martes, 1 de octubre de 2024

 

EL PARADIGMA BOLIVARIANO: REFERENTE PARA LA CONSTRUCCIÓN DE  UNA TEORÍA DE LA LIBERTAD

Ángel Custodio Velásquez

ancuve@gmail.com

Muchos seres humanos, que   por su obra   han trascendido en el tiempo y en el presente siguen siendo referentes para orientar proyectos políticos de transformación revolucionaria de la sociedad, han sido estudiados desde diversas facetas y miradas; pero difícilmente abundan estudios que hagan referencia a cómo construyeron su pensamiento, cómo produjeron conocimiento y cuáles fueron los supuestos teórico-filosóficos que guiaron su acción política para alcanzar los resultados obtenidos. Es el caso de Simón Bolívar quien -más allá de la influencia que tuvieron sus maestros y algunos pensadores de la Europa decimonónica en la construcción de su pensamiento-  asumió, quizás, lo más avanzado del liberalismo político del siglo XVIII y XIX, sintetizado en la Revolución democrático-burguesa de 1789 y estableció, en 1819, las bases de la República y, finalmente, expulsó a los españoles  de América.

El presente artículo es parte del primer avance de  una investigación inscrita en el Proyecto Estratégico:  Bolívar Contrahegemónico, el cual  se despliega a través de diversos subproyectos que lleva adelante  La Universidad Internacional de Las Comunicaciones (LAUICOM).

En ese orden de ideas, esta investigación se soporta en los siguientes supuestos teóricos-filosóficos y epistemológicos:

§  Un algo viene de otro algo. Nada viene de la nada.

§  La vida, en general, y los procesos socio-históricos, en particular, existen  en movimiento permanente de cambios y transformaciones, de continuidades y discontinuidades, de complementos y contradicciones y de puntos de inflexión. En ese movimiento complejo, todo tiene que ver con todo. Nada existe aislado, aunque lo percibamos así desde nuestro aparato analítico.

§  Los seres humanos son los grandes constructores y deconstructores del mundo, jugando el papel de sujeto y ajenos a cualquier idea de existencia de leyes sociales. Esto último forma parte de la crisis civilizatoria del proyecto moderno que arrastra en su huracán de cambios a toda suerte de dogmatismo en lo socio-político-histórico.

§  La naturaleza de los seres humanos es social; no individual. Por ello existen articulados con los otros, la naturaleza y el cosmos.

§  La  producción material y espiritual  de cada sociedad histórico-concreta está limitada por la episteme de la civilización en la que fue creada. Su superación supone la transformación de la episteme dominante.

§  La psique humana y las mentalidades son un producto construido en el marco de determinadas condiciones socio-históricas. Por ello, “Los hombres [seres humanos] se parecen más a sus tiempos que a sus padres”.

§  La subjetividad de los seres humanos es real porque mueve su vida.

§  Toda forma de conocer es histórico-concreta y se fundamenta, por lo menos,  en un modelo teórico históricamente determinado.

§  Todas las ciencias “duras” como las Ciencias Sociales o humanistas, se explican desde las corrientes de pensamiento.

§   Todo/a investigador/ra de oficio, debe estar consciente del paradigma que usa en sus investigaciones para evitar ser un eclético inconsciente.

§  Toda investigación se aborda desde un aparato analítico; lo sepa o no  quien investiga.

§  El objeto de investigación, desde una perspectiva crítica,  es la síntesis de múltiples determinaciones; por lo tanto, la unidad de lo diverso.

§   La Totalidad, por su parte,  es una porción finita del objeto de investigación y  los elementos del contexto que la determinan  y que también son determinados. Por tanto, su enfoque es pluridimensional con interrelaciones múltiples  y no lineales. Además, Es interpretable, medible, cuantificable,  cualificable en un mismo proceso y produce conocimiento  fiable para transformar.

§  Si el conocimiento es verdadero o falso, lo determina la praxis humana.

§  Lo concreto es una síntesis, un resultado definido en tiempo y espacio de múltiples factores que lo hacen ser como es  (y no como otra cosa).

§  En dicho resultado convergen elementos diversos (distintos); en donde algunos  pueden  complementarse  entre ellos; mientras que  entre otros pueden generarse tensiones o contradicciones.

