AMÉRICA
LATINA: CENTRO DE DISPUTA DE LAS POTENCIAS MUNDIALES
Por:
Ángel Custodio Velásquez
El capitalismo con la diversidad de
Modelos de Acumulación de capital
asumidos desde su génesis en el siglo XVI hasta hoy, ha tenido, simultáneamente, una variedad de formas de dominación y
territorios de disputa priorizados por su importancia estratégica; pero también
por el papel que algunos de ellos juegan en determinadas coyunturas políticas.
La importancia está determinada por los recursos económicos existentes en esos
territorios y la necesidad de las potencias mundiales de mantenerse o hacer
hegemonías ante las demás y ante otros
países. Las disputas en América Latina que aún vemos tímidas expresadas, mayormente, en el campo de la
diplomacia, de este año 2019 en adelante
se agudizarán a tal punto que el continente se convertiría en el centro principal
de la disputa de las potencias mundiales, secundado por el Oriente Medio.
Necesidades estratégicas de las potencias occidentales.
Es harto conocido que el
modelo de desarrollo de los países que fungen como potencias
occidentales, está cimentado en el uso de petróleo para mover su industria y
producir una diversidad de mercancías derivados de ese mineral. Ello los hace
ser altos consumidoras del mismo, ya que
no son productores en abundancia, obligándolos a ser altamente dependientes de
los países que sí tienen una alta producción. Esto, sumado a la tendencia
histórica de los precios del petróleo en el mercado internacional, lleva a las
potencias a obtenerlo por la vía que sea
necesaria; inclusive a través de invasiones y guerras. Por tanto, cualquier
país del mundo que posea altas reservas del crudo, es candidato a ser invadido por
las potencias occidentales agrupadas en la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN). Ello explica los ataques de esas potencias contra Siria en donde después de la
invasión con mercenarios del Estado Islámico, los ataques de Israel y ochenta (80) países de la OTAN en una guerra que lleva 7
años, ha dejado un saldo de más de 500 mil muertos. Igualmente, las amenazas de los Estados Unidos contra
Venezuela y su pretensión de apropiarse de zonas petroleras venezolanas,
utilizando como peones hoy a los
gobernantes pusilánimes de República de Guyana y los que conforman el auto-denominado
Grupo de Lima.
Igualmente, las potencias occidentales necesitan de
minerales estratégicos para potenciar su industria militar, sofisticar su
armamento para continuar invadiendo y para producir tecnología de punta; pero
fundamentalmente –en el caso de los Estados Unidos- para hacer viajes a otros planetas a los fines de mejorar
condiciones de vida, debido a que para el siglo XXII probablemente la tierra
sería inhabitable, de continuar con el recalentamiento global, la contaminación
ambiental y todos los daños que se le vienen haciendo a la naturaleza.
De la misma manera, las potencias necesitan las grandes
reservas de agua del planeta, los pulmones vegetales productores de oxígeno,
las plantas medicinales y los saberes de nuestros pueblos ancestrales, para que
las transnacionales de las medicinas produzcan nuevos medicamentos y se
enriquezcan con su rentabilidad.
Asimismo,
también requieren de países en los que el sol y los vientos sean relativamente
permanentes a los fines de explorar el uso de nuevas fuentes de energía. Sumado
a todo ello, necesitan de territorios que tengan salida a los principales
océanos que faciliten el desplazamiento fácil para expandir el comercio, captar
nuevos mercados y áreas de influencia; pero también salidas rápidas para reducir los tiempos de
desplazamientos de las flotas a otros continentes, en caso de guerra con otros
países. Igualmente, demandan minerales
preciosos para paliar su crisis financiera. Estas necesidades, entre
otras, orientan la búsqueda de las potencias hacia los territorios que poseen
estas ventajas antes mencionadas.
A
lo antes señalado, se agrega la necesidad de las potencias de controlar nuevos
territorios cercanos relativamente a las potencias contrarias para
entrenamiento militar, instalar nuevas
bases militares y, desde allí, amenazar a sus oponentes.
Las riquezas
naturales de América Latina
Europa
no tiene nada que ofrecerle a la humanidad. Sus recursos han sido consumidos
por la voracidad del capital; sin embargo, Latinoamérica es uno de los pocos
continentes que todavía le quedan grandes reservas de minerales diversos.
Resaltan entre ellos: el petróleo del cual Venezuela cuenta con las reservas
más grandes del mundo y, sobre todo, petróleo liviano ideal para ser procesado
sin problemas en las refinerías de los Estados Unidos. A Venezuela se suma el
petróleo de México, Ecuador, Colombia y, en menor grado, el petróleo boliviano;
así como también las reservas de gas de estos países. Venezuela, además, posee reservas de gas y oro que están entre
las más grande del mundo; pero se le agregan
15 minerales estratégicos, ubicados
en el eje Zulia- Falcón-Esequibo, de los
17 que requiere Estados Unidos para hacer viajes espaciales, y otros tantos en
el estado Bolívar y el Amazonas. No es casual que en este último territorio
venezolano se venga promoviendo el secesionismo con la transculturación y el
apatridismo que practican sectas religiosas extranjeras con las naciones pemonas, a quienes las aúpan para
que desconozcan al gobierno nacional y se declaren país independiente regido
con otra constitución ajena a la de la
República Bolivariana de Venezuela.
Por
otro lado, el continente posee las reservas de agua y el pulmón vegetal más grande del mundo.
