Ángel Custodio Velásquez
Venezuela es un país en construcción y reconstrucción permanente porque
se intenta contener y derrotar las
diversas agresiones contra nuestro pueblo por parte del imperialismo
estadounidense y sus aliados, que han
generado necesidades económicas, políticas, sociales y culturales; y avanzar hacia estadios superiores de vida donde
alcancemos la mayor suma de felicidad social posible, como señalaba Simón
Bolívar. En este proceso hay que fortalecer
las Comunas, como la alternativa para
superar el Estado burgués que sigue intacto; y avanzar en la construcción de una cultura
comunal fundada en valores de autogestión, solidaridad, cooperación, con
autonomía financiera y autodeterminación
política; para crear las bases materiales y subjetivas, internas y externas, con
miras a la superación del Estado Burgués y la construcción del
socialismo.
Ahora bien, ¿qué situación presentan las comunas
hoy?, ¿con cuáles herramientas político-formativas superar las debilidades existentes? y ¿cómo
preparar nuestra defensa ante las
amenazas externas e internas para defender la Revolución Bolivariana?. En lo
adelante, se intentará dar respuestas a estas interrogantes, no sin antes hacer un
breve recorrido previo por el origen de las comunas, su devenir histórico y su
definición en algunos Estados latinoamericanos donde existen, incluyendo a
Venezuela.
En efecto, los pueblos originarios vivían organizados comunalmente:
tenían una división natural del trabajo, formas de producir su vida material y
espiritual, de habla,
culturas, reglas de regular la vida social y organización militar para
proteger la propiedad de todos. Con el surgimiento de la propiedad privada, la
organización militar pasó a defender dicha propiedad. De estas formas
militares, en el tiempo, nació el Estado para defender la propiedad privada
convirtiéndose en un instrumento de opresión. Más cercano en el tiempo, el
origen del nombre y función de las comunas provienen de las comunas urbanas de
la Edad Media. Más acá, varios países adoptaron el nombre de comuna para delimitar la unidad administrativa menor
y básica de sus territorios. Posteriormente, los países redefinieron las
comunas y le dieron funciones diversas de acuerdo al tipo de Estado en que
dichas organizaciones fueron creadas.
Así, el Movimiento que produjo revueltas en París entre los días 18 de
marzo y 28 de mayo de 1871, se le denominó Comuna de Paris y la concibieron como una forma de organización social y
económica basada en la propiedad colectiva y eliminaron los tradicionales
valores colectivos antes existentes.
En América Latina, la Comuna, va
a tener acepciones diversas. En Chile viene a ser una Corporación autónoma de
derecho público, con personalidad jurídica y patrimonio propio, cuya finalidad
es satisfacer las necesidades de la comunidad local y asegurar su participación
en el progreso económico, social y cultural de las respectivas comunas. (Ley
Orgánica Constitucional de Municipalidades, n° 18 695, art. 1, p. 1).
En Argentina y Bolivia, antes del
triunfo de Evo Morales, coinciden en definirlas como: una entidad que se
encarga de la administración de un municipio o ayuntamiento. (Ley Local 5638,
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sobre Denominación a la Comuna 9, de
Argentina, p.2). En Honduras y Nicaragua, las conciben como el lugar donde se
halla la sede de un ayuntamiento y la oficina de su alcalde. En Colombia,
vienen a ser una subdivisión territorial en una porción del área urbana, a
través de la cual se puede desconcentrar la administración municipal. (Ley 1551
de 2012, por la cual se dictan normas para modernizar la organización y el
funcionamiento de los municipios, art. 40).
En Venezuela, uno de los últimos
países por asumir la figura de comunas, ha sido definida como “(…) el espacio socialista que, como entidad
local, es definida por la integración de comunidades vecinas con una memoria
histórica compartida, rasgos culturales, usos y costumbres, que se reconocen en
el territorio que ocupan y en las actividades productivas que le sirven de
sustento, y sobre el cual ejercen los principios de soberanía y participación
protagónica como expresión del Poder Popular, en concordancia con un régimen de
producción social y el modelo de desarrollo endógeno y sustentable, contemplado
en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación”. De aquí se derivan:
a) el espacio socialista supone que en la comuna se deben practicar los valores
del socialismo: solidaridad, igualdad de derecho, justicia, cooperación, complementariedad,
entre otros; b) la integración de la comunidad está definida por la memoria
histórica compartida, rasgos culturales comunes que los identifican, al igual
que las costumbres que también generan identidad; c) “(…) se reconocen en el territorio que ocupan y en
las actividades productivas que le sirven de sustento (…)” lo que los hacen
comunes a todos y todas; y d) territorio social en el que ejercen soberanía y
participación protagónica; que significa, entre otras cosas, que el pueblo
participa en la concepción, planificación, ejecución, seguimiento control y
evaluación de los planes que aprueban en sus territorios sociales, sistematiza
la experiencia y ejerce la contraloría social a la ejecución del plan y sus
resultados. Obviamente, todo ello se corresponde con el Plan de Desarrollo del
país y sus adecuaciones en el tiempo. Este es el “deber ser” de las comunas en
Venezuela.
