jueves, 25 de septiembre de 2025

RELACIONES CHINA – VENEZUELA EN EL CONTEXTO DE LA GEOPOLÍTICA MUNDIAL

 

Por Ángel Custodio Velásquez

          Las relaciones China-Venezuela, se enmarcan en el entrelazamiento de dos contradicciones en la coyuntura  que vivimos: 1) la que enfrenta el bloque de poder representado por occidente y sus aliados; con otro bloque de poder emergente encarnado en los BRICS, con China y Rusia como potencias económico-militares sobresalientes en dicho bloque. Esta contradicción  no supone, necesariamente,  un cambio de Modo de Producción; pero en su proceso de resolución, pudiera conducir a ello. A corto y mediano plazo,  la resolución se materializaría en el marco del capitalismo; y 2) la contradicción entre el imperialismo colectivo delincuencial, con EE.UU como hegemón -hoy en declive-   con  su estrategia de sojuzgar a los países que han decidido ser libres; y estos  países que  defienden su soberanía.

 Venezuela, se ubica en ambas contradicciones pero, mayormente,  en esta segunda  en tanto  es codiciada por EE.UU. porque posee las reservas de petróleo  más grandes del mundo, las segundas reservas de gas, biomasa, cuenta con 17 minerales raros de 19 que necesita EE. UU para hacer viajes espaciales a los fines de viabilizar vida en otros planetas, garantizar el funcionamiento de su complejo científico- industrial-militar para invadir países petroleros y no alineados a su política;  financiar su plan de apropiarse de las principales riquezas del mundo; plan contemplado en la redefinición de su política exterior en 1997, después de la caída de la URSS en 1991 y la inauguración de un mundo unipolar. Estas dos contradicciones han generado una geopolítica mundial muy compleja que algunos analistas   resumen en que existe un bloque de poder mundial que muere pero que no termina de morir; y otro que nace pero que no termina de nacer. En este contexto,  la política exterior de Venezuela tiene coincidencias en ámbitos diversos con este bloque de poder emergente y, en ese sentido, orienta su política de alianzas coyunturales y estratégicas  con dicho bloque. En ese orden, tiene un acercamiento significativo con los BRICS y, particularmente, con China y Rusia. En lo adelante, pondremos énfasis en las relaciones Venezuela-China; pero antes analizaremos las inversiones de China en América latina, como parte de una estrategia global.

Inversiones chinas en América Latina

Las inversiones chinas en América Latina, con antecedentes comerciales desde 1560,  empezaron a  consolidarse a principios del año 2000 y, de manera más intensa, a partir de 2009, con préstamos e inversiones que tomaron auge en 2009-2010; éstas se han dado en dos momentos: Primero,  China  se enfocó en  materias primas y energía, para luego diversificarse con minería, telecomunicaciones e infraestructura a través de proyectos macros. En la primera   década del siglo XXI, la inversión de capital directo de China en América Latina creció, impulsada por la necesidad de productos básicos y el deseo de diversificar su economía. De allí en adelante:

-  33 países de Nuestramérica integrantes de la CELAC negocian con el gigante asiático y le dan la espalda a Estados Unidos, quien, al igual que Canadá, están fuera de esta alianza. China compra oro. Estados Unidos produce  dólares en una situación de desdolarización creciente  de la economía global. China, entre  2005 - 2013,  otorgó 102 millones de dólares a América Latina y puso a disposición de la CELAC un Fondo de 35 mil millones de dólares.

-  Estas relaciones han llevado a que China sea el II socio comercial en Latinoamérica con un monto anual de 260 mil millones de dólares. Sólo la supera Estados Unidos. Se proyecta hacia el 2030,  que China pudiera llegar a 500 mil millones de dólares de inversión, con lo que superaría a EE.UU en inversión en la región. Adicionalmente, Estados Unidos, para el 2024, tenía una deuda con China de 749.000 millones de dólares; parte de la cual China la ha vendido  por el declive del dólar.