 

En ese mismo orden expositivo y en relación con la epistemología, ésta  no es nueva en el arte de conocer y responde a la pregunta: cómo se produce el conocimiento,  tampoco se limita a una sola acepción. Encuentra sus primeras formas en la Antigua Grecia, inicialmente en filósofos como Parménides o Platón. Para los  griegos, el tipo de conocimiento llamado episteme se oponía al conocimiento denominado doxa. En el tiempo, la epistemología ha sido utilizada de formas diversas. Para los fines de este trabajo, nos inscribimos en los conceptos de epistemología que se exponen a continuación:

Epistemología proviene del griego (episteme), conocimiento, y  (logia) estudio. Por tanto, viene a ser la “Doctrina de los fundamentos y métodos del conocimiento científico” (GARCIA   y Gross: 1992 p. 413); pero también puede ser entendida como: la “Teoría del conocimiento producido por la ciencia (…)” (FERRATER MORA: 1999  p.1041).

Para DAMIANI, Luis (1995)  “Es la ciencia que estudia a la ciencia” , mímeo s/n)

Para el autor de este trabajo, es la disciplina que aborda el estudio de los fundamentos teóricos, técnicos y metodológicos de los paradigmas con los cuales se produce conocimiento en la época moderna.

Del mismo modo, esta investigación se apoya en la acepción de paradigma la cual, según Kuhn:  es un Sistema de creencias, principios, valores y premisas que determinan la visión que una  comunidad científica tiene de la realidad, el tipo de preguntas y problemas (…) a estudiar, los métodos y técnicas válidos para la búsqueda de respuestas y definiciones. Siguiendo a Kuhn (1969): “Un paradigma es lo que comparten los miembros de una comunidad científica y, a la inversa,  una comunidad científica consiste en unas personas que comparten un paradigma”, garantizando la diversidad en la producción del conocimiento (p. 271).

 

Se agrega que todo paradigma está compuesto por los siguientes elementos ordenados de esta manera: una filosofía, una  epistemología, una teoría explicativa de lo real, un método, diversidad de técnicas e instrumentos. Con estos elementos se aborda el objeto de estudio.

Los tres primeros elementos del modelo planteado: filosofía, epistemología y Teoría  ubica al investigador(a) en el plano de la reflexión sobre lo real; mientras que los tres últimos niveles: método, técnicas e instrumentos lo sitúa en el campo operativo. De manera que todo plan para la acción debe ser precedido por una reflexión donde se establecen las directrices generales para actuar, en tanto que el modelo debe ser asumido como un todo interrelacionado y complementario.

Sobre el particular, a menudo se cometen dos errores: a) quedarse en el plano reflexivo, conlleva al   teoricismo que significa pretender resolver problemas reales de la sociedad desde los esquemas mentales de los sujetos; y b) hacer práctica sin reflexión teórica que conduce al pragmatismo y la construcción de un pensamiento técnico-instrumental o lógico-formal. Ambas tendencias reproducen la fragmentación cartesiana para producir conocimiento y cada una separada de la otra son insuficientes para producir praxis que conduzca a transformaciones revolucionarias de la sociedad. Así mismo, el método, en este modelo, responde a dos componentes: 1) la teoría que lo precede por lo que debe estar en arreglo a la misma; y 2) se despliega a través de las técnicas y es guía para la aplicación de las mismas en la investigación.

Igualmente, entendemos como Modelo de Análisis a la síntesis de la concepción del mundo que se despliega a través de mitos,  creencias, valores; teorías, conceptos y categorías con las cuales, en un determinado contexto socio-cultural,    se analiza e interpreta la sociedad histórico-concreta que se pretende transformar.

Bolívar y la construcción del paradigma bolivariano

Expuestos  tangencialmente  los supuestos que guían esta investigación,  podemos adentrarnos a cómo Bolívar- quizás sin quererlo- como parte de su majestuosa obra, fue dejando pistas en el camino andado que hoy, desde el siglo XXI y esquivando los anacronismos, recogemos de su tiempo y nos atrevemos a bosquejar lo que denominamos un paradigma bolivariano, en el contexto del debate que se adelanta en el continente para avanzar hacia la construcción de un pensamiento que en perspectiva se aleje del eurocentrismo-occidentalismo que ha naturalizado tanto el supremacismo pensamental europeo como la sociedad capitalista neoliberal,  como la única forma de vida posible a la que los humanos debemos adaptarnos: ¿muerte de la historia?; y nos acerque a eso que se ha dado por llamar la construcción de un pensamiento nuestroamericano descolonizado, edificado desde nosotros y nosotras en el contexto socio-histórico que vivimos, fundado en nuestros pensadores y pensadoras,  en el marco de nuestra cultura, históricamente determinada,  para explicar lo real  y, sobre esas bases, levantar teorías que contribuyan a alumbrar las transformaciones revolucionarias que los pueblos adelantan en este continente. Sobre el particular, este intenta ser nuestro primer  acercamiento a esa empresa tomando como coartada a Simón Bolívar El Libertador.