Por lo antes señalado, la comuna
no es revolucionaria en si misma; depende de la concepción de Estado en el que se inscriban. En ese orden,
en los países como Argentina, Bolivia, Honduras, Chile y Colombia, las comunas
obedecen a una división territorial para desconcentrar funciones porque fueron
concebidas en el marco de Estados burgueses;
lo que ha servido para que los Estados neoliberales descarguen en el pueblo, a
través de esas unidades político-administrativas, funciones para que el pueblo llano y
corriente administre sus crisis, en un
Estado que privatiza los servicios públicos, restringen la inversión pública y la
inversión social. Las comunas creadas
bajo esta concepción, producen una
ficción de democracia y un espejismo de participación popular.
Breve
descripción de algunas las Comunas en
Venezuela
A
juzgar por la experiencia vivida en algunas comunas, se puede decir que la
situación de algunas de ellas es la siguiente:
1) Pragmatismo
en su acción cotidiana. El tareismo evita que los comuneros y comuneras se
detengan a reflexionar sobre la práctica que realizan y ello les impide que
puedan detectar los errores que cometen para superarlos a tiempo. Ello rompe
con la integración entre la práctica y la teoría; y se abordan como dos procesos separados. Aquí
predomina la fragmentación cartesiana al separar al ser en cuerpo y alma; y ver
el hacer separada de la teoría.
2) Algunos
comuneros y comuneras, por la vía de los hechos, desprecian el estudio;
lo ven como algo que es poco necesario porque lo importante es hacer la tarea.
Este es otro elemento a superar en la comuna.
3) El
consumismo, como otro escollo,
los comuneros son bombardeados por los medios de comunicación y las
redes sociales virtuales. En algunos comuneros priva la idea de tener más para comprar más bienes materiales, no para
alimentarse sino para comprar los productos que le estimula comprar el mundo de
la publicidad. El problema central no es ser sino tener. Fromm (1980),
refiriéndose a la diferencia entre el ser y el tener, señala que: La alternativa a tener que se
opone al ser, no atrae al sentido común. Parece que tener es una función normal
de la vida: para vivir debemos tener cosas. Además, debemos tenerlas para
gozarlas. En una cultura cuya meta suprema es tener (cada vez más) , y en la
que se puede decir de alguien que ‘vale un millón de dólares’ ¿cómo puede haber
una alternativa entre tener y ser? Al contrario, parece que la misma esencia de
ser consiste en tener; y si el individuo no tiene nada, no es nadie. Esta es la
cultura del capitalismo.
4) La
transculturación. A nuestro pueblo se le ha impuesto el eurocentrismo
europeo que unido al occidentalismo, produce una situación muy particular
porque: (…) Asistimos (…) a una transición del colonialismo moderno a la
colonialidad global, proceso que ciertamente ha transformado las formas de
dominación desplegadas por la modernidad, pero no la estructura de las
relaciones centro-periferia a escala mundial. Las nuevas instituciones del
capital global, tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco
Mundial (BM), así como organizaciones militares como la OTAN, las agencias de
inteligencia y el Pentágono, la ONU y la UNESCO, todas conformadas después de
la Segunda Guerra Mundial y del supuesto fin del colonialismo, mantienen a la
periferia en una posición subordinada. El fin de la guerra fría terminó con el
colonialismo de la modernidad, pero dio inicio al proceso de la colonialidad
global. (Grosfoguel, 2005: 13). Y para ello, practican la guerra cognitiva con
lo que buscan cambiar la manera de ser
de los seres humanos; e iríamos hacia una nueva esclavización pero de tipo
global. Este proceso de transculturación ha conducido a que muchos aprecien más
lo foráneo que lo nuestro; lo extranjero lo ven como superior a lo nuestro y
genera en ellos una situación de vergüenza. Aunado a esto, nuestro pueblo
desconoce lo fundamental de nuestra historia, no tiene un sentido de nación,
poca identidad por el territorio que ocupamos y nuestra cultura; y ello
conspira contra la posibilidad de defender a la nación de agresiones externas e
internas. Por supuesto, los elementos expuestos no se pueden ver como
absolutos; sino como una coexistencia de factores: unos que contribuyen y otros
que, en minoría, se muestran reacios a
la defensa de la nación.
