NOTAS PARA ENTENDER LAS EXPRESIONES DEL FASCISMO EN VENEZUELA
“La ignorancia es el
más perfecto
caldo de cultivo del
fascismo”
Luis
Brito García
Por:
Ángel Custodio
Velásquez
No
es una ficción ni una paranoia, es una realidad: el fascismo avanza en Venezuela con algunos remozamientos
de sus tesis originales y se expresa cada día en el ejercicio político de sectores partidistas de la oposición
venezolana.
1.
El fascismo nació en Europa consustanciado con el desarrollo del
capitalismo
En efecto, el fascismo como fenómeno político apareció en la primera mitad del Siglo XX, como respuesta
de la burguesía internacional a la crisis de sobreproducción, recesión
económica y quiebre de múltiples empresas en el plano internacional; expresión histórico-concreta de la aplicación
desde el siglo XVIII en adelante de las tesis
del liberalismo clásico
hegemónico para la época. Esto, aunado a las tensiones políticas
generadas por el desarrollo de los monopolios en países como Inglaterra,
Alemania, Italia y Japón que requerían
de nuevos territorios y mercados para seguirse expandiendo, dio lugar a confrontaciones bélicas que
llevaron a una inusitada carrera armamentística en el mundo. En ese contexto,
el desarrollo industrial se explayó y permitió una fuerte industria militar,
propugnada por los EEUU, que se mantuvo a lo largo del Siglo XX. Como reacción a la crisis y a las expresiones
políticas contrarias al status quo, surgió un tipo de pensamiento que
asignándole todas las responsabilidades al capitalismo liberal, y como
respuesta a los avances de la URSS en el mundo, propuso una nueva forma de
ejercer la política sustentada en el terror y el sometimiento por la fuerza de
la disidencia. Así, el fascismo emergía en Europa. Por tanto, el fascismo es un
movimiento político y social de corte totalitario y nacionalista nacido en Italia
de la mano de Benito Mussolini tras la finalización de la Primera Guerra
Mundial y tuvo expresiones similares en
la Alemania de Adolfo Hitler y la de Francisco Franco, en España. Etimológicamente,
el término Fascista proviene del italiano fascio (‘haz, fasces’), y éste a su
vez del latín fasces (plural de fascis).
Además, el fascismo fue propuesto como una tercera vía ante las
democracias liberales, como la estadounidense y el socialismo de la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y debe verse como un momento particular del desarrollo del
capitalismo en Europa y la diversidad de formas políticas que éste ha
asumido desde su nacimiento hasta el
presente para superar sus propias limitantes y problemas. El fascismo es un
componente histórico más del capitalismo y una forma de gobierno específica que
las clases dominantes utilizan como
salida política, en momentos de crisis graves, para acabar con la
oposición de los trabajadores manuales e intelectuales y demás sectores
explotados de la sociedad. Sebastián Balfour en su libro La dictadura, los
trabajadores y la ciudad refiriéndose a la situación de la clase trabajadora durante
el franquismo, lo grafica con mucha claridad: " (…) el principal objetivo
del nuevo orden fue restaurar plenamente el sistema capitalista en fábricas,
minas, oficinas y haciendas y asegurar que nunca más sería amenazado por un
levantamiento social", pese a la fraseología demagógica del nazismo. El
gobierno de Hitler, el de Mussolini y el de Franco fueron consecuencia de la
reacción de sectores decisivos de la clase dominante y de la máquina estatal
para aplastar toda resistencia de los trabajadores, que se negaban a pagar la
crisis que los propios dirigentes habían creado.
2.
Principales características del fascismo en el siglo XX
El
fascismo en el siglo XX presentó varias características entre las que
destacamos:
- Se basa en un Estado todopoderoso que dice encarnar el espíritu del
pueblo. La población no debe buscar nada fuera del Estado que está en manos de
un partido único. El Estado fascista ejerce su autoridad a través de la
violencia, la represión y la propaganda, incluyendo la manipulación del sistema
educativo.