En efecto, las concepciones filosóficas, sociales y políticas de la ilustración, sirvieron de  referencia, en gran medida,  para  el accionar teórico-practico de Bolívar. Para  los ilustrados, nningún ser humano transforma nada sin ideas, pero las ideas no se convierten en realidad sino son llevadas  a la práctica. Fueron  los ilustrados, sobre todo los franceses de finales del siglo XVIII, los primeros en tomar plena conciencia del vínculo indisoluble entre  idea y  acción. Los ilustrados  pensaban que las ideas se llevaban a la práctica, y que, de la práctica, a su vez, se levantaban nuevas ideas y teorías. Empero, los grandes sistemas filosóficos de los siglos XVI-XVII, fueron altamente especulativos y metafísicos. Los representantes de este tipo de filosofía inmanente, que discurría en la  cabeza del filósofo, fueron:  Descartes, Leibniz, y Malenbranche. Es con el movimiento ilustrado que la razón alcanza la plenitud de su autonomía y se hace práctica. Bolívar, en sus escritos, cita entre otros pensadores a Montesquieu, Rousseau, a los filósofos griegos, pero, principalmente, a los ligados a la Ilustración, que fue el pensamiento más revolucionario de su época espoleado por las ideas liberales.

Los filósofos del siglo XVIII aspiraban incidir en  la vida  humana y la sociedad. Este trabajo lo hicieron David Hume y John Locke,  en Inglaterra. Fue tanto así, que, en este siglo,  Locke fue considerado una suerte de maestro de Europa. Los franceses a lo largo del siglo XVIII fueron  influenciados por los ingleses  y reelaboraron creadoramente su pensamiento; mientras que, en la vida práctica, las ideas filosóficas, sociales y políticas la materializaron Montesquieu, Rousseau y Diderot. Fueron ellos quienes ilustraron a los franceses tanto para las reformas dirigidas desde arriba, como para los  cambios producidos a partir de 1789, con la Revolución Democrático-burguesa. Bolívar bebió de estas fuentes y, particularmente, del empirismo inglés;  pero Bolívar siempre estuvo atento y estudiaba los cambios oficiados básicamente  en Europa, analizaba las guerras y las experiencias de otras latitudes, a los héroes, los hitos históricos de América y de las culturas negras en el continente.

Bolívar valoraba tanto el Contrato Social de Rousseau, que en su testamento expresó su deseo de que le fuera entregado a la Universidad de Caracas (Hoy Universidad Central de Venezuela). También leyó a Montesquieu, que son las dos figuras claves de la Ilustración política en Francia. La Constitución de Cádiz de 1812, con sus ideas liberales e ilustradas también abrió un paréntesis, aprovechado por los que luchaban por liberarse del dominio colonial español. Bolívar que conocía al pueblo americano: sus vicios, su grandeza y sus limitaciones, hablaba de tres eslabones de la cadena que nos ata a la dominación: la ignorancia, la tiranía y el vicio.

Bolívar fue ferviente admirador de las instituciones británicas, por eso recomendaba a los legisladores de su tiempo estudiar la Constitución de Inglaterra, no para imitarla servilmente, sino para ver lo que tenía de republicanismo. Al respecto decía: “Yo os recomiendo esta constitución popular, la división y el equilibrio de los poderes, la libertad civil, de cómo la más digna de servil de modelo a cuantos aspiran al goce de los derechos del hombre y a toda la felicidad política que es compatible con nuestra frágil naturaleza” Todas estas ideas nutrieron el proyecto político y social de El libertador y son,  al mismo tiempo,  partes medulares de su pensamiento.