La situación expuesta se produce en un contexto de reordenamiento del capitalismo mundial en el cual Occidente viene en declive y EE.UU. tiende a perder la hegemonía; y ante la crisis, recurre a prácticas sionistas-neofascistas de violencia, financia guerras por encargo, invade países y expropia sus recursos naturales, petróleo y otras riquezas que posean. En contraparte, insurge un nuevo bloque de poder con potencias emergentes con China y Rusia al frente, organizados en los BRICS; que plantea relaciones de respeto entre los países; al libre comercio, la Carta de la ONU y al derecho internacional; la no injerencia en los asuntos internos de otros países, los cuales comparten un mundo pluripolar y multicéntrico. Por tanto, asistimos a un cambio de época en transición en el que un bloque de poder tiende a morir pero no termina de hacerlo y otro bloque que tiende a nacer pero que no termina de nacer. En este contexto, a pesar de los ataques, Venezuela saldrá beneficiada por la colocación de su petróleo con la diversidad de relaciones abiertas internacionalmente, a pesar de que no se ha entrado formalmente a los BRICS+; pero se cuenta con petróleo y Gas que mueven al modelo de desarrollo instalado y a la economía mundial. Este proceso se realizaría en medio de dificultades debido a las medidas coercitivas unilaterales que nos impone EE. UU.
Herramientas
político- formativas para superar las debilidades existentes en las comunas
Las comunas hay
que verlas con un criterio de totalidad; pero existen tres elementos claves para lograr su avance hacia un Estado comunal y hacia el
socialismo:
1) La
autogestión de las comunas y sus implicaciones
La autogestión debemos entenderla como la capacidad que desarrolla la
comuna para organizar, producir, administrar
y decidir sobre el uso de sus recursos y proyectos, sin depender absolutamente
de instancias de gobierno. Por ello, para que la comuna sea autogestionaria, implica un proceso participativo de carácter
colectivo donde la propia comuna: levanta su historia local, lo que le permite identificar
sus potencialidades socio productivas, la cultura local predominante, el
capital humano con el que cuenta, sus debilidades y fortalezas en los ámbitos
políticos, sociales, formación; los
valores predominantes en la comuna, la espiritualidad, íconos religiosos; pero
también identifica sus principales necesidades en todos los ámbitos. A partir de
allí, elabora planes, en arreglo con el
plan de desarrollo nacional y atendiendo a las condiciones específicas de la
comuna; define objetivos y ejecuta
acciones para alcanzar el bienestar colectivo de la comuna y las comunidades
circundantes. Si bien, la comuna en las primeras de cambio, puede recibir un
financiamiento del gobierno, la perspectiva es que la comuna financie su
economía y resuelva sus propias necesidades. En la medida en que la comuna avanza
hacia la autogestión, se logra que:
guarde autonomía de los entes públicos y privados, genera cultura de trabajo y
soberanía, contribuye a la producción de los alimentos que consumimos, genera
valores de autosuficiencia, seguridad y solidaridad y una cultura
internacionalista en los comuneros y comuneras. Todo este proceso debería estar transversalizado por un plan de
formación permanente de la comuna,
atendiendo a las necesidades formativas de comuneros y comuneras e inscrito en
el plan estratégico de la comuna. Ello va creando las condiciones para el
ejercicio de la autodeterminación política en la comuna. Las comunas también
deben contribuir a la seguridad y defensa de la patria; pero la mejor defensa
es producir lo que consumimos, generar identidad nacional y crear una
conciencia revolucionaria entre comuneras y comuneros que apuntale a la
Revolución Bolivariana.
2) La autodeterminación
política de las comunas y sus
implicaciones
La autodeterminación política
refiere a la capacidad que tiene la comuna a decidir sobre su direccionalidad política: su
plan, organización, autogobierno y desarrollo, sin depender del gobierno y
entes privados, promoviendo su propia cultura, economía y planes sociales de bienestar
para comuneras, comuneros y su entorno.
Ello implica la autonomía en la toma de
decisiones, la capacidad de gestionar
sus propios asuntos y recursos. Si bien la comuna en el ejercicio de su
política mantiene autonomía del Estado, gobierno y entes privados, su accionar
debe contribuir al desarrollo de la política nacional pero sin perder de vista
el impulso de sus propias políticas. Cuando exista una discrepancia entre las
comunas y el Estado o con el gobierno, el conflicto debe dirimirse a través del
diálogo evitando imposiciones ni chantajes.