La primera, representada por las
reservas de agua del Foz de Iguazú (frontera entre Paraguay y Argentina),
conocida también como el “paraíso del agua”, donde se combinan selva,
termalismo y las cataratas más grande del mundo, de un gran atractivo
turístico. Y la segunda, en el Amazonas
que consume y procesa buena parte del anhídrido carbónico (CO2) que sale al
aire. A esto se suma, tierra suficiente para explotar la agricultura: producir
alimento y experimentar con nuevos cultivos, sobre todo, prácticas científicas
en Ingeniería genética.
Pero
el continente también cuenta con otros minerales abundantes: Hierro, metales,
bauxita, cobre, plomo, Zinc, mercurio, estaño, oro, plata, diamantes,
fertilizantes, amianto, petróleo gas natural y uranio; que han permitido el desarrollo
industrial de Brasil, Argentina y México. Y cuentan, además, con una red de transporte periférica
orientada, mayormente, al servicio del
comercio exterior. Asimismo, el Perú es uno de los países que tiene más reservas
de oro en Latinoamérica y más plata en el mundo; minerales ubicados en la cordillera de los Andes, y que registra 84.457 y 4.485.258
onzas, respectivamente, según informe
del Ministerio de Energía y Minas de ese país. Esa cantidad representa el 4, 6
% del oro del planeta[1]. Venezuela también cuenta
con un gran caudal de oro aún no
cuantificado; pero que según estimaciones, pudieran estar entre las reservas más grandes
del mundo. Este mineral sirve para soportar cualquier moneda emergente en el
mundo ante una eventual caída del dólar
como moneda referente mundial.
Además, el continente
tiene otros minerales entre los que destacan: Uranio, Coltan, Antimonio, Asbestos,
Azufre, Barita, Bauxita, Bentonita,
Bismuto, Boro, Cadmio, Carbón,
Cobalto, Cobre, Columbio, Cromo, Cuarzo,
Diatomita, Estaño, Estroncio, Feldespato, Fluorita, Grafito, Ilmenita, Itrio, Hierro y Litio[2],
entre otros.
La
región latinoamericana ha logrado consolidar su protagonismo dentro de la
minería mundial, captando cerca de un tercio de las inversiones en la actividad
a nivel global. Países como Chile, Perú y México han cifrado sus esfuerzos en
que la industria sea uno de los puntales de su economía, mientras que otras
naciones, como Argentina y Colombia, están aún lidiando por legitimarse socialmente.
Este
atractivo también se refleja en las operaciones actuales, siendo Chile el
principal productor de cobre, mientras que Perú es el tercero. En el caso del
oro, Perú, México y Brasil están en el “top ten”, mientras que en la plata,
México es el líder a nivel global, en tanto que Perú, Bolivia y Chile también
se ubican dentro de las primeras diez posiciones.
En
lo que es hierro, Brasil se ha consolidado como el tercer productor del mundo,
y apunta a seguir creciendo. Venezuela entra en este juego con la explotación
del oro y el aluminio. Así, pese a la caída de los commodities y
el fin del ciclo de los metales, así como también el predominio del capital
financiero en el mundo y si se cuentan
solo los países que pertenecen a la llamada Alianza del Pacífico, esto es,
Chile, Colombia, Perú y México, se totalizan proyectos mineros que superan los
US$200.000 millones. Las potencias occidentales siguen necesitando de estos
minerales para sus proyectos de infraestructura e industria[3].
No obstante, es el petróleo y los minerales estratégicos –como se ha dicho- los
que representan mayor importancia para las potencias occidentales en la actual
coyuntura histórica.
Conformación de los bloques de poder y sus intereses
Hacia
finales de los años ochenta y principios del noventa del siglo XX, con la
finalización de la Guerra Fría, la asunción del modelo neoliberal de
Acumulación de Capital cimentado en la microelectrónica, biotecnología y la
explotación de nuevos materiales, como tecnologías
puntas que dieron lugar a la llamada sociedad de la información y el
conocimiento; y la caída de la
URSS, las empresas transnacionales coparon todos los
mercados mundiales; inclusive aquellos que antes eran parte de los países del
llamado “Socialismo Real”; pero también se creó un Orden Mundial tripolarizado
en lo político, lo económico y lo militar. Algunos países potencias acumularon
un gran poderío militar pero empezaron a experimentar debilidades económicas
debido a potencias emergentes que construyeron fortalezas económicas y fueron
desplazando a los Estados Unidos en algunas áreas de la economía incluso en su
propio mercado interno; sin embargo, registraban debilidad en lo militar. De
igual manera, Occidente y, particularmente, EE.UU ganó terreno e influencia
política sobre otros países; incluso, potencias como los agrupados en la Unión
Europea, utilizando, entre otros instrumentos de dominación, la deuda externa.
Este complejo proceso condujo a un nuevo ordenamiento y reordenamiento de
fuerzas en el mundo y cambió el tablero geopolítico internacional.