Igualmente, Bolívar tenía muy en alto el papel de la ciencia en la formación de los seres humanos sobre todo aquellos quienes aspiraban emprender proyectos trascendentes. En carta a un familiar deja claro que hay que conocer las ciencias porque el  “conocimiento de las ciencias exactas, (…) nos enseñan el análisis, pasando de lo conocido a lo  desconocido y por este medio aprendemos a pensar y raciocinar con lógica”; y remata con esa frase lapidaria: "Un hombre sin estudio es un ser incompleto" ( ...)

Pero Bolívar también se alimentó de fuentes diversas y de experiencias; es así como  en 1799 estuvo en España, allí se puso en contacto con los círculos ilustrados españoles. En 1804  viajó a París, cuando aún se sentían los ecos de la Revolución democrático-burguesa. De esos intercambios logró filtrar aprendizajes significativos. Para Bolívar, como hombre de formación integral,  el conocer no se limita meramente al uso de la razón fría y calculadora, sino también le asignó un espacio importante a la intuición para apropiarse de fenómenos y tendencias políticas que estaban más allá de la lógica formal y del dato cuantitativo,  sumergidos allí en las turbulencias de la complejidad socio-política. Se reitera: estudiar las experiencias fue clave en su orientación política y su acción, al igual que darle una gran importancia al estudio de la historia.

En consecuencia, la filosofía[1] predominante en el siglo XVI- XVIII era el empirismo inglés representado básicamente por:  Bacon (1561- 1626), Hobbes (1588-1679), Locke (1632-1704) y  Hume (1711-1776), otra fuente   en la que se apoyó Bolívar para entender su tiempo; de allí que puso énfasis en el estudio de lo real concreto, a partir de los procesos sociales vividos en su época los cuales los entendió como la resultante de una geopolítica regional y/o internacional. Es así que, en la carta de Jamaica,  dictada a su secretario Pedro Méndez en Kingston el 6 de septiembre de 1815 y dirigida “A un Caballero de esta Ysla” (se refiere a Jamaica), le expone una radiografía al representante inglés de lo que era América para el momento. Señala Bolívar:

             “ (…) El belicoso estado de las provincias del Rio de la Plata ha purgado su territorio y conducido sus armas vencedoras al Alto Perú; (…). Cerca de un millón de habitantes disfrutan allí de su libertad.(…) El Reyno de Chile, poblado de ochocientas mil almas, está lidiando contra sus enemigos //folio 5 // que pretenden dominarlo; pero en vano, porque los que antes pucieron un termino a sus conquistas, los indomitos y libres araucanos, son sus vecinos y compatriotas; y su ejemplo sublime es suficiente para probarles, que el Pueblo que ama su Yndependencia por fin la logra (…) El Virreynato del Perú cuya población asciende á millon y medio de habitantes, es sin duda el mas sumiso, y al que mas sacrificios se le han arrancado para la causa del Rey; y bien que sean varias las relaciones concernientes á aquella hermosa porcion de America, es induvitable que ni está tranquila, ni es capas de oponerse al torrente que amenasa á las mas de sus provincias (…)”.(Bolívar; 1815, p. 2)

Más adelante, Bolívar (1815) añade:

“ (…) La Nueva Granada, que es,(…) el corazon de America obedece á su gobierno jeneral eseptuando el Reyno de Quito que, con la mayor dificultad, contienen sus enemigos, por ser fuertemente adicto á la causa de su patria: y las provincias de Panamá y  Santa Marta que sufren, no sin dolor, la tirania de sus señores (…). En cuanto a la heroica y desdichada Venezuela, sus acontesimientos han sido tan rápidos y sus desvastaciones tales, que casi la  han reducido á una absoluta indijencia, y á una soledad espantosa:  no obstante que era uno de los mas bellos paices de cuantos hacian  el orgullo de la America. Sus tiranos gobiernan // folio 6 // un desierto y solo oprimen á tristes restos, que escapados de la muerte,  alimentan una precaria existencia: algunas mujeres, niños y ancianos son los que quedan. Los mas de los hombres han perecido por  no ser esclavos, y los que viven combaten con furor en los campos  y en los pueblos internos hasta espirar ó arrojar al Mar á los que,  insaciables de sangre y de crimenes, ribalizan con los primeros  monstruos que hizieron desaparecer de la America á su raza primitiva. Cerca de un Millon de habitantes se encontrava en Venezuela;  y, sin exageracion, se puede asegurar que una cuarta parte ha sido  sacrificada por de tierra, la espada, el hambre, la peste, las peregrinaciones: esepto el terremoto, todos resultados de la guerra (…)  todas especies, pues nada ahorran los españoles, con tal que  logren someter á los que han tenido la desgracia de nacer en  este suelo, que parece destinado á empaparse con la sangre de sus hijos (…). (p.3)