- Su proyecto político es instaurar un corporativismo estatal totalitario
y una economía dirigista, mientras su base intelectual plantea la sumisión de
la razón a la voluntad y la acción aplicando un nacionalismo consustanciado con
componentes victimistas o revanchistas que conducen a la violencia, ya sea de
las masas adoctrinadas o de las corporaciones de seguridad del régimen, contra
los que el Estado define como enemigos por medio de un eficaz aparato de
propaganda; aunado a un componente social interclasista, y una negación a
ubicarse en el espectro político (izquierdas o derechas), lo que no impide que
habitualmente diferentes enfoques ideológicos proporcionen diferentes visiones
del fascismo.
- El líder fascista es un caudillo que aparece por encima de los
hombres comunes. Se trata de liderazgos mesiánicos y autoritarios, con un poder
que se ejerce de manera unilateral y sin ningún tipo de consulta a las mayorías.
-
En el aspecto
organizativo, el fascismo ha tenido gran aceptación en la llamada clase media
de la sociedad. El historiador Charles Maier señala que hacia 1927, 75% de los
miembros del partido fascista italiano pertenecía a la clase media y media
baja; sólo 15% era obrero, y 10% pertenecía a las élites, que sin embargo, por
las altas posiciones que ocupaban en el partido, fijaban sus objetivos y
políticas. Algo parecido sucedió con el nacionalsocialismo alemán.
-
En
Alemania, el fascismo está asociado al nazismo: movimiento que tuvo un fuerte
componente racial, promulgaba la superioridad de la raza árida y buscaba el
exterminio de otras colectividades, como los judíos, gitanos y negros.
-
El
funcionamiento del movimiento fascista se basa en la confrontación directa en
las calles y el control de las mismas: no es casualidad que, tanto el partido
nazi catalán Estat Catalá, como el partido de Le Pen en Francia, de corte nazi,
salgan unos el 11 de septiembre con sus uniformes y su actitud marcial. Los
nazis hacen esto para: aterrorizar con sus marchas militares a la gente que no
está de acuerdo con ellos, presentarse
como algo importante y convencer a las clases medias y al lumpen de unirse a
ellos. En palabras del nazi Goebbels: "Quien controla las calles conquista
las masas, y quien conquista las masas controla el Estado."
-
El
fascismo necesita dos factores principales para tomar el poder: el apoyo de un movimiento
reaccionario de masas en la calle y el de la clase dirigente (empresarios,
organismos represores e Iglesia incluidos). Y no se hacen con el poder sobre la
base del argumento sino a través del
terror. Su medio principal no es el parlamento, aunque eso no significa que no
lo aprovechen. Su medio es la confrontación de su base contra toda organización
que no acepte sus planes totalitarios.
- El fascismo es un matrimonio inseparable entre el gran capital y el Estado;
donde los intereses del gran capital lo equiparan a los de la sociedad y tratan
de naturalizarlos. Además, el Estado funge como brazo armado del capital.
Aterroriza y manipula a la llamada clase media a la que regularmente llama a
“recuperar su status”; a los lumpen y algunos sectores pobres con la crisis económica y las
enrola como paramilitares para reducir por la fuerza bruta a socialistas,
sindicalistas, obreros, campesinos y movimientos sociales. Gobierna para las
aristocracias. Sus dirigencias provienen de las clases altas e instauran
sistemas jerárquicos y autoritarios. El fascismo es racista. Sacrifica a sus
fines a los pueblos y culturas que desprecia.
- Los fascistas copian consignas y
programas revolucionarios. Mussolini se decía socialista, el nazismo usurpó el
nombre de socialismo y se proclamaba partido obrero; en su programa sostenía
que no se debía tolerar otra renta que la del trabajo. Igualmente, roban los
símbolos de movimientos de signo opuesto. Los estandartes rojos comunistas y la
cruz gamada, símbolo solar que en Oriente representa la vida y la buena
fortuna, fueron confiscados por los nazis para su culto de la muerte. Sobre la
usurpación de símbolos y programas por parte del fascismo, el Periodista Freddy
Fernández refiere que en
una entrevista un periodista inglés le
preguntó a Adolf Hitler por qué llama socialista a su partido si no lo es; a lo
que Hitler respondió: “Porque el socialismo hay que arrebatárselo a los
comunistas". Hitler terminó siendo”un idiota sin discurso”. Criticaba todo
y no proponía nada. Algo parecido hace Radonsky en Venezuela. Hitler le costó a
Europa 50 millones de vida. Radonsky lleva 11 sin ser presidente. La alta jerarquía eclesiástica ha apoyado al fascismo. Franco y Pinochet
fueron idolatrados por la Iglesia. Promueven la xenofobia y viven en “un estado
de guerra permanente”.
