones en la región hacía sectores más estratégicos y dejando de lado los proyectos de
infraestructura a los que había apostado en el pasado.
-
Un
informe publicado recientemente por el think tank estadounidense The
Inter-American Dialogue, indica que el
gigante asiático ha reorientado sus inversiones hacia sectores estratégicos como minerales críticos, tecnología y
energías renovables. "Nuestros datos muestran un claro
desplazamiento de la inversión extranjera directa (IED) china hacia sectores
específicos de América Latina y el Caribe. Muchas de estas nuevas áreas
prioritarias son descritas por China como 'nueva infraestructura' (…):
industrias —telecomunicaciones, tecnología financiera y transición energética,
por ejemplo— que están ampliamente relacionadas con la innovación, pero también
son una parte crítica de la propia estrategia de crecimiento económico de
China. Estos sectores se encuentran entre los que algunos países del G7 han
tratado de priorizar en la región y otras partes del Sur Global".
La
publicación titulada 'Nuevas Infraestructuras': Nuevas tendencias de la
inversión extranjera directa china en América Latina y el Caribe, revela que la inversión china en esas
industrias ha representado el 58% (alrededor de 3.700 millones de dólares) del
total anual de IED china en la región en 2022 y más del 60% del número total de
acuerdos de IED anunciados por empresas chinas ese año. Igualmente, las grandes
obras de infraestructura, que una vez caracterizaron la Iniciativa de la Franja
y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), la iniciativa emblemática del
presidente Xi Jinping, ya son cosas del pasado, o no generan tanto interés por parte del
gigante asiático. "En muchas partes de la región, el interés chino en
canales, ferrocarriles y otras grandes infraestructuras de transporte y energía
está siendo sustituido por un creciente énfasis en la innovación, ya sea en
tecnologías de la información y la comunicación (TIC), energías renovables u
otras industrias emergentes, en consonancia con el enfoque de Pekín en su
propia mejora económica y competitividad global", revela The
Inter-American Dialogue.
Así, al no invertir en grandes y costosas obras de
infraestructura, el monto de la inversión china en la región ha disminuido en los últimos años, al pasar de
14.200 millones de dólares anuales entre 2010 y 2019, a un promedio de 7.700
millones de dólares de 2020 a 2021, y luego a 6.400 millones de dólares en 2022,
de acuerdo con Financial Times. Este medio cita como ejemplos de las nuevas
inversiones chinas, los planes de fabricación de vehículos eléctricos BYD, la adquisición de
activos de litio en Chile y la expansión
de Huawei y otras empresas chinas en la región en centros de datos, computación
en la nube y tecnología 5G.
Las relaciones Venezuela-China
Las relaciones
Venezuela–China datan de 1943. Desde entonces, y hasta 1974, se sitúa la
primera etapa de diálogos con China continental, que luego tuvo su epicentro en
Taiwán debido al triunfo de la revolución China (1949). Con el ingreso de China
a la ONU (1971), y su acercamiento a los EEUU, la mayoría de los países
latinoamericanos rompieron con Taiwán y normalizaron sus relaciones con Pekín. Venezuela
lo hizo el 28 de junio de 1974. En este apartado se aborda parte de
la cooperación China-Venezuela durante
el gobierno de Hugo Chávez (1999-2013); hasta
el gobierno del presidente
Nicolas Maduro Moros.
Un punto de partida en
las relaciones entre China y Venezuela
fue en 2001, cuando Jiang Zemin y Hugo
Chávez firmaron un Convenio Marco de Cooperación, a partir del cual se ha permitido conocer un avance
sin precedentes de las relaciones de
cooperación entre los dos países.
Durante la visita de Jiang Zeming a Caracas, se puso en
marcha la cooperación en: petróleo y
gas, minería, tecnología, comercio,
agricultura, infraestructuras,
desarrollo industrial y en
cultura, con el denominado Plan Estratégico Energético China-Venezuela
2001-2011; instrumento jurídico para regular las relaciones bilaterales. Chávez
buscaba acercarse más a China y reducir
su dependencia estructural e histórica
con Estados Unidos.