Así,
las potencias occidentales ampliaron y fortalecieron la organización militar
representada en la OTAN. Entre los países con mayor influencia en esta
organización resaltan: los Estados Unidos como principal líder seguido de
Inglaterra, Francia, Italia, Alemania, Japón, España, Canadá, además de otros
países árabes, latinoamericanos y africanos subalternizados a EE.UU. Este
bloque de poder, espoleado por la política exterior de los Estados Unidos en su
plan denominado la Pax Americana, que tiene como objetivo: Transformar a Estados Unidos, en la única
superpotencia en este momento, en un imperio planetario por la fuerza de las
armas; y como objetivos subyacentes: 1)
obtener el control sobre los yacimientos de petróleo para financiar todo el
proyecto; 2) enviar una advertencia a todos los líderes religiosos y políticos
de Medio Oriente; y 3) establecer un área de entrenamiento militar en Irak para
posibilitar futuras invasiones y derrocamientos de gobiernos de la región,
incluso de algunos que hoy son aliados de Estados Unidos[4],
convirtió a la ONU en un supra-Estado transnacional en la que, a través de sus
aliados en el Consejo de Seguridad, o pasando por encima del derecho
internacional, interviene en cualquier país del mundo que posea petróleo u
otros minerales estratégicos o no afecto a su política. Este bloque de poder
tiene incidencias políticas en el denominado G-20, en algunos países del grupo
77, que hoy agrupa 134 países, y en la
OPEP y su política petrolera a través de sus aliados: Arabia Saudita, Qatar,
Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, entre otros; y también en la Unión Europea que
agrupa a países otrora colonizadores y hoy tienden a ser colonizados por los
Estados Unidos.
Este
bloque de poder ha abandonado el diálogo en las relaciones bilaterales y
multilaterales y, cada vez más, esgrime el expediente de la fuerza, la
violencia y el sometimiento para imponer sus políticas a otros países.
La
contraparte a este bloque lo representa la alianza compuesta por Rusia, China,
India, Irán, Siria, Corea del Norte, Bielorrusia y Argelia, y otro
conjunto de países aliados en otros continentes entre los que se cuenta
Venezuela; pero también en el Grupo de los 77+ China y con incidencias
políticas sobre los países No Alineados, y sobre bloques de países de Asia y África; y, a través de terceros, en América latina y el Caribe. Si bien este
bloque de poder no supera la capacidad en tecnología militar de los Estados
Unidos y la OTAN, tiene un alto poderío económico: riquezas naturales, más de
3000 millones de consumidores, materia prima, monedas fuertes (el Rublo y el
Yuan) y China como la primera potencia económica del mundo[5].
Este bloque aboga por romper con la
unipolaridad a través de la construcción de un mundo multipolar, más
democrático, el respeto a la soberanía y autodeterminación de los pueblos,
apoyados en el diálogo y el respeto mutuo entre países.
Ambos
bloques en sí mismos son heterogéneos; esto es, tienen coincidencias, en el
caso de la OTAN: mantener el modelo neoliberal en el mundo en momentos en que el capital y los bienes de la
tierra están más concentrados en pocas manos y centralizados, compartir
riquezas que tienen otros países las cuales ellos necesitan, explotar las
riquezas de los países subalternos entre las corporaciones transnacionales y
las burguesías u oligarquías locales, según sea el caso; mantener la unipolaridad militar sostenida por los
Estados Unidos que representa, a su vez, protección militar para los países subalternizados; pero también tienen
diferencias que pudieran dar lugar a
procesos de rupturas en el devenir histórico de acuerdo a los giros que se escenifiquen en la
geopolítica mundial.
En efecto, en este bloque se empieza a
experimentar desgajamientos sobre todo por las políticas asimétricas y
agresivas que ejercen los Estados Unidos contra la Unión Europea. El mejor
ejemplo de lo que se señala es el Brexit, el cual pudiera marcar la salida definitiva del Reino Unido de la Unión Europea, lo que se
dirimiría en el 2019. Pero también se han asomado diferencias marcadas entre
Estados Unidos y la Unión Europea, como organización, en el área militar. EE.UU y Europa chocan por
la política de defensa.A la exigencia estadounidense de que los países europeos gasten más en su seguridad, se suma
las compras de armamento. Washington tiene recelos de los planes de integración militar en la UE por las
pérdidas que pueda provocar a su industria. Esas suspicacias ya han calado en
la Alianza. “Debemos evitar crear nuevas barreras dentro de la OTAN”, señaló su
máximo responsable, Jens Stoltenberg[6].
El debate se plantea de manera abstracta, pero
la inquietud es muy concreta. La política de integración militar de la UE, uno
de los grandes proyectos del club comunitario en la era post-Brexit, contempla
un incentivo fundamental para que los Estados cooperen en un área hasta ahora
tabú. Se trata del fondo europeo de defensa, que el presupuesto comunitario nutrirá
cada año con unos 1.000 millones de euros para desarrollar
equipamientos comunes y con otros 500 millones para destinarlo a investigación
militar. El objetivo es que los Estados aporten a su vez 4.000 millones anuales
para acabar destinando más de 5.000 cada ejercicio a esta política, considerada
prioritaria. Para acceder al fondo, las empresas que lideren los proyectos
tienen que ser europeas. Con esa misma lógica, la cooperación con Estados
terceros será “excepcional”, vinculada a proyectos concretos y siempre que
aporten un valor añadido a la UE. Estados Unidos no quiere que la Unión Europea
deje de comprarle armas. Por ello sostienen: “Queremos
que los europeos tengan .sus capacidades militares, pero no que excluyan
productos estadounidenses”, expuso sin tapujos la embajadora estadounidense
ante la OTAN, Kay Bailey[7].