-
El fascismo es conservador,
niega el arte y la cultura y todo lo que huela a transformación. El fascismo no
inventa, recicla. Piensan que el pasado siempre fue mejor y se aferran a viejas
costumbres y creencias. Rechaza el pensamiento crítico y le teme a la diferencia cultural, étnica y social.
3.
Capitalismo y neo-fascismo
en el siglo XXI
El
fascismo (o neo-fascismo) del Siglo XXI se caracteriza por:
-
La utilización
de los medios y de la comunicación política para extender sus lineamientos y
acciones; oculta sus características ideológicas de “derecha”, evitando
declararse abiertamente a favor del capital y asimila las banderas políticas de
la izquierda: derechos sociales, reivindicación de lo popular-colectivo, entre
otras cosas.
-
Organiza
acciones violentas en forma sistemática
cuando así lo considera, para generar retrocesos en la acción colectiva
emancipadora. Genera “terror” hacia lo
popular, como una amenaza que agrede las formas de vidas y el statu quo de los
sectores propietarios e históricamente dominantes.
-
Diseña y
difunde matrices de información manipulada y repetida hasta la saciedad, que se
convierten en justificación de la acción violenta mimetizándola como acción por
la “libertad y la justicia” y el progreso.
-
Según la
doctrina tercerposicionista, el fascismo no es de izquierda ni de derecha, ni
capitalista ni comunista, ya que sería una idea totalmente original; sin
embargo, en la práctica es una fusión sincrética de varias ideas políticas:
proyectos, discursos, etc. aglutinadas bajo el nacionalismo unitario y autoritario. El neofascismo y el neonazismo
repiten actitudes de los movimientos originarios (violencia, autoritarismo),
mientras niegan o minimizan los crímenes cometidos por esos grupos en el pasado
siglo XX.
-
El Fascismo
nutrió el pensamiento capitalista-liberal exacerbando las ideas de Orden,
Progreso, Justicia y el pensamiento único-totalitario y utiliza la propaganda
como instrumento político de control. La “masificación” de los colectivos, bajo
las ideas que concluyeron en el planteamiento de la “universalización cultural” como parte del
gobierno planetario, son una nueva forma de fascismo, muy bien camuflada para
que no se produzcan reacciones colectivas contra ellas. En el fondo, el
propósito sigue siendo el mismo: apropiarse de la plusvalía que producen los
trabajadores manuales e intelectuales como base de la acumulación de la riqueza
que amasan los sectores propietarios.
4.
El fascismo en la Venezuela del siglo XXI
El
fascismo que crece en Venezuela, forma parte del pensamiento que avanza y se
hace hegemónico hoy en el mundo. Se trata de la conformación de un gobierno
planetario que utiliza a la ONU como un supra-estado transnacional; y demás instituciones internacionales como el
FMI, la UNESCO, la OTAN, el BID, el BM, la OMC, entre otros, para desarrollar e
imponer sus políticas recolonizadoras fundadas en un pensamiento único,
totalitario; una sola religión, una sola visión
del mundo, un solo patrón de consumo, en fin, ampliar la episteme
fundada en la cultura del capital y del capitalismo, en sus principios y
antivalores. Para ello utiliza mensajes que consisten
en “manipular la visión del mundo de
los receptores y lograr al final que acepten intelectual y emocionalmente como
"natural" un status quo
social, cultural y político en el cual siempre queda bien definido quienes
mandan y quienes obedecen, quienes son los que tienen "la sartén por el
mango" y quienes no la tienen. Los
medios de comunicación van suministrando
informaciones manipuladas, creencias,
sistemas de valores, esquemas éticos y estéticos, que modelan nuestra
percepción de "como es el mundo", nuestra cosmovisión. Así es que se establece el mejor sistema de dominio posible:
Lograr que los dominados piensen y vean
el mundo con los ojos de los dominadores. En este proceso, como parte de la Guerra de IV Generación, las redes
sociales y las grandes transnacionales de medios (CNN, DW, RTE,
RAI, RTF, etc.,) juegan un principalísimo papel en su accionar
por la conquista de la mente humana.