Adiciona Bolívar que:

(…) los Mejicanos seran libres por  que han abrazado // folio 7 // el partido de la patria, con la  resignacion de vengar á sus pasados, ó seguirlos al sepulcro.  Ya ellos dicen con Reynal: llegó el tiempo en fin, de pagar á  los españoles suplicios con suplicios, y de ahogar á esa raza de  esterminadores en su sangre ó en el Mar. (…). Las Yslas de Puerto-rico y Cuba, que entre ambas, pueden  formar una poblacion de setecientas á ochocientas mil almas, son  las que mas tranquilamente poseen los españoles, por que estan  fuera del contacto de los Yndependientes. Mas, ¿no son americanos estos Ynsularez.? ¿no son vejados.? ¿ no desean su bien estar.?” (Ibíd)

He aquí la visión de totalidad finita con la que Simón Bolívar percibía a América. No la vio como  islas separadas entre sí;  sino como parte integrante  de un mismo problema: el colonizaje español. De esta manera,  rompía con la visión cartesiana del mundo. No es casual, entonces, que, para lograr la libertad de España y la construcción de la república, haya propuesto una unidad de naciones bajo el estandarte de un solo ejército, entendiendo a ese conjunto de naciones bajo el proyecto: La Patria es América.

Bolívar  supo identificar la contradicción principal para el momento  como fue la lucha por la independencia versus el colonialismo  como proyecto político anticolonial,  para  construir la República y alcanzar la autonomía total del Estado Monárquico Español. Igualmente,  identificó  la lucha interpotencias por distribuirse los territorios y el control de las colonias,  las alianzas que se construyeron en   el Congreso de Viena en 1815,  expresadas en la Santa Alianza que buscaba reeditar la monarquía y regresar al absolutismo; alianzas que no eran homogéneas sino que entre los integrantes de la misma habían contradicciones por intereses opuestos;  pero además, las disputas de otras potencias coloniales por el control  del poder en las colonias  en los territorios de América y, dentro de ello, el estudio de la correlación de fuerzas existentes en cada momento. Ello le facilitó construir alianzas político-militares para llevar adelante el proyecto político de Colombia la grande.

Lo que se señala queda  claro en la mencionada Carta de Jamaica[2]  en la que a partir de una construcción discursiva   prospectiva de lo que vislumbró era  América como su proyecto socio-político, logró el apoyo de los ingleses para llevar adelante la guerra de independencia y sacudir a América del dominio español.

 

Lo teológico, también jugó un papel en Bolívar. Acompañó al cálculo frio y racional inmediato  porque fue un creyente y, como parte de su subjetividad, se  encomendaba a Dios en cada acto de su vida. Ello le daba fuerza, valor y seguridad en el proyecto emprendido o en la batalla inmediata. Lo que se señala es notable en sus cartas dirigidas a sus amigos, a los militares subalternos y a miembros de su familia, entre otros.

 

Desde el punto de vista epistemológico, Bolívar siempre echó manos al análisis de lo real, abordándolo integralmente; pero poniendo énfasis en  la experiencia como síntesis de  procesos que culminaban pero que, a su vez, eran un nuevo comienzo en el que intervenían nuevas variables, en un nuevo entorno social y sujetos. Esos análisis facilitaban reorientar los objetivos políticos de la guerra. De allí levantó  explicaciones,  aprendizajes, teorías y tendencias que le permitían tener ideas de hacia dónde iban las cosas. Asimismo, Utilizó mucho la proyección a partir del análisis de las coyunturas políticas específicas.