-  La inversión china se ha expandido desde las materias primas hacia la energía,  automoción,  telecomunicaciones e infraestructura. La expansión  busca integrar a América Latina en su cadena de suministro global a través de proyectos estratégicos. Segundo, hacia los años 20 del siglo XXI, hubo un cambio en la estrategia de inversión, con una concentración en préstamos de los bancos estatales chinos y un enfoque creciente en la participación a través de empresas públicas y privadas, que invierten en diversos sectores. En  los últimos años, China ha enfocado sus inversiones en la región hacía sectores más estratégicos y  dejando de lado los proyectos de infraestructura a los que había apostado en el pasado.

-        Un informe publicado recientemente por el think tank estadounidense The Inter-American Dialogue,  indica que el gigante asiático ha reorientado sus inversiones  hacia sectores estratégicos como  minerales críticos,  tecnología y  energías renovables. "Nuestros datos muestran un claro desplazamiento de la inversión extranjera directa (IED) china hacia sectores específicos de América Latina y el Caribe. Muchas de estas nuevas áreas prioritarias son descritas por China como 'nueva infraestructura' (…): industrias —telecomunicaciones, tecnología financiera y transición energética, por ejemplo— que están ampliamente relacionadas con la innovación, pero también son una parte crítica de la propia estrategia de crecimiento económico de China. Estos sectores se encuentran entre los que algunos países del G7 han tratado de priorizar en la región y otras partes del Sur Global".

La publicación titulada 'Nuevas Infraestructuras': Nuevas tendencias de la inversión extranjera directa china en América Latina y el Caribe,  revela que la inversión china en esas industrias ha representado el 58% (alrededor de 3.700 millones de dólares) del total anual de IED china en la región en 2022 y más del 60% del número total de acuerdos de IED anunciados por empresas chinas ese año. Igualmente, las grandes obras de infraestructura, que una vez caracterizaron la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), la iniciativa emblemática del presidente Xi Jinping, ya son cosas del pasado, o  no generan tanto interés por parte del gigante asiático. "En muchas partes de la región, el interés chino en canales, ferrocarriles y otras grandes infraestructuras de transporte y energía está siendo sustituido por un creciente énfasis en la innovación, ya sea en tecnologías de la información y la comunicación (TIC), energías renovables u otras industrias emergentes, en consonancia con el enfoque de Pekín en su propia mejora económica y competitividad global", revela The Inter-American Dialogue.

Así, al  no invertir en grandes y costosas obras de infraestructura, el monto de la inversión china en la región ha  disminuido en los últimos años, al pasar de 14.200 millones de dólares anuales entre 2010 y 2019, a un promedio de 7.700 millones de dólares de 2020 a 2021, y luego a 6.400 millones de dólares en 2022, de acuerdo con Financial Times. Este  medio cita como ejemplos de las nuevas inversiones chinas, los planes de fabricación  de vehículos eléctricos BYD, la adquisición de activos de litio en Chile  y la expansión de Huawei y otras empresas chinas en la región en centros de datos, computación en la nube y tecnología 5G.

Las relaciones Venezuela-China

Las relaciones Venezuela–China datan de 1943. Desde entonces, y hasta 1974, se sitúa la primera etapa de diálogos con China continental, que luego tuvo su epicentro en Taiwán debido al triunfo de la revolución China (1949). Con el ingreso de China a la ONU (1971), y su acercamiento a los EEUU, la mayoría de los países latinoamericanos rompieron con Taiwán y normalizaron sus relaciones con Pekín. Venezuela lo hizo el 28 de junio de 1974. En este apartado se aborda   parte de  la  cooperación China-Venezuela durante el gobierno de Hugo Chávez (1999-2013); hasta  el gobierno del presidente  Nicolas Maduro Moros. 

Un punto de partida en las  relaciones entre China y Venezuela fue en 2001, cuando Jiang  Zemin y Hugo Chávez firmaron un Convenio Marco de Cooperación, a partir  del cual se ha permitido conocer un avance sin precedentes de las relaciones de  cooperación entre los dos países.