En
Venezuela, el capitalismo liberal de la segunda mitad del siglo XX, se articuló
con la democracia representativa, rentística- bipartidista; y el modelo
parlamentarista de Olivero Cromwell (1648) y los principios de
la Revolución Democrático-burguesa en Francia (1789), para crear “una ilusión de armonía”. Todo el Estado buscó en su
accionar “desaparecer” el conflicto. Según ellos, en Venezuela fuimos “totalmente felices”. Con
ello, se ha tratado de borrar del imaginario colectivo la violencia sistemática
del Estado liberal-burgués hacia los sectores populares y revolucionarios
durante las décadas de los ’60, ’70 y ’80 del siglo XX. La violencia fue el
expediente de los sectores dominantes y propietarios para mantenerse en el
poder. Pero la “ilusión de armonía” se quebró con dureza con el “venezolanazo” del 27 y 28 de febrero de 1989 y la Rebelión
Militar de 1992. Sin embargo, ya para los años noventa, hubo en
Venezuela un movimiento claramente fascista llamado Tradición, Familia y
Propiedad al cual pertenecieron Henrique Capriles Radonsky y Leopoldo López,
dos de los principales fundadores y líderes del Partido Primero Justicia,
miembro de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). El fascismo, actuando como movimiento “talla única”, se ha
ajustado a las lógicas de dominación, subordinación, manipulación y control que
ha impulsado el capitalismo en el tiempo, sin perder su carácter de dominación de clase.
La difusión de este pensamiento en el mundo fue facilitada a
partir de los años ’80 con las convergencias tecnológicas de las TIC y la
informática que impulsaron la industria satelital. En Venezuela se exacerbó a
partir del triunfo del Presidente Hugo Chávez Frías y el impulso de la
Revolución Bolivariana.
En
efecto, Chávez convirtió la política en
un frente de liberación. Mandar-obedeciendo se contrapone a la lógica de
mandar-mandando. La primera significa que se ejerce el poder no para el propio
beneficio, sino como una acción colectiva de co-responsabilidad entre quién
otorga el mandato (poder constituyente) y quién recibe ese mandato (poder
constituido). La lógica de mandar-mandando contraviene ese sentido.
Mandar-mandando se traduce en que el poder constituido se impone sobre el poder
constituyente. No hay delegación ni vínculo de construcción colectiva.
Por
ello, Chávez fue objeto del odio fascista de la clase media en Venezuela, que
tradicionalmente negó su condición étnica y se dejó “seducir” por la ilusión de
armonía. La clase media, que fue beneficiada por las políticas sociales durante
mucho tiempo, que se le posibilitó su ascenso social a través del uso de la
renta petrolera, negaba sus orígenes humildes y se asumió diferente al resto de
los venezolanos. Cuando con Chávez dejó de ser sujeto esencial de la política
del Estado, comenzó a desarrollar un “odio fascista” hacia el “otro”, al que
asumió deshumanizado, iletrado, inculto, casi salvaje. Las expresiones “hordas”
“chavista ordinario”, forman parte de la simbología lingüística usualmente
empleada para expresarse hacia los colectivos que se movilizaron y generaron
una infinidad de triunfos electorales a Chávez: 17 victorias de 18 eventos
electorales entre 1998 y 2013.
Para las elites dominantes, dueñas de los
medios de comunicación, que bombardean con representaciones de lo social, lo
cultural y lo político a los venezolanos, los cuales “viven” esclavizados de
las Pantallas (Televisor, celular, computadoras), la Revolución Bolivariana es
un “peligro” para su propia existencia. El pensamiento discriminatorio,
fascista, toma cuerpo en primer lugar en la clase media, la cual percibe más de
cerca lo que considera una terrible amenaza. Encantada, mirando hacia la
inalcanzable clase superior, le horroriza el surgimiento de las clases
inferiores de las que huye. Es la clase social y económica que más
profundamente cree en la necesidad de las diferencias sociales. Sin argumentos
profundos, la necesaria diferenciación
social la apoya en argumentos racistas y académicos.