Ello queda  reflejado en el Manifiesto de Cartagena en el que explica a los habitantes de la Nueva Granada  las razones por las cuales se perdió la denominada I República. Sobre el particular, Bolívar precisaba que: los proyectos personales, la malversación del erario público y la deslealtad, entre otros elementos,  conspiraron  contra la unidad de los patriotas y, por ende, sobre el proceso de independencia. Vierte en su discurso elementos coyunturales, otros estructurales y morales para dar cuenta de la derrota. Veamos:

“El más consecuente error que cometió Venezuela, al presentarse en el teatro político fue,  sin contradicción, la fatal adopción que hizo del  sistema tolerante; sistema improbado como débil e ineficaz, desde entonces, por todo el mundo  sensato, y tenazmente sostenido hasta los últimos  períodos, con una ceguedad sin ejemplo” (Bolívar: 1812 p.4)

 

Más adelante sostiene:

“(…) la impunidad de los delitos de  Estado cometidos descaradamente por los descontentos, y particularmente por nuestros natos  e implacables enemigos los españoles europeos,  que maliciosamente se habían quedado en nuestro país, para tenerlo incesantemente inquieto y  promover cuantas conjuraciones les permitían  formar nuestros jueces, perdonándolos siempre,  aun cuando sus atentados eran tan enormes, que  se dirigían contra la salud pública” ( Ibid. ).

 

Debido a ello, “(…) vino la oposición decidida a levantar  tropas veteranas,  disciplinadas y capaces de presentarse en el campo de batalla, ya instruidas, a  defender la libertad con suceso y gloria”. Asimismo, “La subdivisión de la Provincia de Caracas,  proyectada, discutida y sancionada por el Congreso federal, despertó y fomentó una enconada  rivalidad en las ciudades y lugares subalternos,  contra la capital (…)”.

Bolívar adiciona un relevante problema estructural, como elemento que contribuyó enormemente para la pérdida de la llamada I República:

“Pero lo que debilitó más el Gobierno de  Venezuela fue la forma federal que adoptó,  siguiendo las máximas exageradas de los derechos del hombre, que autorizándolo para que se  rija por sí mismo, rompe los pactos sociales, y  constituye a las naciones] en anarquía. Tal era  el verdadero estado de la Confederación. Cada  Provincia se gobernaba independientemente; y  a ejemplo de éstas, cada ciudad pretendía iguales facultades alegando la práctica de aquéllas, y  la teoría de que todos los hombres y todos los  pueblos gozan de la prerrogativa de instituir a  su antojo el gobierno que les acomode” (Ibid. p. 5)

 

Con esa finura en el análisis, Bolívar en el mencionado Manifiesto de Cartagena, señala otras razones para la pérdida del poder político en 1812, y llega a un conjunto de conclusiones de las cuales aprendió; sobre todo a tener claro que los gobiernos federalistas sin tener un centro político que le dé  direccionalidad política al conjunto y los una a través de una visión estratégica, debilita el poder porque dispersa las fuerzas patriotas  y las  desune; porque, entre otras cosas, surgen los intereses individuales, los proyectos grupales debilitando al proyecto único general. De allí su consigna sobre la unidad para vencer al enemigo.  Sostenía, con mucha razón,  que "El arte de vencer se aprende en las derrotas" (...) analizando los errores cometidos en las contiendas. La sistematización de las experiencias fue clave para aproximarse a lo real y orientar   su acción  política venidera.

El análisis de lo real para orientar el proceso político y la unidad siempre han sido fundamentales en los procesos políticos. Esto hoy tiene plena vigencia porque  si no vamos unidos contra el enemigo común como es el imperialismo colectivo, la victoria se hará más dificultosa.

 

En el plano teórico, Bolívar siempre se apoyó en el estudio de la  experiencia, - como ya se dijo- de los momentos coyunturales, en el análisis de las batallas en las que identificaba los aciertos y errores, no solo con lo  descriptivo,  sino, sobre todo, con lo explicativo para orientar la política y  tomar decisiones para actuar, no para contemplar. Con este accionar Bolívar fue construyendo una teoría de la guerra de liberación. Obviamente para ello también se ayudó de otras enseñanzas como las transferidas por Alejandro Petión y Simón Rodríguez, entre otros. Bolívar tenía claro que un pensamiento no se cristaliza en sí mismo porque conduce a la dilectancia o, en el mejor de los casos, a un academicismo pasivo, estéril y de poca utilidad. Un pensamiento requiere de acciones prácticas para materializarse; porque teoría y acción forman parte de un mismo proceso retroalimentándose. La unidad entre pensamiento  y acción fue una herencia de la ilustración que potenció Carlos Marx, en el siglo XIX.