Así, en “La Ruta de la Seda”,
en Caracas, se expusieron obras de gran valor cultural
para el país asiático. En la Feria Internacional del Libro de Venezuela de 2019,
tuvo como país invitado a China, cuyos
textos fueron traducidos y expuestos al
público venezolano. Por su parte, la Comisión Intergubernamental de Alto Nivel China-Venezuela (CIAN), ha sido el órgano instituido por las
cancillerías como el principal mecanismo
de Cooperación (2001); y mayor instancia negociadora de los nuevos convenios que
se desprendieron del acuerdo marco, el
cual se renueva y complementa anualmente con nuevos temas de la
agenda bilateral. Se desarrolla, además, la política
bilateral de alto nivel, transversal a todas las instancias de poder
ministeriales de ambas naciones,
dirigida por los jefes de Estado. La alianza estratégica China-Venezuela es hoy un hecho real en proceso. Chávez también
propició la realización de varios foros y rondas de negocios. El último se realizó en 2018 en suelo chino y contó con la presencia del presidente Nicolás
Maduro.
En los últimos tiempos se ha
acelerado el trabajo de las comisiones mixtas especializadas, las cuales están
activadas todo el año. En aquella
ocasión, Maduro destacó el flujo de funcionarios venezolanos que visitan anualmente a China para participar en
programas de formación técnica y administrativa, y los chinos vinieron a Venezuela para operativizar los
acuerdos técnicos. En el sector
tecnológico, Venezuela se enfocó en la
importación de bienes de consumo, como
electrodomésticos y equipos de telefonía móvil en un 17,7%. Otras importaciones
se centraron en el sector de equipos
para el trasporte público,
representando más del 50% del total, así como maquinaria industrial y
agrícola para la construcción (23,1%). Entre 2009 - 2013, el valor de las
importaciones venezolanas provenientes
de China pasó de 4.034 millones de $ a 7.645 millones de $. Esta cifra se incrementó colocando a Venezuela entre los principales socios comerciales de
China en América Latina. (Ríos, 2009).
El petróleo fue y continúa
siendo la bisagra de la relación China-Venezuela. De acuerdo a Piña (2019, p. 4) “las
Salidas de Inversión Extranjera Directa
(OFDI) de China dirigidas al sector petrolero venezolano han alcanzado
la cifra de 3.685 millones de USD entre
2000 y 2018”. Ello ha dado paradójicamente como resultado una balanza comercial favorable a
Venezuela. Este peculiar fenómeno podría
explicarse por el espectacular crecimiento de China y su exponencial incremento en la
demanda de hidrocarburos, además
de su estrategia enfocada en garantizarse fuentes estables de
suministro de crudos en distintas partes
del globo: Medio Oriente, Asia, Rusia y Latinoamérica, donde el socio por excelencia es Venezuela. Este
singular fenómeno ha introducido nuevas variables en la geopolítica de la
energía global, siendo la más evidente
la disputa de China por el total petrolero ofertado en el mundo con el
hasta hoy mayor consumidor del mundo,
Estados Unidos (Sapir, 2008). En ese orden, entre 2008 - 2014, Venezuela redujo sus niveles
de exportación hacia Norteamérica, redirigiendo sus ventas hacia el
mercado chino, lo que PDVSA, en 2016, denominó
“diversificación de las exportaciones petroleras”. El embargo
económico de Estados Unidos a Venezuela provocó
una seria contracción de las exportaciones
petroleras en los últimos años, agravada por la caída de los precios de los hidrocarburos desde 2014, resultando una
reducción de la capacidad exportadora de
los crudos venezolanos, la cual, para 2020, estaba cercana a los 400 mil
barriles diarios (El Comercio,
14/7/2020).