Este terror a la igualdad, de la que huye
despavorida la llamada clase media, es un excelente caldo de cultivo para la
única clase que tiene razones para temerle: la gran burguesía o la oligarquía
agraria. Todo el poderío propagandista de la “clase superior” es volcado sobre
la vulnerable clase media, explotando las carencias psíquicas de su
inconsciente. El mensaje, repetido insistentemente, está siempre referido a la
exaltación de valores como el éxito por la “competencia”, el “esfuerzo propio”
y la “superación personal”, tan caro a este segmento de población; tanto como a
la presentación del pueblo como “horda despreciable”, culpable de su propia
situación, flojo, pedigüeño, irresponsable, sin méritos para acceder a lo que
con tanto esfuerzo y sacrificio obtuvieron ellos.
Por
eso las máximas expresiones del odio fascista del Siglo XXI se dieron en las
cercanías de sectores de la clase media, que ven como un peligro la existencia
“diferente” del otro, el cual recibe atención, educación, salud, que se
convierte en sujeto de pleno derecho y que es un ciudadano en potencia. El
Fascismo del Siglo XXI debe tomar la calle violentamente para evitar esa
“ciudadanización” de la política. Debe retrotraer la política a la vieja
violencia inmovilizante de otrora y que la participación sólo se restrinja a un
momento electoral.
Un sujeto protagónico, capaz de definir su
propio rumbo a través de la herramienta del poder popular es una amenaza para
el statu quo del pensamiento capitalista, pues es cada día más consciente de la
explotación a la cual es sometido constantemente y ante la cual, el Estado a
través de la democracia participativa y protagónica, le ha dado más
instrumentos y herramientas para la lucha en términos de clase.
Así, la llamada clase media vive entre dos angustias: la de saber que le
es muy difícil elevarse hasta la élite y lo fácil que es empobrecerse. En los
Estados Unidos y Europa, hoy en día con altas tasas de desempleo, desalojadas
de sus viviendas y sin futuro. Lo único que les resta a esos sectores sociales
es la defensa de su identidad, el sentir que por mucho que se empobrezcan son
distintas de la clase obrera o de los simples pobres, a los que odian. Entre
los más racistas de Estados Unidos se encuentran algunos blancos pobres,
obsesionados por el temor de descender a un nivel inferior: al de los hispanos
o los negros. Las élites los convencen de que la violencia fascista es el único
medio de evitar el desclasamiento. Las bases sociales del fascismo siempre
fueron las pequeñas burguesías a quienes se aterrorizó con la amenaza de que
acabarían siendo proletarias.
Ante eso, el Fascismo en Venezuela propende a
tomar la calle, a ejercer la violencia en toda su expresión y se enmarca en una
estrategia de ocultamiento de su propia violencia. Ella no existe, es solo la
concreción de un “deseo de libertad”, de una expresión de “justicia”, es la
concreción de “mi derecho político”, ante un Gobierno “Tiránico”: el “¡régimen!”.
Es decir, los elementos negativos que experimenta la clase media, se los
endilga a un “otro” externo a ella, penalizando y transformando a la víctima en
culpable. Es eso lo que sucedió con los
11 venezolanos asesinados el pasado 14-A. “Son víctimas de la propia violencia
de la Revolución Bolivariana”. No son víctimas del Fascismo de Capriles y sus
estrategias comunicacionales de terror que incitan al odio y la violencia.
En
resumidas cuentas, el fascismo en Venezuela se expresa, entre otras cosas, en:
-
Retomar
las viejas ideas de orden, progreso y
justicia: “hay un camino hacia el progreso” con las que se impuso el capitalismo en Europa
y asumido por Capriles en Venezuela, en
las dos últimas campañas electorales.
-
Utiliza
como base social a la llamada clase media esquizofrénica: aspiran vivir como
ricos y se aterran ser pobres, ser igualados a los que ellos consideran
inferiores, viven endeudados para mantener la apariencia de ricos, fetichizan las tarjetas de crédito y la moda
“para estar al día”; por lo general, son de bajo coeficiente intelectual, de
pensamiento lógico-formal y de su “desgracia” es culpable un “otro” no ellos. Son
altamente consumistas y utilitaristas. Toda la culpa de todo se la endilgan al
gobierno y la cúspide de sus sueños es vivir en Miami u otra parte de los
Estados Unidos. A esta base social también se suman sectores lumpen, un
sifrinismo popular (pobreza subjetiva) y desclasados sociales.