Desde el punto de vista del método, Bolívar utilizó un enfoque metódico  de totalidad porque consideraba los factores internos dependiendo del territorio social donde actuaba, inscritos en el contexto internacional o regional; de integralidad,   abierto que permitía recrearlo en el proceso de lucha, a partir de los cambios sustantivos que aparecían en la contienda; de manera que era un método cambiante, flexible y ajustable a las circunstancias. En tal sentido, adaptaba el método a la realidad; y no ésta al método. De allí su carácter flexible. La idea del movimiento es transversal al pensamiento de Simón Bolívar.

 

Lo que se señala se evidenció en la batalla de Carabobo el 24 de junio de 1821,  en donde  ocurrió el enfrentamiento entre el ejército realista a cargo del mariscal de Campo Miguel de la Torre y del ejército republicano, liderado por el General en Jefe Simón Bolívar. Los resultados de esta batalla fue el producto de una campaña previa llevada adelante por Bolívar en los que consideró, entre otras cosas: la significación de la batalla para el futuro de Colombia  y, sobre todo, la liberación del Sur  en donde quedaban los últimos reductos del ejército realista en América el cual era necesario derrotarlo para alcanzar la victoria definitiva sobre el imperio español; las condiciones del ejército patriota y su capacidad para ganar una batalla en la que estaba en inferioridad de fuerzas, el movimiento de sus tropas, la necesidad de dividir las fuerzas del ejército español como una posibilidad para garantizar el triunfo, el uso de la logística, la desinformación hacia el adversario en donde magnificó la alta moral y las capacidades del ejército patriota.

Para llevar adelante esta proeza, Bolívar  se concentró a realizar la planificación en un territorio estratégico  (lo que es hoy el Municipio Simón Planas, en el estado Lara) en el que tenía comunicación fluida y regular con los cuadros militares bajo su mando: Páez en los llanos, que, a su vez, se comunicaba con los Andes, Urdaneta en Occidente; Bermúdez y Mariño en Oriente. Bolívar además de contar con un ejército internacionalista, asignó a sus mandos militares misiones específicas. La visión de totalidad esgrimida por Bolívar y la coordinación general del ejército patriota desde un centro,  cumpliendo las misiones asignadas en esta contienda, fue casi determinante en el triunfo de Carabobo.

          En relación con las técnicas utilizadas por Bolívar, de acuerdo al esquema  que se viene desarrollando, El Libertador utilizó diversas técnicas para obtener  la información. En tal sentido, Bolívar aprovechó la información obtenida a través de procesos de investigación; y combinó esto, en el caso de la guerra,  con  Información obtenida a través de la Inteligencia y más específicamente a través de la  infiltración del enemigo y de la figura de los dobles agentes.

En efecto, la inteligencia es muy vieja, tanto como los manuales de  Sun Tzu: El arte de la Guerra. En tal sentido, el período de la historia de Venezuela visto desde el prisma de los servicios de inteligencia, de los espías, que jugaron un papel determinante en las acciones políticas y militares que tomaron Domingo de Monteverde, José Tomás Boves y Pablo Morillo, por el bando realista, así como Francisco de Miranda y Simón Bolívar por el lado patriota, son elocuentes.  el vale todo y el fin justifica los medios (de factura weberiana), la información es poder, han sido elementos comunes en las guerras.

Ella se justificaba porque desde los primeros momentos de la declaración de la independencia, hubo  una clara intención de los republicanos  obtener información de los ciudadanos: saber qué piensan, con quienes se reúnen, en qué pasos andan, para saber quiénes eran afectos a la república o a la monarquía. Lo que siguió al movimiento del 19 de abril fueron alzamientos y focos armados realistas que se oponían al régimen republicano. Sectores sociales y políticos que estaban en contra de la deposición  del Capitán General Emparan y a las autoridades monárquicas Acción  similar hizo la iglesia católica con la santa Inquisición utilizaron la información para conocer a los herejes y agredirlos. Bolívar hizo lo suyo para afinar sus actuaciones y garantizar el control social para el momento. En ello estuvieron involucrados mujeres y sacerdotes, entre otros.

En todas las épocas, la inteligencia ha servido  para aplicar una política de terror como una forma de amilanar al adversario. El miedo y el control social han servido para garantizar la gobernanza sobre todo cuando se está en situaciones de incertidumbre.

          En lo atinente a los instrumentos utilizados por Bolívar  para tener acceso a la información, fueron diversos. No privilegiaba ninguno, pero priorizaba el que le diera mejores resultados. Los instrumentos estaban en correspondencia con el tipo de información requerida para cada momento o situación. De allí el carácter flexible que exhibió.