Durante la visita de Jiang Zeming a Caracas, se puso en marcha la cooperación en: petróleo  y gas, minería, tecnología,  comercio, agricultura, infraestructuras,  desarrollo industrial y en   cultura, con el denominado Plan Estratégico Energético China-Venezuela 2001-2011; instrumento jurídico para regular las relaciones bilaterales. Chávez buscaba  acercarse más a China y reducir su dependencia  estructural e histórica con  Estados Unidos.

Así, en “La Ruta de la Seda”,  en Caracas,  se expusieron obras de gran valor cultural para el país asiático. En la Feria Internacional del Libro de Venezuela de 2019,  tuvo como país invitado a China, cuyos textos fueron  traducidos y expuestos al público venezolano. Por su parte, la Comisión Intergubernamental de  Alto Nivel China-Venezuela (CIAN),  ha sido el órgano instituido por las cancillerías  como el principal mecanismo de Cooperación (2001); y mayor instancia negociadora de los nuevos convenios que se desprendieron del  acuerdo marco, el cual  se renueva y  complementa anualmente con nuevos temas de la agenda bilateral. Se desarrolla, además,  la política  bilateral de alto nivel, transversal a todas las instancias de poder ministeriales de  ambas naciones, dirigida por los jefes de Estado. La alianza estratégica  China-Venezuela es hoy  un hecho real en proceso. Chávez también propició la realización de varios foros y rondas de negocios. El último  se realizó en 2018 en suelo chino y  contó con la presencia del presidente Nicolás Maduro.

En los últimos tiempos se ha acelerado el trabajo de las comisiones mixtas especializadas, las cuales están activadas todo el año. En aquella  ocasión, Maduro destacó el flujo de funcionarios venezolanos que  visitan anualmente a China para participar en programas de formación técnica y administrativa, y los  chinos  vinieron a Venezuela para operativizar los acuerdos técnicos. En el  sector tecnológico, Venezuela se enfocó  en la importación de bienes de  consumo, como electrodomésticos y equipos de telefonía móvil en un 17,7%. Otras importaciones se centraron en el sector de equipos  para el trasporte público,  representando más del 50% del total, así como maquinaria industrial y agrícola  para la construcción (23,1%).  Entre 2009 - 2013, el valor de las importaciones venezolanas  provenientes de China pasó de 4.034 millones de $ a 7.645 millones de $. Esta cifra se  incrementó colocando a Venezuela  entre los principales socios comerciales de China en América Latina. (Ríos, 2009).

El petróleo fue y continúa siendo la bisagra de la relación China-Venezuela.  De  acuerdo a Piña (2019, p. 4) “las Salidas de Inversión Extranjera Directa  (OFDI) de China dirigidas al sector petrolero venezolano han alcanzado la cifra de  3.685 millones de USD entre 2000 y 2018”. Ello ha dado paradójicamente como  resultado una balanza comercial favorable a Venezuela. Este peculiar fenómeno  podría explicarse  por el espectacular  crecimiento de  China y su exponencial incremento en la demanda de hidrocarburos, además  de su estrategia enfocada en garantizarse fuentes estables de suministro de crudos  en distintas partes del globo: Medio Oriente, Asia, Rusia y Latinoamérica, donde  el socio por excelencia es Venezuela. Este singular fenómeno ha introducido nuevas variables en la geopolítica de la energía global, siendo la más evidente  la disputa de China por el total petrolero ofertado en el mundo con el hasta  hoy mayor consumidor del mundo, Estados Unidos (Sapir, 2008). En ese orden, entre 2008 - 2014,  Venezuela redujo  sus niveles  de exportación hacia Norteamérica, redirigiendo sus ventas hacia el mercado  chino, lo que PDVSA, en 2016,  denominó  diversificación de las exportaciones petroleras”. El embargo económico de Estados  Unidos a Venezuela provocó una seria contracción de las exportaciones  petroleras en los últimos años, agravada por la  caída de los precios de los  hidrocarburos desde 2014, resultando una reducción de la capacidad exportadora  de los crudos venezolanos, la cual, para 2020, estaba cercana a los 400 mil barriles diarios (El  Comercio, 14/7/2020).