En el bloque alternativo las dos potencias, China y
Rusia, cada día se acercan más ante las políticas agresivas de Donald Trump
contra ambas. Xi Jinping y Putin, llevan
tiempo forjando una estrecha amistad fraguada a
lo largo de más de 20 encuentros entre ambos. Pero fue tras la
llegada al poder de Trump, que calificó a estos países de rivales económicos
que desafían los intereses y valores estadounidenses, cuando su relación ha
alcanzado cotas no vistas antes.
Xi y Putin " (…) comparten el escepticismo hacia la
hegemonía estadounidense, desconfían de las intenciones de EEUU (…)"[8],
añadió Alexander Gabuev, investigador del Centro Carnegie de Moscú, a la
agencia France Presse. Cada uno de ellos tiene sus propios frentes abiertos con
Washington. En la actualidad, Pekín se halla inmersa en un duro -y en
ocasiones, impredecible- proceso negociador con la Casa Blanca para evitar
una guerra comercial entre las dos mayores economías del planeta,
mientras que Moscú mantiene profundas diferencias con EEUU en múltiples
frentes, incluidos los conflictos en Siria y Ucrania.
En los últimos encuentros, Xi y
Putin han vuelto a mostrar su acuerdo en
temas claves como el comercio, Irán o Corea del Norte, además de firmar
acuerdos entre los que se incluyen un proyecto de cooperación nuclear de 3.100
millones de dólares y un fondo de inversión industrial de mil millones. El
primero de ellos, logrado tras dos años de negociaciones, cubre tres proyectos
y supone un ejercicio de "puro pragmatismo y un raro ejemplo de una
relación de beneficio mutuo" entre los dos países, según Gabuev.
Sobre Irán, ambos mandatarios
prometieron hacer "todos los esfuerzos posibles" para preservar el
acuerdo internacional firmado en 2015 sobre el programa nuclear que Trump
abandonó el mes pasado, un entendimiento extensible también a la península
coreana.
América
Latina: disputa por los recursos naturales
Como
se ha dicho, América latina cuenta con recursos minerales diversos, biomasa y una ubicación estratégica que le permite
salida al océano atlántico y al pacífico, así como cercanía para acceso rápido a otros
continentes; de manera que estamos hablando de un territorio
estratégica y coyunturalmente privilegiado. Eso explica porqué Estados Unidos desde 1823, con la
Doctrina Monroe, pensó a “América para
los americanos” y ya para 1828 había contribuido al desmembramiento de la
República de Colombia. Por ello Simón
Bolívar lo había profetizado: "Los
Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar América de
miserias en nombre de la libertad". Desde entonces hasta hoy las
relaciones de Estados Unidos con América latina han sido cualquier cosa menos
apacibles. Hasta el momento ha trabajado
para convertir y mantener al continente como su traspatio. Por eso entre el
siglo XIX y el XXI Estados Unidos ha intervenido, directa e
indirectamente, más de 52 veces en el
continente en casi dos siglos. Y sigue con la idea de controlar a los pueblos de América con nuevas intervenciones (sean estas
militares o injerencias políticas, como las modalidades de golpes de Estados),
de ser necesarias. Por eso hoy su participación porcentual en los gastos militares globales[9] de
los países, es mayor que los de China, Francia, Gran Bretaña, Rusia, India e
Italia, Arabia Saudita, Japón y Alemania juntas. Veamos: EE.UU con un 42,
8%; China con 7, 3 %; Gran Bretaña con 3, 7 %; Francia y Rusia con
un 3, 6 % cada uno; Japón con 3,3 %; Arabia Saudita y Alemania con 2, 8 % cada
una; India con 2,5 %, Italia con 2,3 % y otros con 25, 3 %[10].
Este
porcentaje del 42, 8 % de gastos de los Estados Unidos obedece, además, a que tiene que mantener 587 bases
militares distribuidas en 42 países del mundo, de las cuales en América Latina y el Caribe
tiene 75 bases reconocidas, sin considerar la presencia de asesores militares
en casi todos los cuarteles de esos países[11].
Además, mantener un soldado de las
fuerzas especiales cuesta aproximadamente entre medio millón y un millón de
Euros anual sin tomar en cuenta el mantenimiento del equipo bélico altamente
sofisticado que usa.
Esta Posición de la élite que
dirige al
país del Norte, hoy
va a ser más
agresiva debido a una tendencia aún presente en el continente – y pese a la
vuelta a la derecha de Argentina, Brasil y Ecuador- algunos pueblos pugnan por liberarse del yugo
de los Estados Unidos y de sus élites dominantes. En el caso de estos tres
países mencionados tenemos confianza que regresaran nuevamente, en el peor de
los casos, a gobiernos nacionalistas por la pauperización generada por la
aplicación de políticas neo-liberales y el autoritarismo del que son objetos
sus pueblos; y la conciencia política aquilatada por éstos en la experiencia
política vivida en la última década en el complejo proceso político del
continente. El desastre neoliberal en estos países, pudiera dar lugar a que estos pueblos vuelvan
la mirada hacia la experiencia con Lula, Correa y los kirchner,
en Argentina. Los procesos históricos no tienen porqué ser lineales ni
responder necesariamente a una lógica de ciclos. Sencillamente son complejos y su
tendencia se capta en la investigación de los mismos.