          Finalmente, el plan de abordaje de la política o de las batallas propiamente tales, contenían una diversidad de estrategias complementarias,  algunas veces, o independientes  unas de otras. El uso de una u otra dependía de las circunstancias que se presentaran en la contienda, en condiciones específicas. La estrategia la definía de acuerdo a lo que se iba a enfrentar.

          De esta manera quedan expuestos, a grandes trazos,  algunos de los elementos preliminares de lo que hemos definido como el paradigma bolivariano.

            Finalmente, se considera que la obra y el pensamiento de Simón Bolívar es un legado que trasciende a su tiempo y se proyecta hacia el siglo XXI como un sol con una fuerza,  potente e incalculable,  para alumbrar las luchas de América Latina y el Caribe y de muchos pueblos del mundo que hoy  batallan contra el colonialismo y el imperialismo; luces que, aunadas al pensamiento acumulado por los pueblos, alcanzan mayor significación en el marco de las culturas y las  especificidades de cada uno y, como dijera José Carlos Mariátegui:  "No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano.". He allí la necesidad de la originalidad de esta obra. Por lo demás, la obra de Simón Bolívar esta blindada ante  las mentiras de los apátridas y pusilánimes al servicio de los grandes centros de poder mundial y de cierto “estupidismo ilustrado” detractores del padre de la patria, Simón Bolívar, con la idea de socavar las bases de la Revolución Bolivariana, recolonizarnos  y retrotraernos a una nueva esclavización a través del control del cerebro humano.

NOTAS:



[1] Hablar de filosofía no necesariamente hay que remitirse a los griegos. En tal sentido, Hugo Zemelman, pensador chileno, sostiene que para identificar la filosofía que el capitalismo ha venido abrazando en cualquiera de las  formas que ha asumido, hay que estudiar determinado período histórico en el que la filosofía del capital se manifiesta en sus expresiones concretas. Develada la misma, se define la política para superarla.

 

[2] La Carta de Jamaica es un texto escrito por el político y militar Simón Bolívar el 6 de septiembre de 1815 en Kingston, capital de la colonia británica de Jamaica, en respuesta a una misiva de Henry Cullen, un comerciante jamaiquino de origen británico residente en Falmouth. Para mayor información sobre el tema, visitar la página web:  https://www.google.com/search?q=la+carta+de+jamaica+escrita+por+sim%C3%B3n+bol%C3%ADvar+en+1815&oq=La+carta+de+jamaica&gs_lcrp=EgZjaHJvbWUqBwgFEAAYgAQyBwgAEC4YgAQyDAgBEEUYORjjAhiABDIHCAIQABiABDIHCAMQABiABDIHCAQQABiABDIHCAUQABiABDIHCAYQABiABDIHCAcQABiABDIHCAgQABiABDIHCAkQABiABNIBCTE0NjEyajBqN6gCALACAA&sourceid=chrome&ie=UTF-8

 

https://www.google.com/search?q=Fuentes+en+que+se+inspir%C3%B3+Bol%C3%ADvar+paconstruir+su+pensamiento&oq=Fuentes+en+que+se+inspir%C3%B3+Bol%C3%ADvar+paconstruir+su+pensamiento&gs_lcrp=EgZjaHJvbWUyBggAEEUYOTIJCAEQIRgKGKAB0gEJMjg3MzdqMGo3qAIAsAIA&sourceid=chrome&ie=UTF-8

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 

Bolívar, Simón (2012). Manifiesto de Cartagena, Ministerio del Poder Popular para la comunicación y la información (MPPCI), Caracas.

Bolívar, Simón (2015). Carta de Jamaica, Comisión Presidencial para la  conmemoración del Bicentenario de la Carta de Jamaica, Caracas.

Bolívar, Simón (2019),  Discurso de Angostura (3ra edición corregida), Plan Nacional de Lectura Manuel Vadell, Fundación Editorial El Perro y La Rana), Caracas

Finol, Yldefonso (2022). Simón Bolívar: ideología y método de la emancipación de Nuestra América, Centro de Estudios Simón Bolívar, Colección Bolívar XXI, Caracas.

GARCIA, Pelayo y Gross (1992), Pequeño Larousse ilustrado, ediciones Larousse, España, p. 413).

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