 Para 2011, y según declaraciones del propio ministro de la  Comisión de Desarrollo y Reforma de China, Zhang Xiaoqian, China ya buscaba  establecer alianzas energéticas de “largo plazo con Venezuela, cuya balanza  comercial cerró ese año con 17.000 millones de dólares, de los cuales, la materia  petrolera absorbió buena parte";  "Es indispensable para nosotros establecer una  alianza de cooperación de largo plazo con estabilidad y también con un mayor  estrechamiento”, dijo el ministro mencionado en alusión a la materia  energética y minera con Venezuela. El alto funcionario consideraba  a la cooperación petrolera “como una prioridad” por lo que “era necesario seguir  ampliando el comercio de los productos petroleros”, así como “acelerar los trabajos preparativos para el desarrollo conjunto de los bloques petrolíferos y concretar las  condiciones para la inauguración de una refinería en su país, definiendo prioridad planificar la cooperación energética como estrategia de largo plazo”. Estas alianzas constituyen,  el verdadero pivote geopolítico del nuevo siglo chino en  América latina y, especialmente, en Venezuela. Los vínculos promovidos subyacen  a las diferentes tensiones actuales con Estados Unidos. Así, China considera a  Caracas no sólo un socio comercial, sino también un puente para promover otros  proyectos de mayor trascendencia en la cuenca del Caribe, esto es, un pivote geopolítico en  un área de influencia geoeconómica de la potencia hegemónica del Norte.

Venezuela ha significado para China un importante aliado, sea en términos de afinidades políticas o de disponibilidad de recursos naturales, debido a su papel como principal destino en la región de Latinoamérica de los capitales otorgados en forma de préstamos por sus instituciones financieras. Esta disposición crediticia demuestra la confianza de China en el futuro económico de Venezuela en el largo plazo. (Romero, 2016, p. 124-125). Los dos países mantienen en vigencia instrumentos de cooperación y financiación: Fondo de Financiamiento Conjunto Chino Venezolano (FFCCV) y Fondo de Gran Volumen a Largo Plazo (FGVLP). De acuerdo al sitio América Economía 2, sólo en inversiones para estimular el sector petrolero, las infraestructuras y la minería, entre otras áreas de vital importancia para el desarrollo de Venezuela (Piña, 2019, p. 8).

La relación entre Venezuela y  China se ha transformado en una asociación fundamental en el ámbito internacional. Esta relación preocupa mucho a Estados Unidos. En un documento de la  Comisión de Seguridad Económica del Senado de Estados Unidos se exponen las  inquietudes de Washington a propósito de la presencia china en Latinoamérica,  haciendo especial énfasis en el gran despliegue del país asiático en lo que supone  su peligrosa relación comercial y política con Venezuela”. Como preocupaciones  principales, el informe destaca a China como segundo principal socio después  de Estados Unidos en Latinoamérica, y primero en los casos de Brasil, Chile, Perú, y de Venezuela en el caso de exportaciones petroleras (Bivlas y Koleski, 2018, p.3-4). Fruto de estas relaciones  la Gran Misión Venezuela para el 30 de abril de 2025, había construido y entregado 5.258.000 hogares a igual número de familias en todo el país. Asimismo, las obras de infraestructuras para vialidad,  alcanzaron en 2010 una inversión cercana a los  US$ 30  mil millones.

En 2014, la industria de maquinaria pesada china aumentó sus exportaciones mediante una asociación empresarial  denominada Corpovex. Venezuela firmó un contrato de suministro de maquinarias para adquirir 5.239 camiones fabricados por la compañía Jianghuai  Automobile Corporation Motors (JAC Motors) por un monto igual a US$ 274 millones, para fortalecer el sector industrial  en Venezuela, contemplando la asistencia técnica y la transferencia tecnológica  en el renglón de capacitación automotriz al personal venezolano.

 En  2013 se creó la empresa AutoCom Venezuela C.A,  dedicada a la incorporación y ensamblaje de piezas automotrices de fabricación  nacional. Con  una inversión de US$ 35 millones, las instalaciones  industriales cuentan con una planta de 30.000 m², distribuidos entre una planta  ensambladora, los patios de almacenaje y un centro administrativo y operativo. Venezuela tiene avanzada la importación  de vehículos convencionales de costos subsidiados con las firmas chinas Chery,  Haima y Dongfeng Motors, lo que en los últimos años ha colmado el parque  automotor venezolano, por sus precios   más accesibles.