El
otro elemento que hará más agresivo al imperialismo norteamericano es la
disputa que China y Rusia le hacen por el control del continente. Sin embargo,
hay otros elementos generales que debilitan a los Estados Unidos, entre otros:
El sistema financiero internacional fundado en el dólar, se tambalea, se
imponen monedas regionales como fenómeno en los diversos continentes que
abandonan el dólar, insurge el BRICHS (sin Brasil) como un nuevo bloque de
poder con grandes contradicciones con los Estados Unidos, con amplio mercado para la compra-venta de
mercancías y con capacidad financiera lo suficiente como para financiar
proyectos estratégicos; se conformó la Zona de Libre Comercio: Asia Pacífica
(septiembre de 2014); la cual representa más de la mitad de la economía
mundial. Esta Zona de Libre Comercio creó el Banco Asiático de Inversiones en
infraestructura: contraparte del FMI. Asimismo, a Estados Unidos se le
dificulta mantener sus bases militares
en el mundo y sostener los gastos militares derivados de las intervenciones
directas e indirectas en otros países. Según algunos estudiosos norteamericanos
como James Petras e Inmanuel Wallerstein, Estados Unidos, socialmente
hablando, está llegando a nivel de un
país del llamado Tercer mundo.
En
el caso de China, 33 países de
Nuestramérica integrantes de la CELAC negocian con el gigante asiático y le dan
la espalda a Estados Unidos, quien, al igual que Canadá, están fuera de esta
alianza. China compra oro. Estados Unidos compra dólares. China es el II socio
comercial en Latinoamérica con un monto anual de 260 mil millones de dólares. Sólo la supera
Estados Unidos. Para la próxima década se proyecta que China pudiera llegar a
500 mil millones de dólares de inversión en América Latina. China otorgó 102
millones de dólares a América Latina entre el 2005 y el 2013 (Instituto de
Gobernanza Económica Global-Universal de Boston) y puso a disposición de la
CELAC un Fondo de 35 mil millones de dólares. Xi Jinping invertirá 250 millones
de dólares en América Latina, el próximo año. China se proyecta que para el
2030 superaría a Estados Unidos como el
mayor socio comercial de los países en el mundo. Adicionalmente, Estados Unidos
tiene una deuda con China que para 2015 alcanzaba la cifra de aproximadamente
2017 billones de dólares.
Por
otro lado, China financia, en Nicaragua,
la construcción del canal que uniría al océano atlántico con el pacífico
y el Puerto de Marielito en Cuba. En este proyecto faraónico Estados Unidos no
tiene participación. Al hacerse una realidad, le restaría importancia al canal
de Panamá. Eso explica porqué los Estados Unidos propiciaron el golpe de Estado
en Nicaragua aplicando la misma fórmula de insurgencia que utilizaron en
Venezuela con las guarimbas.
Por
otra parte, Estados Unidos tiene en su seno 47 millones de pobres mientras que
el 1 % de la población, para el 2013, concentraba el 19,3 % de los ingresos
nacionales (Buro del Censo de EE.UU, 2013). Y enfrenta serios problemas de
inmigración; no solamente con las personas adultas sino también con los niños:
para el 2013 fueron detenidos 38759 niños; mientras que para el 30 de
septiembre de 2014, estás cifras aumentaron a
68.541 menores. Casi el doble. Hoy se reforman las leyes de inmigración
para deportar a unos 52 mil menores de edad[12];
mientras que la marcha que se inició en Honduras, Centroamérica, le generará
nuevos problemas con las demandas que están haciendo.
Asimismo,
el gobierno de Donald Trump no goza de una alta popularidad en la población
norteamericana, incluyendo medios de comunicación, organizaciones sociales
diversas, población latina y negra, sectores medios, partidos políticos,
científicos, intelectuales y el partido Demócrata en contra, entre otros sectores adversos; y ha sido
catalogado por buena parte de la opinión pública norteamericana como un sujeto
muy torpe políticamente que lo pudiera llevar a cometer errores garrafales en
sus reacciones ante sus adversarios políticos.
Por su parte Rusia y América Latina han entrado en una
nueva etapa de cooperación económica, incluso de asociación estratégica, en su
proceso de búsqueda de una mayor influencia en el actual sistema de relaciones
internacionales, en opinión del economista ruso Piotr Yakóvlev. "Es sintomático que el
acercamiento ruso-latinoamericano se produce en un periodo de nueva guerra
fría, provocado, en primer lugar, por la crisis ucraniana"[13],
destacó Yakóvlev, jefe de la cátedra de Actividad Económica Exterior del
Universidad de Economía Plejánov de Moscú. Rusia y América Latina, añade el
catedrático, coinciden no sólo en que el actual orden internacional "no
permite desarrollar el potencial de los países emergentes y limita su papel en
la toma de decisiones globales clave", sino también en su visión de cómo
debe cambiar el escenario mundial.
La complementariedad de la economía rusa y la de la
mayoría de los países latinoamericanos, y la ausencia de controversias en
asuntos importantes de política internacional, abren, en opinión de Yákovlev, importantes
horizontes de cooperación.