-
Utilización
de los medios de comunicación, nacional e internacional, como instrumentos de
control y manipulación de la conciencia de su base social localizada en los
sectores medios de la población y algunos sectores pobres, con mensajes
diseñados para generar psico-terror en estos sectores, dirigida al cerebro
reptil de ellos para motivar actitudes irracionales que se expresen en odio y
violencia hacia el otro pero la ocultan endilgándola al chavismo. Igualmente,
usan los medios para mentir, producir medias verdades y sobre todo, desconocer
los logros del gobierno. Cuando están ante situaciones evidentes, señalan que
“es un montaje” o “una manipulación del gobierno”. Con ello han enfermado
psíquicamente a buena parte de su base social y las ha disociado; pero también ha generado dudas
en el resto de la población, incluso, en algunos sectores del chavismo en torno
a la viabilidad del Proyecto Político que se adelanta a través del Presidente
Nicolás Maduro.
-
Politizan
la delincuencia organizando bandas delincuenciales en barrios y urbanizaciones,
uso de los PRANES en las cárceles para generar situaciones de violencia;
organizan el sicariato para exterminar líderes sindicales, campesinos y, en
general, líderes sociales (más de 220 asesinatos) que demanden reivindicaciones
ante el capital y la propiedad privada. De igual forma, asesinan a
personalidades del o cercanas al gobierno nacional.
-
Hacer
aparecer a los revolucionarios como sectores ignorantes, incapaces para dirigir
el Estado y el gobierno, ciudadanos de segunda y torpes en sus actuaciones
políticas. En ese orden, tratan de descalificar al Presidente diciéndole
autobusero, “bruto”, “ignorante”, entre otros epítetos.
-
Uso
de los símbolos de los revolucionarios: colores, la bandera nacional, la música
y a cantores revolucionarios como Alí Primera; utilización de propuestas,
discursos y consignas de la Revolución Bolivariana. Y usan el parlamento para
torpedear la aprobación de leyes que beneficien al pueblo.
Como
es notable, las expresiones del fascismo en Venezuela en el siglo XXI
encarnadas, sobre todo, en el partido Primero Justicia, son muy similares a las
del fascismo europeo del siglo XX. Si estas son las tesis políticas que
predominan en la MUD por las imposiciones
de la ultraderecha de los Estados
Unidos a esta organización, a través de Capriles Radonsky y sus operadores
políticos, es imposible que esa organización pueda proponer un proyecto
Político Democrático a los venezolanos. Esto explica que Primero Justicia, apoyado en la MUD, desarrolle y busca imponer definitivamente un proyecto
fascista; lo que sería fatal para el pueblo de Venezuela acostumbrado a vivir
en paz y libertad, sin violencia y con niveles significativos de bienestar
social. El fascismo acabó con el Estado
de Bienestar en Europa. La MUD acabaría con el Estado Social de Derecho y de
Justicia en Venezuela. Ya esto lo empezamos a vivir con las políticas de
acaparamiento de la comida, especulación de precios, psico-terror de algunos
medios de comunicación manipulando el cerebro reptil de los venezolanos, guarimbas,
movilizaciones de calles, entre otras cosas, que vienen haciendo los grupos
económicos que siempre se han creído dueños del país.
Finalmente, el
Fascismo del Siglo XXI tiene la meta, en
lo nacional, de penetrar y desmontar toda la estructura de apoyo social y
popular que ha levantado hasta ahora la Revolución Bolivariana y, con ello,
detener el avance de ésta en el continente y el mundo, como referencia y
esperanza de los pueblos para alcanzar una sociedad al servicio de las mayorías.
Para ello el impacto de la violencia y la contundencia de la misma, a través de
una acción sistemática es clave para
generar una inhibición del movimiento popular, que se debe someter ante el
“miedo” y con ello pasar de la acción a la inacción, que sólo permitirá que la
acción colectiva del fascismo se imponga. Esta estrategia es adelantada con
apoyo de los medios de comunicación privados
nacionales e internacionales. En lo internacional, se trata de acabar
con esta nueva experiencia de construcción del socialismo, imponer el régimen
del capital, apropiarse del petróleo, las reservas de agua y la biodiversidad
existente en el planeta y para ello han puesto en práctica el Plan del Club
Bilderberg (los dueños del planeta) para el mundo en los próximos 150 años,
conocido coyunturalmente, como el Plan Kerry impulsado por los imperialismos
para apropiarse de la mente humana y materializar el proyecto de recolonización
del mundo. Es a este monstruo que enfrentamos.