Para 2011, y según declaraciones del propio
ministro de la Comisión de Desarrollo y
Reforma de China, Zhang Xiaoqian, China ya buscaba establecer alianzas energéticas de “largo
plazo con Venezuela, cuya balanza
comercial cerró ese año con 17.000 millones de dólares, de los cuales,
la materia petrolera absorbió buena
parte"; "Es
indispensable para nosotros establecer una
alianza de cooperación de largo plazo con estabilidad y también con un
mayor estrechamiento”, dijo el
ministro mencionado en alusión a la materia
energética y minera con Venezuela. El alto funcionario consideraba a la cooperación petrolera “como una
prioridad” por lo que “era necesario seguir ampliando el comercio de los productos
petroleros”, así como “acelerar los trabajos preparativos para el
desarrollo conjunto de los bloques petrolíferos y concretar las condiciones para la inauguración de una
refinería en su país, definiendo prioridad planificar la cooperación energética
como estrategia de largo plazo”. Estas alianzas constituyen, el verdadero pivote geopolítico del nuevo
siglo chino en América latina y,
especialmente, en Venezuela. Los vínculos promovidos subyacen a las diferentes tensiones actuales con
Estados Unidos. Así, China considera a
Caracas no sólo un socio comercial, sino también un puente para promover
otros proyectos de mayor trascendencia
en la cuenca del Caribe, esto es, un pivote geopolítico en un área de influencia geoeconómica de la
potencia hegemónica del Norte.
Venezuela ha significado
para China un importante aliado, sea en términos de afinidades políticas o de
disponibilidad de recursos naturales, debido a su papel como principal destino
en la región de Latinoamérica de los capitales otorgados en forma de
préstamos por sus instituciones financieras. Esta disposición crediticia
demuestra la confianza de China en el futuro económico de Venezuela en el largo
plazo. (Romero, 2016, p. 124-125). Los dos países
mantienen en vigencia instrumentos de cooperación y financiación: Fondo de
Financiamiento Conjunto Chino Venezolano (FFCCV) y Fondo de Gran Volumen a
Largo Plazo (FGVLP). De acuerdo al sitio América Economía 2, sólo en
inversiones para estimular el sector petrolero, las infraestructuras y la
minería, entre otras áreas de vital importancia para el desarrollo de Venezuela
(Piña, 2019, p. 8).
La relación entre Venezuela
y China se ha transformado en una
asociación fundamental en el ámbito internacional. Esta relación preocupa mucho
a Estados Unidos. En un documento de la Comisión de Seguridad Económica del Senado de Estados
Unidos se exponen las inquietudes de
Washington a propósito de la presencia china en Latinoamérica, haciendo especial énfasis en el gran
despliegue del país asiático en lo que supone
“su peligrosa relación comercial y política con Venezuela”. Como
preocupaciones principales, el informe
destaca a China como segundo principal socio después de Estados Unidos en Latinoamérica, y primero
en los casos de Brasil, Chile, Perú, y de Venezuela en el caso de exportaciones
petroleras (Bivlas y Koleski, 2018, p.3-4). Fruto
de estas relaciones la Gran Misión
Venezuela para el 30 de abril de 2025, había construido y entregado 5.258.000
hogares a igual número de familias en todo el país. Asimismo, las obras de
infraestructuras para vialidad,
alcanzaron en 2010 una inversión cercana a los US$ 30 mil millones.
En 2014, la industria de
maquinaria pesada china aumentó sus exportaciones mediante una asociación
empresarial denominada Corpovex.
Venezuela firmó un contrato de suministro de maquinarias para adquirir 5.239
camiones fabricados por la compañía Jianghuai
Automobile Corporation Motors (JAC Motors) por un monto igual a US$ 274 millones,
para fortalecer el sector industrial en
Venezuela, contemplando la asistencia técnica y la transferencia
tecnológica en el renglón de
capacitación automotriz al personal venezolano.