Pese
a la influencia negativa de las turbulencias económicas globales, el
intercambio comercial entre Rusia y Latinoamérica se multiplicó por tres, entre
2004 y 2014, desde los 5.800 hasta los 17.200 millones de dólares en cifras
anuales. "América Latina se ha convertido en un importante mercado para
una serie de productos de exportación rusos", dijo el experto, que
destaca, sin embargo, que la estrategia política y económica de Moscú hacia la
región radica en promover grandes proyectos de inversión, que permitirán
renovar la plataforma de cooperación. A manera de ejemplo, Yákovlev citó la
participación del consorcio petrolero ruso Rosneft en el Plan de la Patria de
Venezuela, cuyo objetivo es duplicar la extracción de crudo, de 3 a 6 millones
de barriles diarios para 2019, y que requerirá inversiones rusas por un monto
de 65.000 millones de dólares."Hasta hace muy poco era imposible imaginar
que grupos de negocios rusos pudieran siquiera plantearse
semejantes volúmenes, colosales, de inversiones de capital en algún país
latinoamericano", apuntó. Según el economista, la apuesta estratégica que
ha hecho el Kremlin por intensificar las relaciones con los países
latinoamericanos ha sido más que oportuna, como ha quedado en evidencia tras la
adopción de las sanciones económicas occidentales contra Rusia por la crisis
ucraniana.
En efecto, "Precisamente Argentina, Brasil,
Paraguay, Chile y otros países latinoamericanos cuentan con los recursos
necesarios para sustituir en el mercado nacional los productos de los países
occidentales a los que se les ha vetado la entrada en Rusia", recalcó el
catedrático. El experto se refería al embargo a las importaciones de alimentos
perecederos procedentes de la Unión Europea, Estado Unidos, Canadá y otros
países, adoptado por el Gobierno de Rusia en respuesta a las sanciones
económicas occidentales. Sanciones que Occidente impuso por su papel en el
conflicto de Ucrania.
En 2014, el valor de las importaciones de productos
cárnicos desde América Latina aumentó en 500 millones de dólares respecto del
año anterior, dijo Yákovlev al ilustrar el incremento de la presencia en el
mercado ruso de alimentos producidos en países latinoamericanos. "Entre
Rusia y los países de Latinoamérica actúan fuerzas de atracción mutua que
permiten diseñar un algoritmo de interacción política y económico-comercial
eficaz y conferir a sus relaciones bilaterales el carácter de una asociación
madura", concluyó el economista.
Moscú apuesta a consolidar esta alianza estratégica en
lo económico para los próximos años. Una relación que, por otra parte, los
países latinoamericanos parecen recibir con beneplácito en un momento de menor
valoración de las materias primas. Rusia ha tomado varias iniciativas de
negocios en el continente. Ejemplo de ello fue el Foro Empresarial
Rusia-América Latina y el Caribe realizado el pasado 29 de octubre en La Habana;
escenario, que reunió a los directivos de sus principales empresas, además de
periodistas y políticos.
El
vice primer ministro ruso, Yuri Borísov, protagonista del foro, informó que el
comercio entre Rusia y los países de América Latina alcanzó los 14.500 millones
de dólares en 2017. Además, expresó que la relación comercial tiene visos de crecer
en el futuro y propuso que el sector empresarial ruso explore los mercados de
Cuba y el resto de América Latina "recurriendo a un modelo 'agresivo' de
negocios". Rusia va a estudiar minuciosamente las posibilidades que ofrece
el mercado latinoamericano. Moscú llegará allí para vender sus productos y
comprar todo lo que necesita en el mercado latinoamericano", dijo a
Sputnik el especialista en política internacional y director de la revista
América Latina, Vladímir Travkin[14].
Yuri Borísov indicó también que Rusia está lista
para transferir algunas de sus tecnologías únicas a los socios latinoamericanos
como forma de impulsar los lazos con la región. El político, entre otras cosas,
informó sobre la apertura de líneas de montaje de automóviles de las marcas
Ural y GAZ.
Otro gigante automovilístico ruso, AvtoVAZ, anunció
que está preparando un contrato para la entrega a Cuba de más de 500 autos de
su marca Lada que serán usados como taxis, vehículos policiales, etc. La
empresa está negociando las ventas también en Paraguay, Uruguay, Perú y
Ecuador.
La empresa rusa InterRAO Export hizo públicos, por
su parte, sus planes de construir instalaciones energéticas por valor de más de
1.000 millones de dólares. Se trata de cuatro unidades de generación eléctrica de
una potencia de 200 megavatios cada una.
Moscú y La Habana empezarán a fabricar
conjuntamente productos farmacéuticos en Nicaragua en 2019. Los funcionarios rusos
fueron enfáticos al señalar que: "Rusia no verá sus relaciones con América
Latina como algo adicional, sino que las considerará como algo muy importante
para su economía. Habrá más visitas mutuas de delegaciones y nuevos acuerdos.
Las partes seguirán cooperando en el desarrollo del transporte, en la lucha
contra el narcotráfico y contra el crimen organizado", vaticinó Vladímir
Travkin.
Igualmente,
Rusia no utiliza la cooperación con los países de América Latina con fines
coyunturales, declaró el vice primer ministro ruso durante su intervención en
una sesión plenaria del foro. "No miramos a América Latina a través del
prisma de los intereses geopolíticos, no la utilizamos como un campo de batalla
contra alguien con el fin de lograr dividendos coyunturales a corto
plazo", expresó.
Los
países de América Latina, a su vez, piensan ahora en ser más independientes en
la escena internacional para encontrar medios con los que defender sus
intereses nacionales. En este sentido, las buenas relaciones con Rusia
desempeñan un papel determinante tanto en el ámbito político como el económico,
el militar y el comercial, explicó Vladímir Travkin. "Los países de
América Latina, de México a Chile han buscado evitar, en diferentes etapas de
su historia, colocar los huevos en la misma cesta, es decir, en la cesta de
EEUU. Desarrollan sus relaciones con Washington, Pekín, Europa y, sin duda, con
Moscú", continuó.