No es aconsejable que el plan o las directrices políticas estratégicas y
tácticas, vengan de fuera de la comuna porque eso genera dependencia y le resta
autonomía. Cuando se asume una directriz foránea debe hacerse a través del
debate franco y abierto con los entes involucrados y entre iguales.
3) La
formación para potenciar el rumbo estratégico de las comunas
La formación en
las comunas debe fundarse en la educación robinsoniana, con los principios “Inventamos o erramos” para el ejercicio de
un “Aprender haciendo” productivo, creador y liberador para construir la patria
y defenderla de cualquier amenaza externa e interna. Para ello se propone lo siguiente:
-
Construir una cultura de la comuna extensiva a todos y
todas; niños, adultos, mujeres, jóvenes, otros. Eso implica, refundar las bases
teórico-filosóficas de la educación en los principios de la educación de Simón Rodríguez. Lo mismo hay que hacer con
los fundamentos axiológicos, teleológicos, pedagógicos, andragógicos,
epistemológicos de la educación en la comuna.
-
Implementar en el proceso productivo el
hacer-aprendiendo y en la escuela el aprender haciendo. Además, hacer costumbre las prácticas de solidaridad,
cooperación, complementariedad, trabajo en equipo, compartir los saberes y
conocimientos. Los adultos, por su experiencia, pueden formar a los niños y, los
niños, pueden enseñar a los adultos sobre todo en el manejo de las TIC,
operación de herramientas y equipos informáticos. Masificar esta filosofía de
los procesos de aprendizajes en la comuna.
-
Implementar regularmente cursos sobre la Historia de
Venezuela, la vida y obra de Simón Bolívar, el árbol de las tres raíces, la
cultura venezolana, Nuestra americana, vida y obra de Chávez, entre otras.
-
Sistematizar estos procesos con miras a publicarlas para
masificarlos.
-
Difundir esta filosofía de aprendizajes en el entorno
de la comuna y hacerla extensiva a otras
comunas y en el ámbito nacional, Nuestro americano y otras latitudes donde sea
posible.
-
Garantizar la comunicación en la comuna para crear la unidad trabajada desde lo común
en las relaciones que se fortalecen en las familias como núcleos base del nuevo
horizonte, la estrategia comunal usando el
hacer Robinsoniano de inventar y crear sin imitar, para no seguir
cometiendo el error de calcar, copiar y repetir patrones cotidianos que impone
el eurocentrismo-occidentalismo.
Estos son parte de los retos que pensamos se plantean en la comuna, a los comuneros y comuneras; pero también a los facilitadores de procesos sociales en dichas organizaciones. Juntos estamos llamados a defender integralmente nuestra nación; pero más allá de ello, juntos también tenemos que construir la sociedad del buen vivir que necesitamos en Venezuela y Nuestra América; de manera que sirvamos de ejemplo a otros pueblos del mundo que también sueñan con “tomar el cielo por asalto”. A ello dedicamos todo nuestro esfuerzo. En definitiva, las comunas deben convertirse en la unidad básica del estado Socialista para construir nuevas formas de vida en armonía con la naturaleza y el cosmos.
FUENTES
CONSULTADAS
-
Boza, F.
(2013), ¿Cómo construir el estado comunal?, Editorial El perro y la
Rana, Caracas, Venezuela.
-
Domínguez A, Dafnis Antonio(2006), Teoría y práctica
integral de la educación, Ministerio de la cultura, Fondo editorial Baria,
Barquisimeto, Venezuela.
-
Fromm, Erich (1980). ¿Tener o ser?, Fondo de cultura
económica, Buenos Aires, Argentina, p.33
-
Grosfoguel, Ramón (2007). El giro decolonial:
Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global, Caracas,
Venezuela
-
Jorge, Carlos H. (1999). Educación y revolución en
Simón Rodríguez, Monte Ávila
editores Latinoamericana, Caracas, Venezuela.
-
Ley de Las Comunas (2008), Caracas, Venezuela
-
Mészaros, István (2006), Más allá del capital: hacia
una teoría de la transición, Vadell hermanos editores, Caracas.
-
Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez
(2001), Simón Rodríguez: cartas, Centro
de Tecnología Educativa, Ediciones Rectorado, Caracas, Venezuela.
-
Wallerstein, Immanuel (1984). El moderno sistema
mundial, Siglo XXI editores, Buenos Aires.