En 2013
se creó la empresa AutoCom Venezuela C.A,
dedicada a la incorporación y ensamblaje de piezas automotrices de
fabricación nacional. Con una
inversión de US$ 35 millones, las instalaciones
industriales cuentan con una planta de 30.000 m², distribuidos entre una
planta ensambladora, los patios de
almacenaje y un centro administrativo y operativo. Venezuela tiene avanzada la
importación de vehículos convencionales
de costos subsidiados con las firmas chinas Chery, Haima y Dongfeng Motors, lo que en los
últimos años ha colmado el parque
automotor venezolano, por sus precios
más accesibles.
En materia de innovación
tecnológica, Venezuela ha puesto en órbita
algunos proyectos satelitales por intermediación de la corporación china
Grate Wall Industries: Simón Bolívar, en
2008; Miranda, en 2012; Sucre, en 2017; y
Guaicaipuro, todavía en desarrollo. Otros proyectos se encuentran en ejecución. En este esfuerzo binacional, la cooperación entre Venezuela y China abarca
más de 600 acuerdos bilaterales. Estas iniciativas buscan enfrentar las
amenazas imperiales y favorecer el desarrollo dentro del Sur Global, mostrando
una alineación geopolítica significativa.
En 2024, en ocasión de
celebrarse 50 años de las relaciones China-Venezuela, Nicolas Maduro
señalo: «Hoy celebramos con mucha
felicidad 50 años de una amistad que es inquebrantable, a toda prueba y en todo
tiempo. Un gran abrazo a mi hermano mayor presidente Xi Jinping y a todo el
pueblo chino. China y Venezuela siempre unidas». Son dos murallas poderosas
que se encuentran y juntas pudieran
contribuir a producir las transformaciones necesarias para que sea humana la
humanidad.
Hoy, 5/09/2025, llegó a
Venezuela una plataforma petrolera
flotante para el proyecto de China Concord. Este proyecto cuenta con una
inversión de 1000 millones de dólares. Con lo cual se catapultaría la industria petrolera
venezolana.
Trascendencia
de las relaciones chino-venezolanas en el contexto actual
- En la actualidad, China lucha con EE.UU
por ser la primera potencia económica mundial y segundo socio comercial de los
países latinoamericanos, después de los Estados Unidos. La proyección indica
que para 2030, pasaría a ser el primer socio comercial del continente. Además,
China es un agente dinamizador de la economía dentro de los BRICS. Y Venezuela
cuenta con las mayores reservas de petróleo del mundo, las segundas
mayores reservas de gas. Posee, además,
17 minerales estratégicos para potenciar las tecnologías puntas que mueven a la
economía global. En la medida en que estas relaciones bilaterales se expandan en esa medida ambos países se
catapultarán. Cada uno le aportaría al otro lo que necesita en una relación
ganar-ganar, respeto mutuo y no
injerencia en los asuntos internos.
- Lo que decimos no es una fantasía. Ambos
países luchan por construir el Socialismo en el contexto de las actuales
relaciones de fuerzas en el mundo y atendiendo a sus condiciones específicas y
su cultura; coinciden en la idea de construir un mundo multicéntrico y
pluripolar; en una política exterior y diplomática de paz, respetan el no
injerencismo, la carta de la ONU, la autodeterminación de los pueblos, entre
otras cosas. Todo ello facilita un
proceso de alianza poderosa.
- Con estas coincidencias y fortalezas,
ambos países, juegan un papel fundamental en la economía global, en el cambio
de correlación de fuerzas simbolizado en el bloque de poder que representan los
BRICS y, en contraparte, la crisis estructural de los Estados Unidos que marcan
su declive definitivo hoy en proceso avanzado. Somos optimistas en pensar que
veremos caer a los Estados Unidos a
planos inferiores de las potencias emergentes y un nuevo mundo nacerá, no sin
problemas pero que sabremos resolver para salvar a las nuevas generaciones.
- Estas alianzas duraderas pudieran
explicar no tan solo la determinante y categórica posición de China, sino también
la de Rusia con respecto a las amenazas de Estados Unidos contra Venezuela al concentrar un alto arsenal
bélico en aguas del Caribe con la excusa de combatir al
narcotráfico. Venezuela y China un puntal de acero que facilitará el cambio de
época.
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