Después
de la Segunda Guerra Mundial, diferentes fuerzas
independientes en países de América Latina han considerado a Rusia como un
contrapeso para la política de invasión de Estados Unidos, prosiguió Travkin.
Cuando Washington impone sanciones contra Moscú, los países
latinoamericanos no lo apoyan. EEUU "es el país más potente del mundo, si
bien ya está perdiendo su poderío". Está promoviendo sus intereses en las
relaciones bilaterales con otros países. Las formas en las que Washington
presiona son diferentes, ya sean políticas, militares, o incluso recurriendo a
la guerra mediática. Los ejemplos más claros serían el de Cuba, Nicaragua y Venezuela, señaló
Travkin. "En
este sentido, es correcto decir que Rusia es un socio importante, y viceversa,
porque los países de América Latina también permiten que Rusia desarrolle su
política soberana, que se basa en una actitud pragmática hacia la defensa de
nuestros intereses nacionales", concluyó.
Son diversos los acuerdos avanzados entre
Rusia y varios países latinoamericanos: Perú, firmó un acuerdo
de asociación estratégico durante la Cumbre del Clima en París (Francia).
Con Bolivia se han firmado acuerdos en materia técnico-militar. Asimismo, se han firmado
acuerdos con Nicaragua y Ecuador.
La estrategia política y económica de Rusia hacia América
Latina radica en promover grandes proyectos de inversión para renovar la
plataforma de cooperación. Según opina el economista y latinoamericanista ruso
Piotr Yákovlev, la finalidad de Moscú es llegar a ser el socio principal de la
región. Por ello, Tillerson
afirma que la "presencia creciente" de Rusia en Latinoamérica es
"alarmante", tras
alertar también sobre China, el secretario de Estado de EE.UU. aseveró que la
región "no necesita nuevos poderes imperiales". Pareciera que le
preocupa en alto grado el hecho que Rusia acreciente su presencia en el continente. Esto no es solo un
malestar del secretario de Estado de EE.UU, esta declaración se produce en un
contexto en el cual los Estados Unidos han tomado un conjunto de sanciones
contra Rusia con la excusa del conflicto en Ucrania; con lo que simbólicamente
quieren dejar claro a las demás potencias que ellos son los mandamás del mundo;
pero también puede interpretarse como una política defensiva tendente a
obstaculizar la presencia de Rusia en la Región Latinoamericana.
Pero la lucha es reñida porque los rusos se han percatado que, América Latina y el Caribe se están convirtiendo en
uno de los núcleos de un mundo policéntrico, ha declarado el canciller ruso,
Serguéi Lavrov, en una rueda de prensa tras reunirse con su homólogo de El
Salvador. No olvidemos que el policentrismo o el multilateralismo es
una política estratégica impulsada por Rusia, China y otro conjunto de países a
los fines de lograr un mundo más democrático, soberano, de paz y respeto que
supone debilitar la incidencia de los Estados Unidos con su política recolonizadora
sobre el resto del mundo.
Este es el cuadro general de los
recursos naturales del continente entre los que resaltan: minerales para hacer viajes
espaciales, petróleo y biomasa; además de otras ventajas geopolíticas y
geoestratégicas que no tienen otros; lo que hacen de América un continente
apetecible para los intereses de los Estados Unidos, de China y de Rusia. Estas
son las razones por las cuales sostenemos que América latina será el continente de grandes y
complicadas disputas entre estas potencias y sus aliados por el control
político-económico y militar del mismo que no es nuevo sino que, de ahora en
adelante, la lucha será más encarnizada. El territorio árabe, le secundaría en
esta disputa por el abundante petróleo que posee.
En el centro de esta disputa están Venezuela y
Bolivia quienes representan experiencias de vida – más allá de las críticas que
podamos hacerles- distintas a las propagadas por los apologetas del
neoliberalismo; porque su existencia está diciendo “que otro mundo es posible” y ello sería un mal ejemplo para los dueños
del capital y del mundo que han vendido a la sociedad liberal como la única
forma de vida posible. Han difundido en
el siglo XXI ese fundamentalismo construido en el siglo XVIII como algo
inmanente a los seres humanos. Han naturalizado a la sociedad liberal. Ante
ello debemos decir que no existen sociedades imperecederas. Todas tienen una
existencia histórico-concreta y los seres humanos podemos construir, creando
condiciones posibles, las sociedades que
aspiramos. No es que hay un fin de la historia que nos condena a vivir en el capitalismo
neoliberal imperialista; sino que hay
una historia sin fin.
Algunas
inferencias:
-
Por todas las riquezas y potencialidades que tiene
América Latina, las disputas entre las
potencias se agudizarán en el continente por el control de las mismas. En esta
lucha, Estados Unidos exhibe una gran potencia militar ante sus adversarios;
pero una debilidad económica por la situación en la que se encuentra el dólar y
su industria. China y Rusia, en cambio, no es desdeñable su potencia militar conocida
hasta ahora pero exhiben una gran capacidad económica junto con sus aliados. El
control político-económico del continente dependerá, en gran medida, de la
capacidad que tengan los bloques de poder en pugna para construir alianzas
duraderas que vayan más allá de los gobiernos de turno; y de la actitud que
asuman los pueblos del continente para escoger entre los proyectos políticos que esgriman los aspirantes a gobernar. La oferta no es tan amplia porque
la disputa está entre las propuestas neoliberales esgrimidas por la derecha
latinoamericana, como parte de un solo
proyecto transnacional y las propuestas populares enarboladas por la izquierda
desarrollista.