En materia de innovación tecnológica, Venezuela ha puesto en órbita  algunos proyectos satelitales por intermediación de la corporación china Grate  Wall Industries: Simón Bolívar, en 2008; Miranda, en 2012; Sucre, en 2017; y  Guaicaipuro, todavía en desarrollo. Otros proyectos se encuentran  en ejecución. En este esfuerzo binacional,  la cooperación entre Venezuela y China abarca más de 600 acuerdos bilaterales. Estas iniciativas buscan enfrentar las amenazas imperiales y favorecer el desarrollo dentro del Sur Global, mostrando una alineación geopolítica significativa.

En 2024, en ocasión de celebrarse 50 años de las relaciones China-Venezuela, Nicolas Maduro señalo:  «Hoy celebramos con mucha felicidad 50 años de una amistad que es inquebrantable, a toda prueba y en todo tiempo. Un gran abrazo a mi hermano mayor presidente Xi Jinping y a todo el pueblo chino. China y Venezuela siempre unidas». Son dos murallas poderosas  que se encuentran y juntas pudieran contribuir a producir las transformaciones necesarias para que sea humana la humanidad.

Hoy, 5/09/2025, llegó a Venezuela una plataforma petrolera  flotante para el proyecto de China Concord. Este proyecto cuenta con una inversión de 1000 millones de dólares. Con lo cual  se catapultaría la industria petrolera venezolana.

 

Trascendencia de las relaciones chino-venezolanas en el contexto actual

-  En la actualidad, China lucha con EE.UU por ser la primera potencia económica mundial y segundo socio comercial de los países latinoamericanos, después de los Estados Unidos. La proyección indica que para 2030, pasaría a ser el primer socio comercial del continente. Además, China es un agente dinamizador de la economía dentro de los BRICS. Y Venezuela cuenta con las mayores reservas de petróleo del mundo, las segundas mayores  reservas de gas. Posee, además, 17 minerales estratégicos para potenciar las tecnologías puntas que mueven a la economía global. En la medida en que estas relaciones bilaterales  se expandan en esa medida ambos países se catapultarán. Cada uno le aportaría al otro lo que necesita en una relación ganar-ganar,  respeto mutuo y no injerencia en los asuntos internos.

-  Lo que decimos no es una fantasía. Ambos países luchan por construir el Socialismo en el contexto de las actuales relaciones de fuerzas en el mundo y atendiendo a sus condiciones específicas y su cultura; coinciden en la idea de construir un mundo multicéntrico y pluripolar; en una política exterior y diplomática de paz, respetan el no injerencismo, la carta de la ONU, la autodeterminación de los pueblos, entre otras cosas. Todo  ello facilita un proceso de alianza poderosa.

-  Con estas coincidencias y fortalezas, ambos países, juegan un papel fundamental en la economía global, en el cambio de correlación de fuerzas simbolizado en el bloque de poder que representan los BRICS y, en contraparte, la crisis estructural de los Estados Unidos que marcan su declive definitivo hoy en proceso avanzado. Somos optimistas en pensar que veremos caer a los Estados Unidos  a planos inferiores de las potencias emergentes y un nuevo mundo nacerá, no sin problemas pero que sabremos resolver para salvar a las nuevas generaciones.

-  Estas alianzas duraderas pudieran explicar no tan solo la determinante y categórica posición de China, sino también la de Rusia con respecto a las amenazas de Estados Unidos contra  Venezuela al concentrar un alto arsenal bélico en aguas del  Caribe con la excusa de combatir al narcotráfico. Venezuela y China un puntal de acero que facilitará el cambio de época.

 

 

Referencias

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 Sapir, J. El nuevo Siglo XXI: del siglo americano al retorno de las naciones. Barcelona: El Viejo Topo. (2008). (ISBN:978-84-92616-398).

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