-
En el centro de esta disputa está Venezuela y Bolivia;
pero por sus riquezas y lo que políticamente ha representado para el continente
y el mundo, Venezuela será el territorio más apetecible y disputado. Estados
Unidos hará todo lo que sea necesario y recurrirá a cualquier fórmula, dentro o
al margen de la ley, para ponerle la
mano a Venezuela; mientras que Rusia y China jugarán un papel de contrapeso de
los Estados Unidos usando su poder para evitar, en la medida de lo posible,
salidas en el campo militar. Ambas potencias jugarían al desgaste económico y
social de los Estados Unidos y a la creación de una correlación de fuerzas
políticas que les sea favorable en el continente. En este campo las alianzas
serían diversas y prágmáticas.
-
Una intervención militar, directa o indirecta, de los
Estados Unidos en Venezuela pudiera generar una continentalización del
conflicto en el cual los pueblos del continente pudieran derrumbar a los
gobernantes más lacayos a la potencia del norte; y eso, aunado a los conflictos
internos y en una guerra larga, de movimiento y sostenida en la estrategia de “Guerra
de todo el Pueblo”, pudiera marcar el
inicio del fin de los Estados Unidos como potencia. Sería la primera vez que
EE.UU. pelee en su territorio y con iguales a ellos. Sobre el particular,
pareciera de vital importancia trabajar por la Unidad de los Pueblos
Latinoamericanos, con o sin gobiernos, extensiva a los pueblos del mundo.
-
Vladimir Ilich Lenin aconsejaba que las guerras de
rapiña por control de territorios y saqueo de las riquezas de los países, había
que transformarla en guerra revolucionaria de liberación, pasando a la
contraofensiva y llevarla hasta diezmar al enemigo invasor.
-
El otro escenario de disputa lo representaría el medio
Oriente por el control del petróleo.
-
Con el apoyo que brindó Estados Unidos y sus acólitos
al auto- juramentado Juan Guaidó y, seguramente, el nombramiento en el exterior de
todo un sistema institucional paralelo, en un grosero golpe de Estado, dirigido
por la potencia del norte; acto éste rechazado por el bloque de países
contrarios a la política norteamericana, esta disputa se acelera. Ello plantea
seguir de cerca el curso de este complejo proceso para contribuir a alumbrar el
camino y emprender las políticas que sean necesarias para hacer respetar
nuestra Constitución, nuestra soberanía y nuestra autodeterminación como pueblo.
NOTAS
[1]
https://mundo.sputniknews.com/america-latina/201608271063088580-oro-mineral-valioso/
[2]
CEPAL, Desarrollo de los recursos mineros en América Latina. Disponible en:
file:///D:/América%20Latina/Riquezas%20mineras/Desarrollo%20de%20los%20recursos%20mineros%20de%20América%20Latina.p
[3] Los principales proyectos mineros de Latinoamérica. Disponible en: http://www.latinomineria.com/reportajes/los-principales-proyectos-mineros-de-latinoamerica/
[4] VELÁSQUEZ, Ángel, Ataques contra
Venezuela, Constituyente y lo que pudiera venir, disponible en: https://www.aporrea.org/actualidad/a247947.html. También
consultar: www.indocracia.blogspot.com
[5] Si bien ningún organismo ni
economista de prestigio internacional ha declarado que China es la primera
potencia económica mundial actualmente, nosotros si lo sostenemos; porque desde
el 2014 en adelante el PIB anual de
China ha sido mayor que el de los Estados Unidos. Además, China ha desplazado a
Estados Unidos de algunos mercados sobre todo en productos electrodomésticos y
electrónicos.
[6] EL País.
Estados Unidos y la Unión
Europea chocan por la política de defensa. Disponible en: https://elpais.com/internacional/2018/02/13/actualidad/1518560973_645858.html
[7]
Ibídem
[8]ARANA ISMAEL,
China y Rusia apuntalan su
relación frente a los desafíos de EEUU, El Mundo, 8 JUN. 2018, Hong Kong. Disponible en: https://www.elmundo.es/internacional/2018/06/08/5b1aa595e2704e6d068b45e0.html
[9] VELÁSQUEZ,
Ángel, Gobierno
planetario, gastos militares y soberanía de los pueblos. Disponible en: www.indocracia.blogspot.com p. 5.
[10]
Datos tomados de la pág.: https://www.hispantv.com/noticias/economia/363150/gasto-presupuesto-militar-aumento-eeuu-guerra-friaestadounidense
de la clase AUSS John S. McCain
[11]
Ibídem
[12]
Navarro, Ingrid; U.N. 1
febrero de 2015, p. 42
[13] El
Mundo. Rusia apuesta a ser
el socio principal de América Latina. Disponible en:
https://www.elpais.com.uy/mundo/rusia-apuesta-socio-principal-america-latina.html
[14]
Sputnik. Rusia y América latina, socios y amigos para siempre. Disponible en: https://mundo.sputniknews.com/politica/201810301083095404-relaciones-bilaterles-entre-rusia-y-america-latina/